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‘Spectre’; Retroceso para la diversión
Calificación: 8 de diez
Viendo “Spectre”, la cinta número 24 de la filmografía oficial del agente 007, me di cuenta que soy un fanático de sus películas. Me encantan los gadgets ridículos, las mujeres sensuales que caen rendidas a sus encantos, su habilidad para salir airoso de las situaciones más absurdas, las leyes de la física y circunstancias que siempre se ponen a su favor y sus villanos caricaturizados y malévolos. Todos estos elementos se han repetido incansablemente a lo largo de la historia, desde que se estrenó la primera cinta en 1962 y precisamente fue Daniel Craig, aquí siendo Bond por cuarta ocasión, quien rompió con ese molde. Sin embargo, parece que ahora han decidido hacer un tributo, volver al pasado y repetir casi todo lo conocido. El resultado es una explosión emocionante y divertida, sobre todo para aquellos que disfrutan de esta saga desde Sean Connery hasta la fecha.
“Spectre” es el nombre de una organización criminal que no aparece en las cintas de Bond desde “Diamonds Are Forever” (1971), la última cinta oficial de Connery, y más específicamente “Never Say Never Again” (1983), la última cinta no oficial del mismo actor. Ahora le toca a Craig investigar a este grupo de personas que actúan desde las sombras, gracias a un mensaje que le dejó la difunta M (Judi Dench) y que lo lleva a descubrir quién ha estado detrás de todo lo que ha vivido desde “Casino Royale” (2006).
En realidad, si nos ponemos a pensar, no es una gran sorpresa el salto al pasado con esta película. Desde que Sam Mendes dirigió la entrega anterior, “Skyfall” (2012), ya hacía notar sus ganas por hacer guiños al pasado. En ese entonces vimos el regreso del personaje Q (Ben Whishaw) y hasta Moneypenny (Naomi Harris), en una aventura que se sentía con mucha más acción que las dos anteriores. Ahora Mendes vuelve como director y está completamente sumergido en su idea, la cual se nota a leguas que lo divirtió bastante, dejando ahora sí de retenerse ante lo que el Bond de Daniel Craig ameritaba y pasando de lleno a lo que Sean Connery comenzó. Trajes elegantes, escenografía exagerada y llamativa, y un agente secreto que se siente mucho más juguetón, carismático y hasta alegre.
Esto es un gran cambio para el frívolo Craig, quien desde que se vistió como el agente al Servicio de su Majestad, demostró que no era como los demás. Sus cintas cambiaron el juego, imprimiéndole una seriedad absoluta, dejando de lado los vodka martinis y todo lo que con Pierce Brosnan se transformó en una parodia de sí mismo. Craig significó una nueva etapa que revitalizó a Bond y lo llevó por lugares a los que nadie habría imaginado. Y no es que “Spectre” pretenda borrar todo esto, pero es un regreso a la fórmula, lo cual puede ser visto como un retroceso por algunas personas.
No sería del todo acertado decir que Mendes equilibra bien la seriedad de las aventuras previas y la ridiculez que busca traer de vuelta, con todo y nuevos gadgets por parte de Q, que regresa a fabricar relojes explosivos y carros que echan fuego. En realidad, la cinta busca ser un homenaje de pies a cabeza y si se es fanático de las cintas viejas, puede divertirse detectando sus referencias: una pelea en un tren con un hombre musculoso (“From Russia With Love”, 1963), cierta cicatriz en el ojo de cierto personaje (“You Only Live Twice”, 1967)... y nada más les faltó poner una persecución esquiando en la nieve, la cual es reemplazada por un avión sin alas, lo cual les puede dar una idea del tipo de acción que se ve en esta película.
En realidad hasta cuesta trabajo darle méritos propios al filme, que no sean tomados del pasado. Pero podemos resaltar el bello plano secuencia en la Ciudad de México con el que la cinta abre, así como la actuación de Christoph Waltz. El intérprete hace el papel de otro de los villanos más icónicos del 007, Ernst Stavro Blofeld, quien no aparece en una cinta de Bond desde “For Your Eyes Only” (1981) y que ha sido interpretado por diversos actores a lo largo de la historia como líder de la mencionada organización Spectre.
De las nuevas “chicas Bond” no se puede decir mucho en realidad, pues siendo el tributo al pasado que es, regresan un poco a ser simplemente objetos del deseo del protagonista. La mexicana Stephanie Sigman aparece tan solo unos cuantos minutos y casi ni dice palabra, similar a la apabullantemente hermosa Monica Bellucci, quien tiene un tiempo muy limitado en la trama. Quizá la excepción sea la francesa Léa Seydoux, cuya importancia es mucho mayor, pero pondría en duda sus verdaderas capacidades para ser algo más que una damisela en apuros, que no se acerca al tipo más inteligente y frío que fue Eva Green (“Casino Royale”) en su momento. Sí, lo intenta, pero es más su presencia física y elegancia lo que resalta, haciendo de su romance con Bond algo que incluso se siente está de más.
En resumen, si está dispuesto a meterse a una trama divertida y de la vieja escuela del agente, hecha con cuidado, estilo y amor por la franquicia, siéntese y disfrute. Las buenas secuencias de acción, tan alocadas como un helicóptero dando vueltas por el Zócalo del D.F. y tan sencillas como una pelea a puño cerrado, y el ritmo que no decae, hacen de este un homenaje más que digno. Es como un martini agitado, no revuelto: tradicional, pero siempre bienvenido.
El dato
> Director: Sam Mendes
> Elenco: Daniel Craig, Léa Seydoux, Christoph Waltz, Dave Bautista, Ben Whishaw, Ralph Fiennes, Monica Bellucci.
> Género: Acción / Espías
> Duración: 148 minutos
> Clasificación: B