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Sex Shop: En Saltillo, el sexo se salvó de morir por COVID
Al principio como que la pandemia apagó la llama de la pasión, pero poco, con eso del encierro, del resguardo, del quédate en casa, el deseo, como el ave fénix, resurgió de las cenizas.
Y entonces los saltillenses, dizque conservadores saltillenses, se volcaron, con pena y no, a las tiendas que expenden objetos para el placer carnal: las sex shops.
Estas tiendas, que están catalogadas como negocios no esenciales hubieron de cerrar sus puertas, como quien se mantiene en ayuno sexual, pero luego abrieron.
Y el sexo se salvó de morir del COVID, sobrevivió al coronavirus.
“Hubo un momento en que sí llegó a ser preocupante la situación, pero ahora parece que ya va como mejorando”, dijo la empleada de uno de estos comercios situado por el bulevar Carranza.
Abril, mayo y junio fueron los peores meses para la industria del sexo, que estuvo muerta, sin actividad, frígida, pero que con el tiempo revivió.
Hombres jóvenes y maduros, mujeres maduras y jóvenes, de todas las preferencias sexuales, llegaron hasta estos lugares, para en tiempos de COVID, cambiar la ansiedad, la depresión, la angustia y el miedo, o el simple tedio; por el goce, hasta que el cuerpo aguante.
“Vienen señores de 40 años para arriba, hasta 60, buscando una pastillita para ayudarse, tienen miedo de consumir Viagra y los productos que vendemos son completamente naturales, te hacen la misma función que el Viagra y con menos riesgo, se lo toman con más confianza”, comenta Francisco, el dueño de una tradicional, si así se le puede llamar, tradicional sex shop de la ciudad.
—¿Vienen seguido?—
Tengo clientes que vienen dos veces por semana.
¿Señoras?
Señoras grandes vienen a buscar lubricantes, porque hay personas que ya con el cambio hormonal tienen que buscar la manera de que no sea tediosa su actividad sexual porque ya batallan más con la lubricación, para excitarse, mas que nada con la líbido.
Y aunque los cortes de caja no se comparan con los de años anteriores, por culpa de la pandemia, la demanda de juguetes, accesorios y medicinas naturales, para el disfrute sexual, ha ido repuntando.
FEBRERO, TODO EL MES DEL AMOR
Y febrero, los días previos a la celebración de San Valentín, es una de las mejores temporadas, además de diciembre, para estos singulares comercios.
“Esperamos que esta semana mejore mucho la venta”, comentó la encargada de otra de estas tiendas donde habita lo sugestivo, lo voluptuoso, la tentación.
Hay desde quienes entran aquí muy discretos, muy despichaditos, en busca de una pastilla que por 75 pesos haga que el amor, y otra cosa, les dure toda la noche del 14 y que esa noche del 14 sea inolvidable.
U otros que vienen por algo más sofisticado: un vibrador que se maneja con celular, no pregunte cómo, que cuesta entre 8 mil y mil 15 mil pesos; hasta una muñeca inflable, casi real, traída desde Los Ángeles y que vale, nada más y nada menos que 70 mil pesos.
“Cambió mucho lo que eventualmente vendíamos a lo que ahora quieren los clientes. Están encerrados en sus casas, se han puesto a leer, a informarse y a veces sí vienen con cosas así como que… muy extremas”, revela la tratante de otra conocida cadena de sex shop de la ciudad que antes tenía tres sucursales, pero que por la crisis cerró una y ya nomás le quedan dos.
—¿Cómo extremo?—
Vibradores que se manejan por aplicación, se conectan por wifi, y puedes hacer vibrar tu juguetito en cualquier parte del mundo, igual se manejan por bluetooth o que son inalámbricos.
El furor es tal que, aún tiempos de pandemia, incluso hay personas que organizan tandas para comprar un juguete de los caros, según Francisco, el propietario de otra tienda de artículos sexuales, el primer negocio de este ramo que nació en la ciudad.
“Se junta un grupito de cinco o seis personas y se dividen lo que cuesta un juguete y lo van comprando cada semana”.
LA LENCERÍA NUNCA PASA DE MODA
Pero, a decir de los dependientes de estas misceláneas del sexo, lo que en tiempos de pandemia y no, lleva la gente, los recatados saltillenses, es la lencería, “el calzoncito, el brasiercito”. ¿Qué le parecería degustar una tanga comestible o un lubricante con sabor a fresa?
“Todo lo que vendemos aquí la gente lo toma como terapéutico para mejorar la relación entre las parejas. Igual se los recomiendan los doctores. Hay parejas que por el cansancio, por el estrés del trabajo, por las presiones, se distancian y ya empiezan con una terapia y les empiezan a recomendar juguetes y es del modo que vuelven a reavivar su actividad”, comentó Francisco, el dueño de un establecimiento que vende objetos para el placer sexual.
Ahora que los disfraces de conejita, de mucama, de enfermera, de diabla, de colegiala, de policía son la delicia de jóvenes y viejos, de viejos y jóvenes, de todas las clases sociales.
Los preferidos son el de colegiala y el de enfermera.
Y qué decir de los aceites para dar masajito o los anillos vibradores o los lubricantes multiorgásmicos o los afrodisiacos o los perfumes con feromonas.
—¿Esto de la pandemia cambió la dinámica sexual de las parejas?, ¿se notó aquí?—
Sí se notó, en los casos de parejas que no se veían todos los días, que no venían porque no tenían tiempo y ahora tienen el tiempo de venir y comprarse un artículo de lencería, o un aceite para masaje para los dos, responde la dependiente de una sex shop donde la libertad no tiene límites.
Parejas, hombres solos, mujeres solas, son los clientes habituales de estos negocios que resaltan entre las avenidas comerciales de la metrópoli.
Desde hace días las sex shop se prepararon, arreglaron todo, para el Día del Amor y la Amistad.