Sin proyecto, sin ideas, sin control

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Sin proyecto, sin ideas, sin control

Lo que ocurrió con el Guadalajara y el Atlas, esta semana, es un ejemplo más de la incapacidad de las directivas de ser autocríticas, pero sobre todo honestas con sus proyectos y con la gente con la que trabajan. Aquí no cabe el discurso de darle oportunidad al cuerpo técnico que venía trabajando hasta antes de la cancelación del Clausura 2020. Porque si se iban a esperar a que Luis Fernando Tena tuviera una mala racha (en el caso de Chivas) o que por un milagro Rafael Puente dejara de tener números perdedores, mejor hubieran cortado con esas relaciones desde marzo, cuando se terminó el torneo anterior.

Eso era lo más sano para su labor dentro de estas instituciones, que —aunque tienen objetivos y prioridades diferentes— parecen no comprender que tienen a dos de las aficiones más activas del país, en cuestión de interacción y reclamos. Es como si no les importara, vaya.

¿Qué pelea el Atlas que pudiera ser tan importante para su directiva? No pagar los 120 millones de pesos de multa por ser el último lugar de la tabla de cocientes (70 mdp si es penúltimo y 50 mdp si es antepenúltimo). O si tienen esas cantidades de dinero para regalarlo por una mala planeación de un torneo, que lo hagan, es su problema, es su capital. Pero en estos momentos, no creo que haya un solo equipo en la Primera División que tras las pérdidas que han tenido por la pandemia, quiera regalar más y más por sus pésimas decisiones.

Para qué demonios esperarse a la Jornada 3 para destituir a un entrenador con la peor racha de partidos perdidos de manera consecutiva de la historia, a un hombre que hasta antes del Guardianes 2020 ganó uno de 13 partidos mientras dirigía al Querétaro y Atlas. Por qué demonios no pensaron y buscaron a un técnico que les hiciera una planeación con la que pudieran iniciar de otra forma. Lo peor, es que traen a Diego Cocca que con este Grupo Orlegi ya fracasó y fue destituido del Santos, y que con Tijuana tampoco terminó de la mejor manera.

Y en el Guadalajara igual, aunque la meta con las Chivas es regresar a la Liguilla y entre los cuatro primeros lugares, según las palabras de su director deportivo. Nadie lo está inventando, él lo dijo y esas mismas palabras pueden costarle caro. Lo sabe y por eso es que apresuró la salida de Tena. Pero que entienda una cosa, la llegada de Vucetich por sí sola puede no cambiar mucho en este equipo, cuando el verdadero problema puede ser el armado del plantel, algo que es responsabilidad de este personaje que pareciera estar más ocupado ahora en ver a quién aventar la culpa. Si Chivas no se clasifica será por los errores de Ricardo Peláez, quien pudo trabajar, insisto, desde marzo, con el técnico que quisiera y dejó a Tena.

Así que la responsabilidad es mayor de quienes no planearon bien, de quienes eligieron y que parece, son los que menos autocrítica tienen.