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‘Speedy Joe’
El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, tiene la irritante costumbre de apodar a sus adversarios y enemigos. A Joe Biden lo llamó “Sleepy Joe” (Joe, el dormilón) para mofarse de su estilo apacible y de bajo perfil.
Biden ha mantenido ese mismo estilo como Presidente. En sus primeros 50 días de gobierno no ha ofrecido ninguna conferencia de prensa; lo cual contrasta con los modos del antiguo inquilino de la Casa Blanca, quien en el mismo periodo de tiempo ya había concedido seis. No obstante, desprovisto de estridencias, el Presidente está haciendo una cirugía de fondo a las reglas con las cuales estaba funcionando el gobierno federal y que modificarán aspectos centrales de la vida estadounidense. Menciono tres particularmente notables.
Sigue los pasos de Franklin Delano Roosevelt al darle al gobierno el protagonismo de la recuperación económica. La semana pasada, el Congreso aprobó la inyección de 1.9 millones de millones de dólares para tomar medidas de emergencia orientadas a atender a los más afectados por la pandemia. Es una derrama de fondos públicos enorme si se piensa que, según Michael Hendrix del Manhattan Institute, el gasto de Estados Unidos en toda la Segunda Guerra equivale a 4.8 millones de millones de dólares actuales. Tal vez no sea el final del neoliberalismo pero es, ciertamente, una nueva forma de Nuevo Trato (“New Deal”).
El segundo aspecto en el que se ha centrado el gobierno de Joe Biden es en el incremento en el número de vacunados. Desde la Casa Blanca se coordina un esfuerzo para almacenar centenares de millones de dosis y mejorar la logística para su aplicación. En mayo empezarán a inocular a todos los adultos y prevén llegar al 90 por ciento en agosto.
Estas medidas son aprobadas por tres cuartas partes de la población, incluido un 60 por ciento de votantes republicanos (encuesta de Morning Consult). Por ahora, los republicanos se muestran desconcertados y no han sabido cómo reaccionar ante la energía y la popularidad de Biden. En el Congreso votaron contra el paquete de 1.9 millones de millones porque están atenazados por la enorme popularidad de Trump entre las bases conservadoras. Los demócratas utilizarán esa pasividad para buscar victorias en las elecciones legislativas de 2022 (Estados Unidos las tiene cada dos años).
El tercer asunto no es una iniciativa de Biden, pero su partido sí lo está aprovechando, y con esto, las reglas del enfrentamiento entre conservadores y liberales se modificarán. La derecha había abusado de las redes sociales y de la laxitud de las compañías tecnológicas para difundir infundios y teorías conspirativas descabelladas. A Trump le quitaron (o limitaron) el acceso a las mismas y las empresas tecnológicas están imponiendo controles para reducir la cantidad de mentiras y mensajes de odio que se difunden por estos medios. Al mismo tiempo, la pandemia ha revalorado la ciencia, los hechos confiables y a los medios de comunicación tradicionales.
Estos tres puntos influirán en México. La inyección de fondos federales se dejará sentir casi de inmediato en el incremento de las remesas enviadas por mexicanos y en el monto del comercio con el país vecino. Washington ya tiene excedentes de vacunas y en algún momento de este año enviará algún lote a nuestro país como parte de la “diplomacia de salud pública” con la cual enfrentará la creciente influencia de China y Rusia en toda la región. Es menos claro el efecto que tendrán las restricciones a la difamación y el odio en las redes sociales.
Hay una dimensión imprevisible en la relación bilateral. En nuestra frontera norte aumentan las oleadas de migrantes intentando cruzar a Estados Unidos y los republicanos se alistan para criticar a Biden por su debilidad en temas migratorios. En cualquier momento pueden resurgir las tensiones por asuntos de seguridad, laborales, ambientales y por las posibles violaciones al acuerdo comercial con Estados Unidos, consecuencia de las reformas a la ley eléctrica.
Trump se equivocó con el apodo. En lugar de “Sleepy Joe”, Biden ha resultado ser “Speedy Joe”, un Presidente decidido a cambiar a su país. Sentiremos las consecuencias positivas y negativas de un proceso tan impredecible como apasionante. Va en el interés nacional seguir de cerca los acontecimientos estadounidenses.
@sergioaguayo
Colaboró Sergio Huesca Villeda
SERGIO AGUAYO
CRÓNICAS DE LA TRANSICIÓN