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Sinaloa busca regularizar escuela abierta por 'Los Chapitos' en Culiacán
El gobierno de Sinaloa busca incorporar al sistema educativo estatal una escuela que fue equipada por los hijos del narcotraficante Joaquín El Chapo Guzmán Loera, quien purga una pena de cadena perpetua más 30 años en una prisión de Estados Unidos.
Desde inicios de esta semana, alrededor de 90 niñas y niños toman clases presenciales en el inmueble equipado por los hijos del narcotraficante nacido en Badiraguato, Sinaloa.
El plantel se encuentra en la colonia Ampliación Bicentenario, un asentamiento irregular localizado al sur de esta capital sinaloense, y una de las zonas de mayor marginación en la ciudad.
MILENIO acudió al plantel y pudo verificar que en la entrada del mismo se colocaron las iniciales “JGL”, en referencia a Joaquín Guzmán Loera, El Chapo. Las mismas letras fueron impresas en cajas de cartón en las que se encontraban computadoras portátiles donadas a la improvisada escuela por los hijos del narcotraficante de 63 años.
Juan Alfonso Mejía López, secretario de Educación en la entidad, explicó que el plantel debe ser regularizado, pues de lo contrario los estudios de las niñas y niños que acudan a él no tendrán validez oficial.
El funcionario del gobierno de Quirino Ordaz Coppel señaló que personal del Área de Supervisión Escolar ha iniciado acercamientos con maestras de la escuela temporal “Extensión Bicentenario”, la cual fue habilitada por los familiares de Guzmán Loera.
“En eso es donde estamos concentrados (en la regularización de la escuela); creo que eso es importante respecto a la planificación. Recordemos, por ejemplo, incluso hay en ocasiones escuelas en donde mucho tiempo duran como de cartón, pero no cuentan ni siquiera con una clave escolar. Entonces creo que es importante estar en el terreno y darle un seguimiento”, dijo Mejía López al ser consultado sobre el estado en que se encuentra el plantel.
Maestras entrevistadas en el lugar informaron que fueron los propios hijos de El Chapo quienes ordenaron que se construyera la escuela, a la cual donaron pantallas, equipo de cómputo, servicio de internet, bancas, mesas, uniformes, y hasta zapatos escolares para los 90 alumnos inscritos.
“Nada más que vengan y que nos den la talla, porque ellos (quienes habilitaron la escuela) quieren que todos traigan uniforme”, dijo Esmeralda, una de las maestras de apoyo de la escuela “Extensión Bicentenario”.
La profesora afirmó que con anterioridad habían solicitado al gobierno estatal apoyo para dicho plantel.
“Se había hecho una petición, pero como ahorita todos los recursos se estaban yendo a lo del covid-19, estábamos batallando. Había la intención del gobierno de apoyar, pero la verdad no se había dado porque no había recursos. También se había hecho una petición a la sociedad, pero ahorita todos están enfocados en lo de la pandemia y qué bueno, pero aquí en lo de la escuela nadie había podido apoyar. Se habían hecho varias peticiones, de que estaban batallando para estudiar, estudiaban en una pequeña parte, pero no se daba el alcance”, comentó.
Al respecto, el secretario de Educación Estatal, Juan Alfonso Mejía López, dijo desconocer que los habitantes de la colonia Ampliación Bicentenario hubieran realizado una solicitud de equipamiento para su escuela temporal.
La escuela cuenta con baño, una techumbre, televisión y pizarrón. Además, a los niños se les brinda un refrigerio y a través de mensajes las maestras comunican lo que les hace falta.
“Los hijos de Guzmán Loera me dijeron en el último mensaje que recibí que le echáramos ganas, que no me preocupara, que nos iban a seguir apoyando de una u otra forma y qué les puedo decir, estamos muy agradecidos... ahora iban a traer unas tablets porque como no basta con las pantallas, van a traer una tablet para ponerlas por mesa”, dijo Adilene, otra profesora del lugar.
La mayoría de los alumnos de la escuela temporal “Extensión Bicentenario” son hijos de padres dedicados a la recolección y venta de materiales de desecho, como cartón, aluminio y botellas de plástico.
“Los hijos de Guzmán Loera querían hacer algo muy grande; querían construir una escuela, pero no se daban los tiempos. Les dije que los lujos no importaban tanto, que lo más importante era el Internet y todo esto; se les habló de este lugar, que si nos podían ayudar a adaptarlo, y pues sí lo adaptaron: hicieron la reja, la tela, hicieron ese baño porque antes era algo de lámina y fierros viejos”, concluyó la maestra Esmeralda.