Solo porque les parecía sospechoso cuando caminaba por un parque, policías municipales de Mérida presuntamente violaron, golpearon y asesinaron a José Eduardo Ravelo, de solo 23 años de edad y originario de Veracruz.

La madre del joven, María Ravelo Echeverría, expresó que José había ido a la ciudad yucateca en busca de trabajo, pero el 22 de julio policías lo detuvieron, le cuestionaron su sexualidad y lo subieron a una patrulla, donde lo golpearon y violaron.

Luego lo trasladaron a la Fiscalía donde, según lo relatado por la madre, volvieron a abusar del joven y lo torturaron.

Mientras rendía su declaración, José Eduardo comenzó a sentirse mal, por lo que fue revisado y el médico constató que había sido abusado sexualmente y golpeado.

Uno de los médicos tratantes, al constatar la violación, preguntó si el muchacho era homosexual. 

Por protocolo se le practicó una prueba COVID, la cual salió negativa; con todo, los doctores dijeron que el joven era sospechoso, por lo que lo trasladaron al área de coronavirus donde finalmente murió el pasado 3 de agosto.

Originalmente, José Eduardo Ravelo no ingresó a ese centro de salud por haberse infectado de SARS-CoV-2. Los registros médicos afirman que al llegar traía destrozados los riñones, un pulmón perforado, lesiones cerebrales y evidencia de haber sido violado. 

El acta de defunción de José Eduardo anuncia que su vida fue una, entre tantas otras, que se llevó la pandemia. Sospechosamente, en ese documento no aparecen relatadas las lesiones que verdaderamente lo asesinaron. 

Con la presión de su madre y con pruebas en su contra, el gobierno de Yucatán informó que se había detenido a los policías que participaron en su detención y se espera sean investigados por los delitos cometidos.

Con información de Milenio