ESTIMADA ANA:
 Siempre he sido una persona incapaz de quedarme callada si veo que algo no es correcto o si considero que podría ser de otra forma, generalmente para mejorar. Me gusta dar mi opinión y quizá de forma inconsciente, según yo, estoy dando una crítica constructiva y estoy siendo amable y educada.

 El problema viene cuando los demás no piensan lo mismo o no lo ven de la misma manera que yo. Me he metido en muchos problemas porque las otras personas creen que mis comentarios son mal intencionados o que soy prepotente, cuando en realidad no es mi intención serlo y lo peor es que no me doy cuenta.

 Y es que en verdad no me doy cuenta de que sueno soberbia ni tampoco de que a tal vez mi opinión a nadie le importe. Me he dado cuenta que no puedo evitar quedarme callada un momento.

 Mucha gente me conoce y sabe que no es mi intención ser así, las personas cercanas a mi saben que no me puedo controlar y aunque muchos logran entenderlo, muchos más no lo comprenden.

 Hay otra cosa que también me ha afectado últimamente y es que en el trabajo, muchas veces vemos cosas on line y me siento hasta cierto punto censurada porque tengo que medir mis palabras, cuidar mucho lo que digo, pues tengo miedo que los que están al otro lado de la pantalla puedan ofenderse.  Con todo esto me siento indignada, me doy cuenta que no puedo ser yo, tengo que estarme cuidando de todo lo que digo para no ofender a nadie aunque esa no sea mi intención. 

Mara
 
ESTIMADA MARA:
Quizá aquí el punto más importante de lo que te está sucediendo es que realmente tú no eres así, solo te comportas así. ¿Sabías que algo que caracteriza a las personas inteligentes es precisamente esa tendencia a corregir situaciones, para en cierta forma tener bajo control la situación y programar todo de la mejor forma posible?

 Sin embargo, esta situación la mayoría de las veces, en lugar de prevenir, muchas veces provoca problemas y es que ponte a pensar en lo molesto que es que alguien te esté corrigiendo a cada momento sobre cualquier situación por más sencilla que parezca.

 Y esto no significa que tus ideas no sean buenas, sino que simplemente muchas veces se produce el efecto contrario, pues algo que para nosotros es bueno, no necesariamente lo es para los demás, o lo que es lo mismo, no quiere decir que siempre que quieres opinar sobre determinado tema, vas a tener la razón.

 Depende única y exclusivamente de ti en tomar la decisión de practicar un poco más la mesura y la prudencia. La ventaja es que al menos reconoces que no hay malas intenciones en lo que dices u opinas, pero muchísimo tiene qué ver en la forma en que te expresas, al manera en que abordas el tema y la actitud que tienes al hacerlo.

 Si cuidas estos aspectos, no dudes en que poco a poco las personas que están alrededor entenderán que tu única intención es opinar, sin otro afán que intervenir al igual que los demás, en algún tema en común. Definitivamente no deberías de sentirte callada o censurada, pues uno de los derechos fundamentales de cualquier ser humano es precisamente comunicarse.
 
ANA

Todos tenemos problemas. ¿Cuál es el suyo?  
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