Sucedió en Coahuila

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Sucedió en Coahuila

En su nacimiento fue llamada Malinalli en honor a la diosa de la hierba, según cuentan los historiadores. Fue concubina de Hernán Cortés, y se convirtió en la madre simbólica del mestizaje al dar a luz al hijo de éste. Entonces, los nativos la llamaron Malitzin, que se tradujo como “noble prisionera”; sirvió además de intérprete y consejera del conquistador español. Estereotipo de la traición para unos; víctima del choque cultural para otros, la figura de la Malinche es evocada para referirnos a la proclividad a lo extranjero frente a lo nacional; a lo que no es nuestro, pero anhelamos tener y admiramos, sin que necesariamente sea mejor que lo propio. El “malinchismo” es la enfermedad del presente, dijo el cantautor Gabino Palomares, en la canción “La Maldición de la Malinche”, que hicieran famosa en 1978 Amparo Ochoa y los Folkloristas.

El pasado viernes entró en operación el parque de generación de energía eólica más grande de México y uno de los más modernos del mundo. Se inauguró en General Cepeda, aquí muy cerca de esta capital. Si el acontecimiento se hubiese registrado en algún lugar de los Estados Unidos, en Francia, Alemania o el Reino Unido, seguramente los espacios informativos, periódicos y redes sociales se inundarían con la noticia; los columnistas harían una completa reseña aderezada con sus certeras  opiniones, y las personas del lugar lo comentarían en sus pláticas de sobremesa. Pero no, sucedió nada más y nada menos que en Coahuila, y nos guste o no, en nuestro País lo bueno se cuenta poquito y para algunos ni siquiera cuenta.

El referido acto fue el motivo central para que el Presidente de la República hiciera su visita número 12 a estas tierras. Como en anteriores ocasiones, el mandatario destacó a Coahuila como un referente nacional por varias razones: el efectivo combate a la delincuencia, que ha permitido que hoy la entidad tenga otro rostro; el sostenido desarrollo económico, con la histórica generación de empleo y el liderazgo en materia de exportaciones; y ahora, nuestra patria chica es referente por su aportación a la generación de energías limpias. “Coahuila es un estado que ha sabido vencer al desierto; ha sabido sobreponerse a esta condición particular y ha sabido generar riqueza y desarrollo”, dijo el presidente Peña en su discurso. ¡Sí, mamá, de nuevo las y los coahuilenses fuimos puestos como ejemplo!, habrá a quien esto no le cause orgullo, pero a mí sí. Y es que contar con un parque eólico de esas dimensiones no es cosa menor, como tampoco lo es la inversión aplicada a este importante proyecto energético. 358 millones de dólares (algo así como 6 mil 800 millones de pesos) fue la cantidad destinada por la empresa portuguesa EDP Renovables e Industria Peñoles, para la construcción y operación del gigantesco complejo, que consta de 95 aerogeneradores. Cabe mencionar que cada “ancheta” de esas tiene un peso cercano a las 300 toneladas.

Pero más allá de la impresionante inversión o el tremendo peso de las turbinas instaladas en el semidesierto coahuilense, debemos destacar que Eólica Coahuila generará electricidad a partir de una fuente de energía limpia y, con ello, se evitará la emisión de 480 mil toneladas de CO2 al año, lo que indudablemente repercutirá en importantes beneficios para la protección del medio ambiente. Como si esto fuera poco, ya se anunció que en los próximos tres años habrá nuevas inversiones de este tipo en nuestro estado, con lo que prácticamente se duplicará la electricidad que hasta ahora se genera en Coahuila. Vendrá después la explotación de los hidrocarburos no convencionales que abundan en el subsuelo coahuilense, mientras que el carbón seguirá adquiriéndose por parte de la CFE a los productores locales, con lo que se garantizará la subsistencia de miles de empleos en la Región Carbonífera.

Aquí en confianza, la Reforma Energética ha dejado sentir sus efectos positivos. Pero los logros no son producto de la casualidad. Las inmejorables condiciones naturales de Coahuila y la visión de su Gobierno hoy generan frutos innegables. Rubén Moreira le apostó a incrementar la competitividad estatal por todos los frentes, y para eso supo coordinar esfuerzos con el Gobierno de la República y con importantes inversionistas. Ante este hecho, cobra especial vigencia la frase pronunciada por el escritor estadounidense James Freeman Clarke: “Un político piensa en las próximas elecciones; un estadista piensa en las próximas generaciones”. Hoy tenemos el parque eólico más grande de México y seguimos creciendo; nada mal para Coahuila, ¿no creen?