Suaves elecciones

Usted está aquí

Suaves elecciones

Ejemplo. Igual que Joe Biden adopta a un amigo para siempre en Brigada Rescate Saltillo.
Ejemplo. Igual que Joe Biden adopta a un amigo para siempre en Brigada Rescate Saltillo.

La semana pasada las noticias y las redes sociales a nivel mundial nos dieron un descanso del bombardeo diario de notas sobre el COVID-19, para mantenernos al tanto de las elecciones presidenciales de nuestro país vecino; Estados Unidos. Mucha gente alega que no es nuestro país, no son nuestras elecciones… ¿Por qué nos importa tanto? Históricamente Estados Unidos siempre ha sido de los países más poderosos y con mayor influencia política, económica y militar en el mundo, por lo que su líder electo puede marcar diferencias importantes en momentos tan críticos como los que estamos viviendo y los que vendrán después de la pandemia… además después de la salida de Trump y su gobierno de odio, todos estamos ansiosos por ver si le darán vuelta a la moneda, ¿no? Migración, exportación, y libre comercio son solo algunos temas de los que podríamos escribir toda una columna para describir la relación entre nuestro país y EU, pero estamos aquí para hablar de asuntos más suaves. 

Los encabezados no dejaron pasar la oportunidad de resaltar dos hechos sobre estas elecciones que están haciendo historia. El primero (y un triunfo épico para la equidad de género); Kamala Harris será la primer vicepresidenta en la historia de los Estados Unidos. El segundo y muy suave; Major, el perro del Presidente electo Joe Biden, será el primer perro adoptado de un refugio en vivir en la Casa Blanca. ¿Qué mejor mensaje para una sociedad que sigue viendo a los animales como objetos? Es curioso que mientras celebridades multimillonarias y presidentes de países primer mundistas adoptan perros de refugios locales, tu vecino todavía piense que comprar un perro de 50 mil le dará status social. 

Hablemos un poco sobre los lomitos presidenciales. Después de más de 100 años de suave tradición de tener un perro en la Casa Blanca, Donald Trump fue el primer presidente en no tener un perro como mascota durante su gobierno, pues “no tenía tiempo” y pasear un perro en los jardines de la Casa Blanca no le parecía algo “genuino”. Dicen por ahí que a quien no le gustan los perros no puede ser buena persona. No vamos a generalizar, pero creemos  que en este caso en particular, no es coincidencia que este hombre se haya caracterizado por una personalidad narcisista, racista, misógino, homofóbico, machista y en resumen todos los rasgos de odio y egocentrismo que no debería tener un líder mundial, ni hablar de sus amistades como Jeffrey Epstein o el manejo que le dio al asunto de los niños migrantes. ¿Se imaginan a Trump acariciando a un perrito? Es mucho más fácil y placentero recordar las imágenes de la familia Obama jugando con sus perros Bo y Sunny en los jardines de la Casa Blanca, y no podemos esperar a ver la entrada de Major a su suave gobierno junto su hermano Champ. 

Joe Biden adoptó a Major hace dos años en la “Delaware Humane Association”, un refugio en Wilmington después de que su hija encontrara la historia del rescate de su camada en redes sociales… ¿Será parte de una estrategia mediática? Tal vez, pero lo único que nos importa es que se demostró con el ejemplo que todos pueden adoptar un perrito y cambiarle la vida para siempre, y al menos en Estados Unidos podría representar una revolución del movimiento “Adopta, no compres”. Ahora cualquier perrito peleando por su vida en las calles podría tener una oportunidad de encontrar una familia. 

Jennifer Pickens, historiadora de las tradiciones de la Casa Blanca, asegura que la tradición de que los presidentes tengan perros, suaviza y humaniza su imagen política. Los perritos de Bush y su primera dama Laura, incluso fungieron como embajadores de la Casa Blanca, aparecían en tarjetas de navidad, daban tours a turistas y participaban en la colecta de huevitos de pascua. Laura pensaba que esto ayudaba a que todos se sintieran bienvenidos en la Casa Blanca. ¿Y quién no querría ir a conocer a los perritos presidenciales? 

En México el panorama es un poco diferente. Seguimos siendo el país número uno en abandono y sobrepoblación animal en América Latina, y aún no hay líder político que ponga el ejemplo para crear consciencia sobre este problema. Pero, ¿qué podemos esperar si ni siquiera nos dan el ejemplo del uso del cubre bocas y gel antibacterial en medio de una pandemia? En fin… 

Si bien es cierto, Los Pinos es conocido por su población felina que se ha multiplicado con el paso de los años, pero no nos emocionemos. Es solo el resultado de que hace muchos años, llevaran unos cuantos gatos al lugar para que exterminaran a los roedores. Esperamos que en pocos sexenios podamos tener un líder que cambie el panorama de nuestro país, incluso para los lomitos en las calles. Mientras tanto, tu puedes marcar la diferencia. 

#JuntosDejamosHuella
MARÍA JOSÉ DÁVILA
Brigada Rescate