Su Santidad, el Super Bowl
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Su Santidad, el Super Bowl
Como ya he dejado claro en incontables ocasiones, las justas deportivas revisten para mí un interés mínimo.
Si el súper domingo armé el engorroso mitote correspondiente, fue sólo porque extraño mucho a mi compadre y sentí que de obviar la fecha (como era mi intención original) le estaba faltando de alguna manera a su memoria. O quizá quise creer que realizando la ceremonia del carbón y sintonizando el partido, en cualquier momento iba a sentir su vasta compañía. Sobra decir que fue un ejercicio inútil.
Horas antes, durante los preparativos y mientras todos elaboraban su excusa para chaquetearle al boicot anti-EU, al que apenas unos días antes se habían adherido, comenzó a circular en las redes sociales un notable video (“histórico”, se leía) alusivo al magno evento de la tarde.
Don Mario Bergoglio, ni más ni menos: su Santidad, discípulo de San Pedro y Vicario de Cristo el Hijo de Dios, Salvador de la Humanidad, el Papa Francisco Primero, emitía un comunicado de viva voz expresando su simpatía por… ¡¿el Super Bow?!
Muy bien. No vamos a poner por ello el grito en el cielo, menos cuando el autor de estas líneas es un apóstata consumado. Si @Pontifex trivializa así su investidura, que más que solemne se supone que es de carácter divino, es él y nadie más quien tendrá que responderle a su patrón (al que nadie ha visto, pero todos le tienen mucho miedo).
Sobra decir que la ciberfeligresía recibió con gran júbilo este mensaje de amor, fe y puntos extra. Los comentarios fueron positivos en su mayoría y aquello se percibió como la aquiescencia de un líder bueno, sencillo y cercano a la gente. Estos gestos de jerarcas, ya sabemos, enloquecen a las masas.
¡Un Papa que rompe los protocolos, tiene su propia cuenta de Twitter y se pronuncia por la paz y el entendimiento a propósito del Súper Tazón! ¡No hay duda de que Dios nos escucha!
No pienso discutirle al Sumo Sacerdote Católico sus decisiones (se supone que él es infalible y yo un simple mortal con propensión a regar el tepache). Si en su agenda el juego Patriots vs Seahawks descollaba por encima de cualquier otro tema de la agenda mundial, como para pronunciarse con un video y todo: ¡adelante, don Francesco! Nos hubiera dado de una buena vez su pronóstico o, mínimo, quién le tocó en la quiniela vaticana.
Lo que no puedo evitar, sin embargo, es el notar y comentar algunas curiosidades concernientes a este hecho tan trivial en apariencia y hasta bien recibido por la grey “enefelera”.
Además de lo inusitado de expresar su papal interés por el deporte de las tacleadas, sucede que lo hace con la mayor oportunidad y un timing que da a pensar que obró un auténtico milagro (no olvidemos para quién trabaja).
Justo cuando en México y buena parte del mundo prevalece un sentimiento de repudio hacia todo lo que tenga que ver con los Estados Unidos, consecuencia más que lógica del “efecto Trump”, justo ahora, el líder religioso de una buena porción de la humanidad que se siente agraviada por los comentarios de @POTUS, sale a destacar lo positivo y buena onda del evento de mayor rating mundial de la televisión gringa.
Ni siquiera me molestaré esta vez en investigar cuánta lana tiene invertida la NFL en sus derechos de transmisión fuera de los EU. Baste saber que México, después de los Estados Unidos, es el país que más consume futbol americano en todo el mundo.
Don Mario Bergoglio hace, de un evento eminentemente gringo, una apología en nuestra propia y bella lengua cervantina, precisamente cuando la sintonía de esta transmisión en muchos hogares latinos estaba en riesgo debido al sentimiento antiyanqui por la política exterior de míster Trump.
¿Lo habrá hecho desinteresadamente Su Santidad? ¡Claro, un favor gratuito a una de las franquicias más redituables del mundo, de parte de otra franquicia aun más rica, poderosa y milenaria! Permítame esbozar una sonrisa cínica.
Pese a este papal esfuerzo, y a que todos prendimos la parrilla para ver las acciones del emparrillado, los ratings del domingo cayeron ligeramente con respecto al año pasado. Pero el desastre pudo ser peor. El plan de contingencia de la NFL al parecer funcionó y sí demuestra su efectividad, al rato tendremos a Papa Francisco anunciando hasta Pronósticos para la Asistencia Pública.
Sé que gran parte de la gente que me rodea o que alcanzo con mi ejercicio es católica y siente un gran amor y admiración por su guía espiritual, por ello odio tener que decirles que el Santo Padre redujo toda su dignidad eclesiástica para ponerla al servicio de la NFL, del Super Bowl y de los más capitalistas y mundanos intereses aunque, por supuesto, todo ello envuelto en un mensaje que de tan fraternal parecía letra de canción de Lennon.
Sé también que quienes están más cómodos creyendo en la misión de la Santa Madre Iglesia y en la bonhomía de su Pastor, me van a juzgar loco “conspiranóico” y candidato a una residencia permanente en el Motel Satán, sobre todo porque no tengo manera de demostrar lo que especulo; la única evidencia es esa perfecta sincronía con que se dan una suerte de hechos que no tienen nada de azarosos.
Es probable que incluso las mentes menos suspicaces y piadosas sientan pena por mí, por ser tan receloso y francamente descreído. Pero créame que cuando se está de este lado, la experiencia nos enseña que son los más cándidos quienes merecen toda nuestra compasión.
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