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¿Su hijo tiene problemas para dormir? Hágase estas 4 preguntas
Los estudios recientes que confirmaron que compartir una habitación puede interrumpir el sueño del bebé y podrían tener repercusiones extendidas, entre ellas un mal sueño en etapas posteriores de la vida, lo cual podría provocar problemas de conducta y ánimo y reducir el desempeño escolar de los niños.
En vista de esta información y de las recomendaciones actuales de la American Academy of Pediatrics, Jodi Mindell, del Centro del Sueño del Hospital Infantil de Filadelfia sugiere que los padres tomen una decisión según la situación específica de la familia.
Pero el desarrollo de los hábitos de sueño no se detiene al terminar la infancia. Los padres de niños pequeños o más grandes que ya tienen problemas para dormir pueden mejorar los hábitos de sueño haciendo las preguntas correctas sobre el estilo de vida y la dieta de sus hijos.
1. ¿La dieta de su hijo ayuda o perjudica su sueño?
Tome nota de qué y cuándo come su hijo. Incluso hábitos alimenticios que por otra parte serían sanos pueden provocar insomnio a la noche debido a ciertos estimulantes como la cafeína, la tiramina, la grasa y el azúcar. Intente incorporar más alimentos que contengan sustancias que induzcan al sueño, como la melatonina, el magnesio o el licopeno.
2. ¿Su hijo hace suficiente actividad física?
Por cada hora de inactividad durante el día, su hijo tardará tres minutos más en quedarse dormido de noche, según un estudio publicado en los Archives of Disease in Childhood.
La actividad física aporta muchos beneficios para la salud, de los cuales uno importante es un mejor sueño. Aliente a su hijo para que apague la tele y la laptop y se aventure fuera de casa.
3. ¿El cuarto de su hijo (y la casa en general) fomenta el sueño?
El ambiente perfecto para fomentar el sueño de un niño pequeño debería ser oscuro, silencioso y fresco.
De ser posible, evite la iluminación nocturna, los despertadores de colores claros y otras pantallas, especialmente las que emanan la luz azul, que es perjudicial.
A medida que se acerca la hora de acostarse, vaya apagando el televisor y otras fuentes de ruido hasta que su hijo se duerma. Por último, mantenga una temperatura baja pero cómoda en la habitación de su hijo.
4. ¿Se estableció una rutina para las siestas y la hora de ir a dormir?
Los niños responden a las rutinas. Si usted mantiene una rutina constante para ir a dormir y despertar, crea un ritual de sueño cómodo y fija suficientes siestas durante el día, sus hijos deberían aprender a reconocer esos indicios de sueño. Con el tiempo, sus pequeños podrían llegar a sentir sueño antes de ir a la cama.
La rutina para ir a dormir puede ser muy sencilla: un baño rápido o leer un cuento antes de decir buenas noches. Incluso se la puede mantener lo suficientemente flexible como ajustarla según sea necesario por diversos obstáculos.
Por supuesto, a veces estas cosas sencillas no solucionan del todo los problemas de sueño del niño. Si a usted le cuesta fijar hábitos de sueño más sanos para su hijo, quizás deba consultar a un pediatra o experto en sueño para que lo oriente mejor.