Ser niño es sólo una vez
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Ser niño es sólo una vez
Ser niño está en extinción, a causa de tanta información inapropiada para la edad de nuestros hijos su inocencia está desapareciendo. En estudios realizados encontramos que desde edades muy tempranas, ocho o nueve años de edad, están expuestos a contenidos de adultos como violencia, pornografía o adicciones. Y por el otro lado pareciera que este aceleramiento produjera un estancamiento en su adolescencia hasta los 30 o 35 años. En Estados Unidos, algunos psicólogos afirman que los comportamientos de muchos de 28 años son de 17.
Investigadores, educadores y psicólogos han descubierto una fórmula para desarrollar y madurar a los niños en forma positiva. El secreto es aprender a tocar un instrumento musical. La revista Journal of the American Academy of Child & Adolescent Psychiatry de noviembre del 2014 publicó un artículo titulado “Cortical Thickness Maturation and Duration of Music Training: Health-Promoting Activities Shape Brain Development” (“Espesor Cerebral, Maduración y Duración del Entrenamiento Musical: Actividades que Promueven Saludablemente el Desarrollo del Cerebro”), concluyendo que el entrenamiento musical no sólo ayuda a desarrollar en los niños sus habilidades motoras finas, sino que desarrolla positivamente su madurez emocional y conductual. Quienes practican un instrumento musical tienen mejor capacidad en su concentración, administran mejor su ansiedad y controlan sus emociones e impulsos. La clave no es tocar el instrumento, sino el hábito que adquieren ante una actitud de disciplina, respetando y cumpliendo los momentos de práctica para perfeccionar su habilidad musical. El deporte o una actividad artística o musical desarrollan rutina a través del ejercicio de la disciplina y produce resultados muy positivos como:
• Mantener la atención por un tiempo prolongado.
• Control de los impulsos.
• Manejo óptimo de la ansiedad.
• Control emocional.
El cerebro es como un músculo, sabemos que si levantamos pesos de cinco o 10 kilos, tendremos bíceps más fuertes y grandes. Lo mismo es con el cerebro, si lo sabemos entrenar, crecerá y tendrá un desarrollo óptimo para resolver problemas eficientemente. Motivemos a nuestros hijos a:
• Elegir un área de interés (instrumento musical o deporte).
• Hagan la práctica y el ejercicio una rutina diaria y con un horario específico.
• Identifiquemos metas muy concretas a lograr cada día o semana.
• Permanecer la actividad al menos un año para desarrollar la persistencia a pesar de la dificultad o aburrimiento.
Otro punto importante es que nunca es tarde para empezar aprender una habilidad nueva. Tengo un amigo que tiene 63 años y empezó a tocar el violín el año pasado y lo toca maravillosamente. No es tan cierto el refrán: “chango viejo no aprende maroma nueva”. El cerebro es tan maravilloso y plástico que se adapta a cualquier situación y aprendizaje, solamente hay que ser tercos en lograrlo y lo haremos.
@JesusAmayaGuerr
jesus.amaya@udem.edu