Usted está aquí

Si y solo si…

La alternancia en coahuila resulta más que apremiante, tiene carácter de imperativa, urgente, inaplazable

Se emplea en lógica y matemáticas la llamada bicondicional, representada por una flecha doble (una línea horizontal con puntas a cada extremo) y afirma que una proposición es verdadera única y exclusivamente cuando otra también se cumple.
       
Esta doble implicación suele expresarse: “P si y sólo sí Q”. Es decir: P es cierta si, y sólo si, Q también es verdad.
       
No ahondaré más, porque no quiero, si por casualidad me está leyendo alguno de los profes del Ateneo, ganarme alguna reprimenda si incurro en algún error o involuntaria falacia.
       
Hace ya unas semanas que diversos actores de la política comarcana sostuvieron una reunión al calor y sabor de las viandas regionales.
      
La escena no podía ser más pintoresca y la asamblea mejor representada: Compartiendo el cabrito estaban el empresario, el político izquierdoso (desde su nombre) y el político de la derecha (desde su apellido).
     
Según su decir, el encuentro no fue sólo para empacar, sino para discutir una posible postulación ciudadana con miras a la sucesión gubernamental coahuilense.
         
Y yo no sé usted qué piense, pero para mí la alternancia en nuestro Estado resulta más que apremiante, tiene carácter de imperativa, urgente, inaplazable.
         
Vamos a ignorar sólo por un segundo todo, todo el incuantificable daño que han infligido a Coahuila las dos últimas gestiones (pasada y actual), ese binomio trágico que será recordado como el Moreirato.
         
El puro y simple hecho de que en toda nuestra historia moderna nos haya regido un mismo partido -un régimen hediondo en el que lo único que se alternan son las distintas dinastías de parásitos caciques bajo una misma divisa- explica nuestra desgracia actual, la catástrofe económica, moral, social, administrativa y por supuesto política que somos.
         
Súmele ahora los horrores de Moreira Primero (El Bailador ) y Moreira Segundo (ya el juicio popular se encargará  de su mote postrero), y coincidirá conmigo en que si hay algo fundamental, si hay un primer paso hacia una posible reconstrucción, si existe un “por dónde empezar” está en la salida del PRI del Poder Ejecutivo. A como dé lugar.
         
Vale una de grillo y dos de sorbete si el que llega es un radical de izquierda (un Rayito de Esperanza light), o un mocho persignado de la derecha más conservadora, o un ricachón con más tablas en asuntos taurinos que políticos.
         
Poco importa eso ya. Ninguno resolverá todos los problemas acumulados ni tendrá una gestión a prueba de errores. De lo que se trata sencillamente es, como ya dije, de eliminar de la ecuación al pútrido cadáver de dinosaurio para empezar medio a limpiar y levantar la casa. Un proyecto de larguísimo plazo (¡Gracias, pinche PRI!).
          
La buena noticia es que bajo ese esquema de alianza sí es perfectamente posible desterrar al tricolor y mantenerlo a raya hasta que se extinga por completo como corresponde. Tan es posible que bien pronto los PRI-Rex comenzaron a hacer campaña contra el izquierdoso del grupo y el mismo Gobernador lanzó denuestos contra “los broncos” (que’sque porque no arreglan “ni madres”), declaraciones que como búmeran, se le regresaron para golpearle directo en la cara.
         
La buena noticia es esa, que si se une el Reino de Rohan, el Ejército de Góndor, los medianos de La Comarca, enanos, elfos y hasta los pitufos, sí es posible destruir el Anillo y correr de una buena patada en la cola al siniestro Saurón.
         
Aquí es donde entra el silogismo inicial: “Si y sólo si” La condición es esa, que permanezcan unidos y el día de la batalla, la Espada de Isildur la empuñe aquel precandidato que llegue mejor posicionado en las encuestas y las preferencias, independientemente de su origen, afiliación o ideología.
         
Que el elegido sea el más fuerte al día de la elección y que todos los demás precandidatos (y sus respectivos activos y equipos) trabajen con el mismo empuje al servicio de la alternancia.
         
Porque si destapan a uno y resulta que los respectivos asesores de los otros comienzan a susurrarles “¿Pero por qué él, si tú eras el bueno? ¡No permitas que te hagan a un lado, lánzate tú por la libre!”, entonces sí, todo habrá valido pechuga del KFC (o chiches de gallina, pues).
         
Mucho me temo que el PAN jamás jalaría en un esfuerzo colectivo (porque carece de visión y es pésimo en un sentido organizacional).
         
Pero si hasta los changos del Planeta de los Simios entendieron la importancia de que la unión hace la fuerza, quizás el PAN también llegue a entender un día que, más importante que sentar a un panista en Palacio Rosa, es el rescatar a Coahuila.
         
Y dicho rescate sólo se dará desterrando al Revolucionario. La alternancia se dará, si se cumple la bicondicional.
Habrá alternancia, sí. Pero si y sólo si…


petatiux@hotmail.com 
facebook.com/enrique.abasolo