Ser mujer y todo lo demás

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Ser mujer y todo lo demás

Escribo estas líneas después de un apagafuegos en la oficina, llevar a mis tres hijos a un festejo infantil en esta nueva normalidad, llegar a la casa, bañarlos, darles de cenar y dormirlos. No pensaría que pudiera tener tiempo para sentarme a escribir.

La escribo en la víspera de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, y también del cumpleaños de mi tercera hija, que marca para nosotros en la familia la cuenta de la pandemia. Sin duda, las cosas y la vida en sí han cambiado radicalmente este año para todas y todos.

Muchas amigas me preguntan la mayoría de las veces que cómo le hago para hacer todo, yo siempre contesto igual: lo hago igual que tú. Las mujeres, entre nosotras, en estas pequeñas tribus que todas hemos formado para cuidarnos, apoyarnos, hacernos crecer en el sentido personal y profesional, nos cuesta mucho trabajo a veces hablar bien de la otra, echarle porras a nuestra colega, decirle a esa amiga que sí está haciendo bien su trabajo como mamá, como esposa, como hija, como prima, como hermana. Todas somos todo al mismo tiempo.

Mucho se ha hablado y escrito ya de la importancia de encontrar “el balance”. ¿Qué es este balance? Comer saludable, hacer ejercicio, realizarte profesionalmente, tener una comunicación cercana y sana con familia y amigos, pasar tiempo de calidad con tus hijas y/o hijos, tener tiempo para la pareja, frecuentar emocionalmente a tus padres y hermanos y tener tiempo para realizar un pasatiempo o eso llamado “tiempo para ti”, y eso sólo por mencionar algunas; la lista sigue.

Ahora les contaré mi secreto: yo no tengo un balance y decidí hace algún tiempo dejar de buscarlo. Soy mamá de tres, esposa, hija, hermana, profesionista entre los retos que tiene dirigir una organización de la sociedad civil (OSC) en tiempos de pandemia y emprender un par de negocios horizontales, no me deja mucho tiempo para frecuentar familia ni amigas. He tenido la gran fortuna de haber construido diferentes tribus personales y profesionales a lo largo de los años. Puedo darme el gusto de decirle amiga a más de una decena de personas que me han acompañado en los diferentes procesos de mi vida. A todas ellas: gracias. No lo hubiera hecho sin ustedes, y es por ustedes que lo sigo haciendo todos los días. No me dejen sola.

Mujeres, no podemos solas. Es hora de dejar de autosabotearnos y/o sabotear a nuestras compañeras, colegas, amigas y familia. Todas estamos haciendo lo mejor que podemos en medio de una pandemia para sobrellevarla. La carga entre dos o cuatro siempre es menos pesada. ¿Asumen el reto de formar tribus? Adopten a una mujer cercana a ustedes. No se arrepentirán. Entre más seamos las convencidas que las cosas en colectivo siempre ocurren de una mejor manera, seremos capaces de transformar nuestras realidades.

Encontrar el balance de la vida requiere que todas pongamos nuestro mayor empeño en hacer todo al mismo tiempo. Sí, así, tal cual. Todas somos todo al mismo tiempo. Es mentira quien les asegure que una mamá deja de ser mamá en la oficina, o que una esposa deja de ser hija, o una amiga deja ser pareja en ese momento. Todas nos construimos conforme a las experiencias (buenas y malas) que vivimos y de lo que aprendemos de ellas. Así que dedico estas líneas a todas aquellas mujeres que se levantan todos los días para hacer su mejor esfuerzo en lo que les toca a hacer. A ustedes, muchas gracias porque su calle, su colonia, su comunidad, su ciudad es un mejor lugar para todos y todas. Somos mujeres y ciudadanas de tiempo completo.

@garciacecy_

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