Sorprende a abogado los actos que atentan contra las libertades en el diario
A través de una carta realizada por el abogado Luis Dávila Flores, éste analiza las anomalías en la manera en cómo se realizó el ‘exhorto’ enviado por un secretaria conciliadora respecto al inmueble de Armando Castilla.
Luis N. Dávila Flores
Abogado
Saltillo, Coah., a 7 de mayo de 2016
SRA. DIANA MARÍA GALINDO TEISSIER
PRESENTE
Muy estimada Diana:
Indignado y sorprendido, me he enterado por los medios de comunicación, de la persecución oficial seguida contra el personal de tu empresa periodística, que ayer (7 de mayo) culminó con la agresión que sufrió tu hijo Armando, tanto en sus derechos humanos y civiles, como en sus bienes.
Actualmente, como tú lo sabes, estoy retirado del ejercicio de abogado postulante y notario, que por más de medio siglo desempeñé, sin que alguna vez haya tenido conocimiento de la inusitada “eficiencia” con que un juez local “atendió” un “exhorto” enviado no por el titular de un Juzgado de la Ciudad de México, sino por su secretaria conciliadora.
Viene al caso aclarar, que un exhorto es una comunicación escrita, que dirige un juez a otro de igual categoría pero de diferente competencia territorial, pidiéndole que lo auxilie a realizar determinada diligencia; una autoridad inferior (secretaria) solo puede pedir a una superior (juez) un dato o algún informe, y esas comunicaciones no son exhortos sino cartas suplicatorias, según las leyes de Coahuila.
El juez local se equivocó, al considerar como un exhorto lo que es una simple carta suplicatoria, pues la recibió de una autoridad inferior, y no solo eso, sino que actuó con una rapidez que en caso de exhortos no se acostumbra y, además, con mucha ligereza en el empleo de los elementos de la llamada Fuerza Coahuila, creada para combatir delincuentes de alto nivel, no para “auxiliar” actuarios en juicios civiles, cuando para eso se tiene a la policía municipal como una fuerza preventiva.
Al ejecutar resoluciones dictadas por autoridades foráneas, los jueces exhortados sueles ser escrupulosos, y revisan hasta en sus más mínimos detalles los documentos que reciben, para no cometer errores de interpretación y resultar responsables de sus consecuencias.
En este penoso caso, lo más probable es que el juez, el actuario y los elementos de Fuerza Coahuila, hayan obedecido “órdenes superiores”, ya que sus torpes actuaciones no pueden explicarse de otra manera, pues en nuestro medio, esos funcionarios o servidores públicos no se mandan solos, y resultaran ser los “chivos expiatorios”, si quienes ordenaron sus acciones se arrepienten de haberlo hecho.
Sin otro particular por el momento, te saludo afectuosamente, deseando lo mejor para ti y los tuyos.
Atentamente
Luis N. Dávila Flores