Soy de Saltillo

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Soy de Saltillo

6 de agosto, día de cada año en que Doña Chabela me decía que ni se me ocurriera asistir a las festividades en la Plaza de Armas, porque como yo soy “extranjera” y “güerita”, me llevaría una colección de arrimones y cualquier otro tipo de experiencias desagradables. Es fecha que no he asistido a esas festividades. Me las pintaron tan desagradables, y hasta cierto punto había un dejo de prohibición.  

Saltillo, mi ciudad. No, no nací aquí. Y evítame, por favor, el disgusto de escuchar la pregunta, “¿De dónde eres?”  La respuesta está en mi perfil de Facebook y en mi CV. Saltillo es mi ciudad. Así, sin haber nunca asistido a las festividades del Santo Cristo de la Capilla.  

Dicen que los saltillenses son muy cerrados. Nunca me sentí rechazada. Dicen que en Saltillo es difícil abrirse camino. He hecho cosas aquí que estoy segura que no hubiera podido hacer en mi “propio” país y ciudad. Dicen que en Saltillo no hay nada que hacer.  ¡Please!  Bromean, ¿verdad? Dicen que Saltillo no tiene arte, literatura, cultura, deporte, teatro…¡bah! 

Hace un tiempo estuve en un desayuno para conocer a un equipo de trabajo que incluían personas de Monterrey y CDMX. Uno de ellos me dijo, “Qué bueno que estás tan cerca de Monterrey”. Le pregunté por qué lo decía y respondió que así podía tener el beneficio de las ofertas culturales de esa ciudad. Varias personas presentes voltearon para no perderse de mi respuesta, “Perdón, pero se ve que tú no conoces nada de mi Saltillo.  Cuando gustes, te invito, para que veas que allí hay más que suficiente”.