Silverio, un líder yaqui que brindó confianza a los suyos

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Silverio, un líder yaqui que brindó confianza a los suyos

Alejandro Medina
Era un líder que brindó por años confianza a los suyos. Vivió en la modestia económica, nunca hizo mal uso de las posiciones que fue ganándose

Juan Silverio Jaime León nació en 1957. Cuando niño, como todos los infantes de la tribu yaqui, anduvo descalzo en medio de las soledades de los llanos cercanos al mar, lejos de las ciudades. De adolescente sintió el desprecio de los mestizos por su origen, de adulto destacó entre propios y extraños por su congruencia. Desarrolló un liderazgo que lo hizo muy respetable.

Cuando en la década de los setenta existió el de subprograma Castellanización, inició su fase de enseñar como promotor cultural bilingüe apoyado por el sacerdote yaqui, Felipe Rojo Maldonado. En 1982 concluyó sus estudios de magisterio, en Los Mochis, Sinaloa. Más tarde, con muchas responsabilidades familiares y laborales, concluyó en 1997 una licenciatura en educación para el medio indígena en la Universidad Pedagógica Nacional. En 1998 le publicaron su primer libro: “Testimonios de una Mujer Yaqui”.

Su compadre Manuel Bacasegua, joven profesor de su pueblo, para el que tuvo especial afecto, se encuentra muy consternado. Una muerte así en un momento en el que Silverio estaba mediando asuntos delicados para su pueblo, es un momento no esperado para muchos que tenían cifradas sus esperanzas en un buen líder. Silverio murió el pasado Día del Maestro.

Lo conocí hace tres años, y precisamente lo que más saltaba a la vista de él era su capacidad para la mediación social. Hablaba pausado y con fluidez en su lengua nativa y en castellano, era una figura moral entre los suyos, pero hacía valer su categoría personal entre los mestizos.

Fue justamente Silverio quien dio acomodo a la doctora Raquel Padilla en su casa, donde la investigadora escribió uno de sus libros notables con base en la historia de la madre del yaqui, quien le confió a la investigadora, que regresar al espacio en donde habían sido tan maltratados centenares de sus ancestros, le hacía oler en el aire el sufrimiento de todos ellos.

La última vez que conviví con él fue el 18 de noviembre del 2019 en las instalaciones de Itesca, en el pueblo de Vícam, en el homenaje que se le hizo a Raquel Padilla después de que fuera asesinada. Silverio dio un discurso muy emotivo que sorprendió a la concurrencia, pues lloró al recordarla.

Ya no estará la defensora mestiza de los yaquis, ni estará el baluarte yaqui. Dos grandes pérdidas en menos de un año para este pueblo originario. Silverio murió después de haberse infectado de COVID-19. Un yerno suyo, trabajador de una vulcanizadora, lo contagió.

Pronto y poco a poco iniciará la construcción del Centro Holístico Yaqui en Rahum, Guaymas; para que las clases que actualmente se imparten en materia de expresiones artísticas, bordado y de lengua, en un local prestado, se sigan ofreciendo. Cuando se presentó la maqueta de lo que será dicho Centro, Juan Silverio Jaime León estuvo en el presídium y se alegró de que una de las salas llevara el nombre de Raquel Padilla: propondré que otra de las salas lleve el nombre de Silverio.

Los decesos que están ocurriendo a raíz de la pandemia nos conmueven mucho, pero el fallecimiento de Silverio deja una sensación de muerte colectiva en la Nación Yaqui.

Este hombre inolvidable se jubiló en 2013, después de haber sido profesor frente a grupo, supervisor y jefe de sector educativo. Una de sus últimas responsabilidades fue estar al frente de la Dirección Indígena del gobierno estatal de Sonora. En el actual sexenio fungía como delegado federal de los suyos, su objetivo era acercarles beneficios como garantizar el agua potable a los ocho pueblos yaquis y mejorar salud y educación. Su presencia era muy familiar entre los cronistas sonorenses.

¿Por qué dedico a su memoria esta columna editorial? Porque era un líder que brindó por años confianza a los suyos. Vivió en la modestia económica, nunca hizo mal uso de las posiciones que fue ganándose. En México necesitamos líderes como él. Descanse en paz, Juan Silverio Jaime León.