SOFAR análisis
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SOFAR análisis
“Cuando nadie pueda engañarte, entonces y sólo entonces, estarás listo para la sabiduría de la táctica”: Miyamoto Musashi, el mejor samurái que haya existido, autor en 1645 del gran pequeño libro “Escrito Sobre las Cinco Ruedas”.
Esto significa entender que quien más nos engaña, y con mayor frecuencia, es nuestro propio Ego. Decía mi padre: “nunca se es más tonto que cuando te crees listo”. El mérito de aceptar esa verdad es recompensado con el logro de cada una de las misiones ejecutadas en forma impecable.
El éxito es el resultado de espléndidas estrategias, pero cuando las examinas más de cerca se descubre la paradoja. No existe un carril de alta velocidad para aquellos que tienen desempeño brillante y entregan excelentes resultados. El análisis es el punto crucial de arranque del pensamiento estratégico, y (ojo) la inteligencia de implementar las órdenes ejecutivas con resultados de excelencia requiere de un equipo de trabajo en desarrollo continuo de planeación y control de procesos.
La actitud lo es todo (para los mandamases y para los subordinados), el ego debe estar calibrado como las llantas “todo terreno”; ni desinflado, ni con aire de más porque truena. Para educar al ego, primero hay que lograr que no se sienta amenazado, porque es cuando reacciona fatal y decide peor. Cada situación a enfrentar y resolver puede abordarse con la sencilla técnica SOFAR análisis; hay que enunciar todo lo referente a cada fase del ejercicio donde interactúan los integrantes de un equipo y los altos directivos. “S”, lo que realmente es satisfactorio ahora; “O”, lo que se puede optimizar; “F”, las fallas que tenemos; “A”, aquellas fallas que se han convertido o se pueden convertir en amenazas; “R”, los resultados que necesitamos generar y las rectificaciones a fondo para lograrlo.
Nada tiene que ver la suerte, todo es cuestión de actitud y de método. Para resolver un problema es vital que desde el principio éste se formule de manera clara y completa, que facilite el descubrimiento de una buena solución.
Una vez identificado el prototipo del problema, inicia un proceso intelectual: claro, concentrado en el análisis racional (no emocional) de la esencia del mismo. Ir del “todo” a las partes identificadas y su potencial de riesgo. Hay que escuchar siempre –repito– siempre, a quien levante la mano para indicar; qué está mal y por qué no resultará.
Los colaboradores de alto perfil ético se caracterizan por ser congruentes. Aman su profesión y viven comprometidos con la misión, su honestidad intelectual está por encima de cualquier tentación de seguirle la corriente al mandamás. Lo que importa son los resultados logrados con: visión clara, sentido de previsión, análisis de alta precisión en cuanto a riesgos, eficiente búsqueda de alternativas, descartar ideas o acciones inútiles, adquirir conocimiento de la logística, generar prevención con plan a detalle de acción estratégica, saber implementar las órdenes ejecutivas en tiempo y forma, incluyendo manejo asertivo de crisis. Así como también tener considerada la siguiente etapa y sus variables a resolver.
¡Decídete a ser feliz hoy!
@_A_lfonsina