Es una realidad: el amor, el cariño, la lealtad, la fidelidad y el respeto se acaban en muchos matrimonios. La menor parte de las veces, las parejas que se separan están de acuerdo en terminar el vínculo. Esta situación se suma a que la salud mental se ha relegado, lo que termina por incidir en las separaciones, de acuerdo con expertos.

“De 100 divorcios, 80 son unilaterales (cuando solo un cónyuge solicita el divorcio), y un 20 por ciento son bilaterales, cuando los dos están de acuerdo”, estimó Jesús Mata, juez tercero de primera instancia en Materia Familiar, del distrito judicial de Saltillo.

Basta que una persona quiera divorciarse para disolver el vínculo matrimonial aunque la pareja no quiera, pues la Suprema Corte de Justicia de la Nación y la Constitución defienden el libre desarrollo de la personalidad, y por lo tanto no es necesario que el cónyuge deba justificar las causas.

Bajo estas condiciones, el rompimiento legal podría demorar hasta un mes y medio, pero los juicios en caso de propiedades, bienes, hijos, alimentos, convivencias y custodias son los que llevan más tiempo.

“Muchas veces las parejas, hablo tanto de la señora como del señor, anteponen su coraje, el hecho de destrozarse como personas y como pareja, se anteponen ellos para causarse daño mutuo y sobre los menores”, reflexionó Mata.

SALUD MENTAL, RELEGADA

Expertos coinciden que en el confinamiento, en donde han aumentado los divorcios, también se han exhibido acciones que denotan cómo la salud mental ha sido relegada.

“Creo que este confinamiento, ha hecho más visibles muchos de estos no bienestares al interior de las familias, por el encierro la mayor parte del tiempo”, señaló el doctor Mario Alberto de los Santos.

Violencia, maltratos, abusos, insultos, infidelidades y adicciones han sido algunos motivos que las personas alegaron para ratificar el divorcio ante el juez, situación que aumentó de mayo a la fecha, después de tres meses en que los Juzgados en Materia Familiar trabajaron solo casos urgentes (como guardia y custodia de menores).

Una de las situaciones que provocan estas consecuencias violentas al terminar relaciones es que la salud mental todavía no es considerada como un tema prioritario y las autoridades tampoco la califican dentro del primer nivel de atención.