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A subir el volumen con ¡Mamma Mia!; toda la cursilería y amor por Abba
Calificación: 7.5 de diez
Esta película hace una cosa: subir el volumen. Así que puede haber dos reacciones, o nos tapamos las orejas y le gritamos a nuestro vecino que le baje, o disfrutamos la melodía y nos ponemos a bailar. No hay de otra. Si le gustó “Mamma Mia!” (2008), le va a fascinar “Mamma Mia! Vamos Otra Vez” (“Mamma Mia! Here We Go Again”). Si no le gusta ni Abba, ni la cursilería intensa, ni los musicales, esta secuela no hará absolutamente nada para ganarse su corazón de piedra. Aunque quién sabe, tal vez la magia de la “reina danzante” le llegue al fondo del pecho y al ritmo de un “su-pa-pa tru-pa-pa” le pinte una sonrisa en el rostro. Bueno, seamos honestos, no es probable que eso ocurra, pero lo cierto es que esta cinta tiene mucho encanto y le entra de lleno a lo que es y se espera de ella. Más música, más personajes, más canciones, más melodrama, mucho más de todo en una especie de collage barroco que malabarea sus numerosos elementos con mucho cuidado. Como su predecesora, no es más que un musical bobo y se entrega sin condiciones.
Donna Sheridan (Meryl Streep) ha muerto. Su hija Sophie (Amanda Seyfried) reabrirá su hotel en la isla griega de Kalokairi y está preparando una fiesta para su inauguración, a la que invitó a dos de sus “tres padres”, Bill (Stellan Skarsgård) y Harry (Colin Firth), porque el tercero, Sam (Pierce Brosnan) ya vive ahí. También a las amigas de su mamá, Tanya (Christine Baranski) y Rosie (Julie Walters). Por otro lado, Sophie tiene algunos problemas con su esposo Sky (Dominic Cooper), quien está en otro lugar donde le ofrecieron un trabajo y es probable que no llegue para el gran evento. Así las cosas en el presente, porque en flashbacks al pasado vemos a una versión joven de Donna, interpretada por Lily James, junto a versiones jóvenes de sus dos amigas y los tres posibles padres de su hija. Todo esto aderezado con canciones de Abba, algunas que ya se usaron en la película anterior, como la que da nombre a la cinta, así como “Super Trouper” y “Dancing Queen”.
Los musicales son uno de esos géneros de los que si uno no es muy adepto, es poco probable que lo disfrute en algún momento de la vida. Mucho más tratándose de “Mamma Mia!”, que ahora no sólo es una, sino dos películas que uno bien podría considerar de mala calidad, por sus intensas dosis de empalagosa miel, sus tramas tontas y personajes plásticos y superficiales. Así pues, si no sólo no le agrada que los personajes se pongan a cantar de la nada, sino que no es muy fan de Abba, ni tampoco de las historias que sólo pretenden agradar y ser simpáticas, sin peligro alguno para sus protagonistas, entonces no es muy recomendable que entre a ver “Mamma Mia! Vamos Otra Vez”. Yo estoy consciente de que estas dos películas no son “buenas” en un sentido estricto, pero puedo apreciar porqué agradarían a alguien. Su encanto kitsch, ese mal gusto e intensidad que no pide perdón y que de alguna forma tiene carisma. Es un pretexto estúpido para escuchar canciones de Abba, interpretadas por un elenco bastante sobresaliente.
Estamos hablando de una película cuyo conflicto central es si llueve y se arruina la fiesta de inauguración de un hotel. No creo que ni los fans de la primera parte hayan pedido esta segunda que es, a su vez, una precuela innecesaria, al contar todo el viaje de la mamá para descubrir dicho hotel y cómo se acostó con tres hombres en el camino. ¿De qué nos sirve esto? ¿Qué nos aporta el pasado para entender mejor al personaje de Meryl Streep? Nada, en absoluto. Es más, nada de lo que ocurre en esta cinta está hecho para aportar nada a nuestras vidas más que un momento de diversión. Esta secuela no se hizo para ganar nuevos adeptos, sino para los que ya saben a qué van y no esperan más. De hecho, se hizo para entregar más de lo mismo, mucho más, aumentado. Lo único que no aumenta, de hecho disminuye mucho, son los números musicales de Pierce Brosnan, lo cual se agradece bastante. También la presencia de Streep, dado que muy al contrario de lo que los promocionales han mostrado, su personaje apenas aparece, ya que casi al inicio nos sorprenden con su muerte.
Pero todo lo demás es exceso. Hay más tramas, más personajes y creo que los números musicales tienen más multitudes que en la anterior. La primera se sentía como algo de mucho menor escala, como un musical pequeño y práctico, que no requería de grandes efectos o visuales para cautivar, sino que confiaba en la enorme presencia de su elenco. Y no es que estos actores y actrices estén en un dramón digno de sus capacidades, pero son rostros conocidos y talentosos y, honestamente, parece que se la están pasando bien en esta historia. De eso se trata, nada más. Lo malo es que todo está dispuesto para que o lo ames o lo odies. Dentro de sus cualidades, diría que lidia bien con todas sus cosas, aunque es mucho lo que pone sobre el plato, sabe manejar bien sus propios excesos. Hay un cierto balance y, aunque pudiera parecer imperceptible, cierto cuidado al momento de contar esta historia de esta manera.
Claro que esto jamás será uno de los grandes musicales de la historia del cine, ni mucho menos. Es más bien como la versión barata del género. Menor, simple, como un especial televisivo, como una caricatura de Disney lanzada directo al DVD. Nada para impresionar, propenso más bien a irritar. Pero lo bueno es que sabe lo que es, está consciente de su calidad y capacidades y no ambiciona nada más. Eso siempre es bueno, la honestidad es necesaria en el cine. Claro que es una obra defectuosa, pero creo que entrega lo que promete con creces, hay momentos agradables, muchas canciones y, en suma, no es un filme aburrido. Está advertido: el volumen es alto, si no le gusta la música, es mejor que se mantenga lejos, porque nadie le va a bajar.
El dato
Director: Ol Parker
Elenco: Amanda Seyfried, Lily James, Christine Baranski, Pierce Brosnan, Stellan Skarsgård, Dominic Cooper, Colin Firth, Andy García, Cher, Meryl Streep.
Género: Musical
Clasificación: A
Duración: 114 minutos