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Soy un fósil que hace películas: Greenaway
Convencido de que la pintura es la más importante de las artes, el cineasta británico Peter Greenaway (1942) aseguró que esta disciplina siempre ha estado presente en su vida, aunque “desgraciadamente me distraje y me asocie más con el cine (…) soy un fósil hecho a la antigua que sigue haciendo películas, aunque ya no sean vistas por la gente”.
En entrevista con Notimex, tras el recorrido que realizó por el Palacio de Bellas Artes, donde se exhiben dibujos eróticos que el también cineasta Sergei Eisenstein hizo durante su visita a México en 1931, Greenaway no escatimó en expresar su admiración por pintores de la talla del inglés Joseph Mallord William Turner (1775-1851) y el suizo Alberto Giacometti (1901-1966).
“Yo hubiera deseado ser pintor, aún pinto, hago algunas exposiciones y tengo un libro de dibujos eróticos que realicé mientras rodaba mi película ‘Eisenstein en Guanajuato', y que están inspirados en pequeñas figuras de cerámica sobre ídolos de la mitología precolombina que vi en el Museo Nacional de Antropología”, añadió.
Siempre amable y abierto a cualquier cuestionamiento, el director de cintas como “El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante” recordó cuando un periodista italiano le preguntó por qué si comenzó pintando, ahora “sólo” era director de cine…, a lo que respondió que siempre le desilusionó que la pintura no tuviera “sountracks” y las películas le permiten eso, poner sonido a las imágenes.
En más de una ocasión, Greenaway ha afirmado que el cine ha muerto, y a pregunta expresa de lo contradictorio que resulta afirmar lo anterior y continuar haciendo películas, el cineasta reconoció:
“Mi respuesta es que soy extremadamente tonto, soy un fósil hecho a la antigua que sigue haciendo películas, aunque ya no sean vistas por la gente, y digo que no las ve porque eso es lo que se refleja en el boletaje”, lamentó el cineasta.
Abonó que cuando se encuentra la estructura y estrategia adecuada para contar algo en particular, “no es difícil encontrar la manera de perpetuarlo con el continuo flujo de imágenes” y de esta manera hacer un cine propositivo.
Sin perder por completo la esperanza, Greenaway está de visita en México para promocionar su más reciente cinta “Eisenstein en Guanajuato”, en la que narra, a su manera, lo que el cineasta soviético vivió durante el rodaje de la cinta “Que viva México” en 1931.
Incluso tiene planeado regresar a este país para dar continuidad a la historia, pues adelantó que este filme forma parte de una trilogía la cual continuará con los títulos “Eisenstein en Suiza” y “Eisenstein en Hollywood”.