Seres urbanos
Usted está aquí
Seres urbanos
¿Se puede tener vida urbana al pie de áreas naturales? ¿Es posible disfrutar en las ciudades de las bondades de todos los servicios de la tecnología y al mismo tiempo abrir las ventanas de nuestras casas para contemplar las bondades de la Tierra?
He visitado muchas ciudades mexicanas y lo primero que observo es la manera en que sus habitantes las viven. Por ejemplo, he visto que en las ciudades de Querétaro, Colima, Mérida y Puebla hay un gran flujo de ciudadanos que gozan las calles de sus centros históricos y algo que salta a la vista en estos lugares es que en los fines de semana hay cientos de carriolas empujadas por padres o madres paseando a sus pequeños hijos.
Estos pintorescos vehículos de tracción humana solo se observan en espacios públicos sanos. Lamentablemente en la mayor parte de las ciudades se privilegia a los automóviles cuyos conductores invaden hasta las banquetas sobre las que los llegan a estacionar. Esta invasión afecta la convivencia de las familias que se trasladan caminando a los espacios públicos porque ya no tienen confianza en éstos y entonces prefieren quedarse en casa.
“No vivamos en una ciudad invisible que está en todas partes y no pesa en ninguna”, nos dijo el urbanista social Rubén Pesci en su conferencia dentro de la Smart City Expo Puebla que se realizó del 16 al 18 de febrero.
Teniendo entre el interesante auditorio a Miguel Ángel Cancino, titular de la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial de la Ciudad de México, a Gabriel Navarro, secretario de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente de la ciudad de Puebla, y a Gabriel Todd, secretario de Desarrollo Urbano de la Ciudad de Monterrey; el argentino Rubén Pesci comentó que hay que desarrollar el territorio con inteligencia y aseguró que vivir en los suburbios, es como vivir en una ciudad de segunda.
Y yo pregunto: ¿Dónde está la inteligencia? ¿En las ciudades, o en las personas que las habitan? Las personas son las que tomamos decisiones sobre el uso de los espacios privados en cuanto a nuestras casas, y también son personas las que deciden cómo ocupar los espacios públicos. Con esto último entramos a la esfera de la política porque como entes políticos elegimos a quienes nos representan y pareciera que frecuentemente elegimos mal de acuerdo a las decisiones sobre lo urbano de quienes nos gobiernan.
Nuestros gobernantes no tienen la obligación de saberlo todo pero si tienen la responsabilidad de elegir correctamente a los que los apoyarán en el tema del desarrollo urbano. La manera en que se decida cómo desarrollar el territorio podrá posibilitar o no, la vida urbana sustentable. ¿Cómo hay que ocupar los espacios para fortalecer la calidad de vida de los seres urbanos? ¿Cómo podemos los ciudadanos tomar el poder que nos corresponde para incidir realmente en las políticas públicas?
No podemos encapsularnos en nuestras casas observando cómo sigue destruyéndose nuestra ciudad. Hay que apropiarnos de las banquetas de las calles nuevamente, y mientras vamos caminándolas hay que volver a mirar a los demás y saludarlos sin temor porque así estaremos poniendo en práctica el civismo por encima de lo construido.
Rubén Pesci también participó en la mesa de diálogo “Seres urbanos. Hacia una nueva ciudadanía” el pasado viernes en la ciudad de Monterrey. El lugar del encuentro fue una casona de fines de Siglo XIX dentro del Barrio Antiguo, edificio en el que cursé la carrera de economía y que ahora es un recinto cultural. En mi intervención dentro del diálogo comenté lo maravilloso que era caminar en el primer cuadro de la ciudad y atestigüé que la convivencia humana en las ciudades no es posible sin la confianza compartida.
Evitemos llevar vidas artificiales sin el contacto con el patrimonio natural de nuestro entorno, caminemos más y como dice Pesci: “No hay que ceder el futuro de nuestra vida a la especulación inmobiliaria”. El mercado económico de los bienes inmobiliarios no debe impulsar que abandonemos el corazón de las ciudades.