Subirse al tren
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Subirse al tren
Este fin de semana ocurrió la 91º entrega de los Oscares en Los Ángeles, California. El evento más importante del cine a nivel mundial. Como mexicanos fuimos dignamente representados por Alfonso Cuarón y su película “Roma”. Casi desde principios del año ha sido el tema en diferentes programas de espectáculos y noticiosos, no sólo por el contenido de la película sino por las reacciones de otros artistas al respecto de las nominaciones, en especial la de Yalitza Aparicio, quien interpreta el papel principal de Cleo como trabajadora doméstica, al señalar que no tener experiencia o estudios en actuación por ser primeriza en este ámbito.
Sin embargo, las muestras de apoyo para el director y la actriz fueron más; hasta en redes sociales se acuñó el término “cuaronistas” y hubo un sinnúmero de memes e imágenes al respecto.
Antes de la entrega, Yalitza Aparicio salió en diferentes portadas de revistas de renombre a nivel mundial, como son Vogue y Hola, por mencionar algunas. Volviéndose en pocas semanas una de las celebridades más importantes en la alfombra roja.
El resultado ya lo sabemos, Yalitza Aparicio no ganó el Oscar a mejor actriz, ni “Roma” a mejor película. Se llevó algunos otros como Mejor Director, Mejor Fotografía o Mejor Película Extranjera.
¿Qué sigue? Mucho se ha hablado de que el cine mexicano está en su mejor época, equiparable con la de oro de Pedro Infante. Sin embargo, me parece interesante detenernos un segundo para analizarnos como sociedad mexicana.
Un momento cumbre de la entrega de los Oscares fue cuando Guillermo del Toro le entrega a Alfonso Cuarón el Oscar a Mejor Director: sus facciones, su sonrisa y su emoción nos dejan una gran lección; triunfar sí se puede hacer acompañado y se disfruta más. En un país donde frases como “el que no tranza, no avanza” o “no se trata quién seas sino a quién conozcas” hablan de que el éxito lo consigue sólo quien pasa encima de alguien más y se aprovecha de las relaciones sociales que tiene para alcanzarlo.
Yalitzia nos da otra gran lección como sociedad: aférrate a tus sueños y lánzate cuando los tengas enfrente sin miedo, no importa que no tengas las relaciones sociales para hacerlo.
A pesar de las críticas recibidas ella ha aprovechado su popularidad para meter en la agenda de la política pública un tema pendiente: las trabajadoras domésticas y sus derechos. Además de enaltecer sus orígenes indígenas y recordarnos nuestra historia, nuestras raíces y de dónde venimos.
El problema es el siguiente: ¿qué pasará ahora que no ganó el Oscar, después de su primera película? Como mexicanos hacemos virales en cuestión de horas una noticia, una persona, una situación (agradable o no), en este caso lo hicimos con Yalitza, “nos subimos al tren”, como se dice en la arena de las redes sociales, y subió como la espuma. El dilema ahora radica en sostenerse y le demos como sociedad la oportunidad de consolidarse en el cine.
Esta es una invitación permanente a no sólo “subirnos al tren” de las redes sociales con cuál o tal persona o situación, sino para apoyar el talento y los sueños de nuestros connacionales, disfrutar el éxito juntos. Necesitamos buenas noticias todos los días, y hay muchos #CiudadanosdeTiempoCompleto haciendo su chamba allá afuera, celebrémosla.
@garciacecy_