Steampunk mexicano
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Steampunk mexicano
Mi más reciente acercamiento con el género de la ciencia ficción y la fantasía, antes del que compete a este texto, fue hace unos meses a través de la serie de Netflix “Love, Death and Robots”, antología de cortometrajes animados que cuentan historias sobre ciclos temporales, viajes interestelares fallidos, androides artistas, peleas de monstruos, hombres lobo, yoghurts con consciencia y aviones con sentimientos.
A pesar de su increíble calidad técnica y las joyas narrativas que en esta serie se pueden encontrar —donde no dejaré de destacar a Zima Blue como mi favorita— la apuesta del servicio de streaming está anclada en el imaginario norteamericano, con algunas excepciones, y es este país la sede de todo conflicto y resolución —o por lo menos es una presencia latente a través de sus ideologías—.
Pero hace una semana llegó a mis manos un libro, una antología de cuentos, por demás especial. En ella la idiosincrasia, la cultura y hasta las locaciones son de México.
El volumen abre con una lista de posibles situaciones que traerían consigo el fin del mundo, pero el que para efectos prácticos es el primer cuento se queda también como uno de los puntos álgidos de la colección: “Las últimas horas de los últimos días” narra las acciones de una pareja de jóvenes que recorren las cercanías de Reforma en la Ciudad de México semanas después de que un sueño generalizado entre la población anunció El Final, lo que provocó caos y el eventual abandono de la capital, donde ahora ellos se pasean cuidándose las espaldas a la espera de que todo acabe.
El relato, además de que plantea una historia de amor en tiempos post-apocalípticos, expresa muy bien el contexto nacional en esa situación y así como este el resto de los relatos también lo logra, con uno (Las entrañas elásticas del conquistador) incluso haciendo guiños a una cultura global donde los nombres y apellidos mexicanos tienen importante presencia en el resto del planeta y uno de nuestros compatriotas es cabeza de la más importante corporación de la galaxia.
Otra de las historias se imagina cómo sería un “mojado” espacial, con más o menos las mismas inquietudes y necesidades que nuestros paisanos contemporáneos en los Estados Unidos, pero hacinado ahora en una estación marciana y otra más plantea (spoilers) una simulación virtual inspirada en la televisión del México de los 80’s con todo y la siempre presente figura de Chabelo.
Me agradó en particular que el autor desarrollara ficción no solo hacia el futuro, sino también hacia el pasado o partiendo de él, con el ejemplo de “La sangre derramada por nuestros héroes” donde el Tercer Reich no cayó en 1945, aunque tal cambio temporal no signifique que por cuenta propia terminaría desbaratándose en el futuro, en medio del cauce natural de la diversidad cultural y étnica y una fallida guerra biológica.
En la misma línea se encuentra el título “La bestia ha muerto” donde el siglo 19 en México fue, en una era paralela, parte de la gloria steampunk victoriana, con Maximiliano de Habsburgo victorioso ante Benito Juárez, aunque en pena celebración del décimo aniversario del Imperio Mexicano se geste un contraataque liberal gracias a esta misma tecnología de vapor, carbón, cobre y acero.
Para cuando terminé de leer “Escenarios para el fin del mundo” del escritor, ilustrador y caricaturista Bernardo Fernández “BEF”, entendí que México, o al menos su capital —pues sí resulta muy centralizado y habría que esperar por alguien que desarrolle ciencia ficción para norteños— puede ser más que un actor secundario, terciario o una mención “de pasadita” en el imaginario futurista, steampunk y postapocalíptico que desde Hollywood se plantea para el resto del mundo —y en esta vena cualquier otro lugar del planeta tiene el potencial de ser protagonista de sus propias historias de ciencia ficción y fantasía—.
Japón ha hecho lo suyo con los kaijus y todo lo relativo al anime y sus JRPG’s e incluso el Reino Unido ha puesto sobre la mesa algunas historias interesantes, pero el tercer mundo rara vez figura por su propia cuenta.
Porque si bien las historias de esta antología de cuentos se inspiran en el legado gringo de películas, cómics, series y videojuegos donde los Estados Unidos se convierten en el epicentro de un apocalipsis zombie, una catástrofe humanitaria, la amenaza de la caída de un asteroide a la Tierra o el punto desde el cual se crea un imperio intergaláctico, los relatos de BEF vuelven totalmente plausible que México sea su protagonista y en ocasiones hasta resulta indiscutible que sucedan aquí.
Tal vez esté sesgado por un sentido nacionalista pero de lo que sí no dudo es que este compendio de 15 cuentos se trata de una verdadera joya que más personas deberían conocer y que a pesar de haberse publicado en 2015 aún pueden encontrar por Amazon. Ahí lo encontré yo —fin del espacio publicitario—.