Sólo para chicas valientes
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Sólo para chicas valientes
Hoy le mando un aplauso a las mujeres firmes, valientes y decididas. Porque sí, porque mereces tu propio reconocimiento por seguir adelante, por saber decir que "no", porque sabes que ese “no” tan firme, te ahorrará muchas lágrimas después.
Hoy te reconozco porque te sabes bella, inteligente, decidida y fuerte y no necesitas que nadie te lo diga, tú lo sabes y con eso basta.
Hoy te aplaudo porque te superaste a tí misma, formaste y cumpliste tus propias reglas de vida y porque eres inquebrantable en tus decisiones.
Hoy le mando un aplauso a quienes aprendieron a amarse y respetarse por encima de alguien que no te mereció. Porque supiste levantarte, dar la vuelta y seguiste adelante para alcanzar todos tus sueños y metas.
Hoy te aplaudo a tí, hermosa y valiente, porque has aprendido a ser feliz sin nadie que te maltrate a tu lado y porque no le permites a nadie llamarte de otra manera excepto “mi amor”, “mi vida”, “bella-hermosa”, “mi cielo”, “mi todo”.
Hoy te reconozco porque lloraste, porque te detuviste en tu largo andar para llorar, moquear, limpiarte las lágrimas, levantaste la cara y dijiste: “Te perdono, te deseo lo mejor, ve con Dios”. Porque ante la humildad el coraje te hizo fuerte y te convertiste en alguien más valiosa que antes. Sólo así aprendiste a amarte, a respetarte y hoy sí sabes cuánto vales.
Yo te felicito hoy porque ya conociste de amarguras, soledades y traiciones, y pese a tanto haber llorado y gracias a tantas caídas, hoy hasta has aprendido a sonreír.
Te felicito porque hoy sabes que hoy podrías tener un buen día pero sabes que el día de mañana podría ser triste y gris, pero con la edad y la experiencia aprendiste que pasando las tragedias, las lágrimas se secan, y vuelves a sonreír.
Hoy das gracias a Dios por lo vivido y lo no vivido. Por lo que sucedió y todo aquello que no te aconteció. Hoy sabes dar las gracias por lo bueno, y por lo malo. Porque lo malo te hizo crecer y prometerte no volverte a equivocar y porque lo bueno te hace saber que hay días felices, aunque algunos duren muy poquito y algunos otros un poquito más...
Yo las felicito a todas, a todas las que cayeron, sangraron de sus rodillas, limpiaron sus heridas, enjugaron sus lágrimas y volvieron a caminar. Dignas, altivas y orgullosas de sí mismas, porque no sabían lo fuertes que son, hasta que tuvieron que serlo.
Hoy felicito a las mujeres, y no necesito de una fecha especial para hacerles una celebración. Hoy las felicito porque sí, porque son mujeres, porque lo lograron, porque pactaron consigo mismas las reglas que hoy rigen tu vida y tu camino y que te hacen caminar con paso más firme que ayer.
Yo las felicito a todas, porque todas son bellas, porque saben que su belleza viene intrínseca en su ser, no en su físico. Porque saben que unos cuantos pesitos te permiten traer un super peinado, un super manicure, un super vestido, con todo y zapatos y bolsa elegante. Pero sabes que no existe ninguna cantidad de dinero que compre tu dignidad y porque sabes muy bien que tú no estás en venta. (Nota: Ellos lo saben también).
Te felicito porque aprendiste que aunque seas inteligente, preparada, autosuficiente, hoy sabes que para estar con alguien hay que darle todo aquello que exiges: espacio, confianza y libertad.
Sabes que quien traiciona la confianza te pierde y con ello podría perderlo todo. Y por eso, devuelves cada acto que recibes, no podrías romper la confianza de quien lo da todo por ti.
Hoy sabes devolver todo aquello que recibes, y te hace feliz pagar la mitad de los recibos mientras él compra el comedor o la recámara nueva.
Estás orgullosa de haber aprendido de tus errores, por eso hoy escoges, eliges, miras bien, analizas y aceptas o no aceptas, pero sabes que en el juego del amor las cosas son así, hay que apostarle a todo, y si fallaste ni modo. No pasa nada, a seguir viviendo.
Hoy sabes que el amor no es una competencia, que en la casa los dos deciden y mandan los dos. Hoy sabes que hay mujeres fuertes, otras débiles y algunas otras que por interés, están dispuestas a soportarlo todo… Y si tú te respetas tanto a ti misma, generalmente no estás cerca de personas que no se respeten a sí mismas.
Aprendiste a ayudar a tus amigas, pero a soltar a quien no busca ayuda, porque dice no necesitarla y que así está bien.
Yo las felicito a todas, pero sobre todo a aquellas que levantaron y dijeron “Yo”, cuando Dios preguntó si quieres ser feliz, y no depender nunca de nadie más.
A las que se han divorciado, una, dos veces, porque una y dos veces, volvieron a vivir con un patán, al quienes pudieron por fin dejar atrás.
Felicidades a aquellas que amanecen y se saben bellas, con sus años, con su edad, y porque se saben un ejemplo para sus hijos, para sus hijas.
A las independientes y autosuficientes, que no se dejan y que no permiten desamor y traiciones.
Pero sobre todo, y por último, felicito a los caballeros que tienen a su lado a una mujer así.
Sólo hombres valientes, honestos y decididos entregan su vida a una mujer que dará todo por ellos. A esos hombres maravillosos que son firmes con sus debilidades y dicen “no”, a sabiendas de que por un instante de hormonas, podrían perderlo todo.
Yo aplaudo a los hombres y mujeres íntegros, que entregan lo mejor y que reciben lo que dan.
Felicidades mujeres. Porque en la vida es necesario caer, para aprender a caminar. Es necesario perder, porque al perder, tal vez estés saliendo victoriosa.
A las que cantan por las mañanas y tienes deudas, a las que sonríen y tienen alguna enfermedad, a las que ríen tras haber llorado, a las que se admiran, cuando alguien les dijo alguna vez que nada serían.
A ellas, a las que de las cenizas se levantaron para convertirse en una bellísima Ave Fénix, a todas ellas, hoy, de pie, les aplaudo.
Felicidades mujer, lo lograste, aprendiste por ti misma a ser feliz.