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Sentido común

Hace más de 30 años, el escenario de nuestro País no era muy diferente al que actualmente vivimos, padecíamos severas crisis recurrentes bajo un modelo económico que profundizaba la pobreza y la desigualdad. Así surgió una corriente democrática, que después se consolidó como una expresión política de la voluntad de una sociedad que impulsó un proyecto alternativo de País, sensible a las necesidades de la gente y que permitiera alcanzar una sociedad más justa e igualitaria: el Partido de la Revolución Democrática.

Los militantes del PRD somos producto de la fuerza de la sociedad civil que, desde hace casi 30 años, comenzó a tomar en sus manos las soluciones y certezas políticas que de manera institucional no les fueron dadas. Es necesario recordar nuestros orígenes para entender que la voluntad ciudadana es la única fuerza capaz de transformar a una nación, y los políticos, somos quienes debemos impulsar y dar viabilidad a esa voluntad.

El problema con los partidos políticos en la actualidad es que se han alejado de la gente, han dejado de ser sensibles con la realidad y no han sabido adaptarse a la velocidad con la que suscitan los cambios sociales. Al perder cercanía con las personas y la comunicación directa, se pierde la única brújula que nos señala cuál es la ruta por la que hay que avanzar.
Por ello existe la percepción de que se ha perdido el rumbo, por ello ha crecido la incertidumbre entre la sociedad y se ha ampliado la brecha entre la gente y los políticos.

Todos los partidos políticos atraviesan una crisis de credibilidad, de eficacia y, por lo tanto, de legitimidad. El PRD, que es la fuerza política en la que yo creo y milito desde hace casi 17 años, no está exento de esta crisis, y es por eso que hoy nos encontramos en un proceso de reflexión, de transición hacia la conformación de una fuerza política que se revitalice a través del diálogo y fortalezca la relación abierta y respetuosa de todas la voces internas que lo conforman.

El PRD es la fuerza que surgió con la voz de la sociedad. Es la voz de la izquierda, porque desde su fundación ha luchado por la igualdad y equidad en todos los sectores de la vida de nuestro País. Y ha demostrado, en el ejercicio del poder, que puede dar certeza democrática a una sociedad que no busca gobernar sin sentido, sin un propósito, sino que tiene una trayectoria de políticas públicas pensadas por y para la gente.

Desde la izquierda gobernante hemos puesto en marcha políticas sociales, educativas y reformas políticas que han marcado precedente, que han transformando a generaciones enteras que han crecido con derechos y libertades que hace menos de tres décadas eran impensables.

Quien piense que en nuestro partido carecemos de fuerza no ha vivido su historia, no ha vivido sus luchas y desconoce, por lo tanto, la fuerza de la voluntad ciudadana. Un partido no está conformado por una sola persona, por una sola fuente de ideas, un partido son las millones de diferentes voces que lo fortalecen y buscan una ruta con un objetivo en común.

Careceríamos de sentido común si acallamos a las corrientes que nos hacen ser un océano en donde pueden encontrarse mujeres que luchan por sus derechos, jóvenes que buscan justicia social, hombres que quieren un mejor futuro para sus familias, comunidades marginadas injustamente por sus preferencias personales.

Si no recordamos de dónde venimos, difícilmente encontraremos la ruta; si no recordamos el esfuerzo y el origen de nuestras luchas, no encontraremos el sentido del porqué existimos. El camino a casa está en nuestra memoria, está en hacer conciencia de lo que le duele a la gente.

Twitter: @Ale_BarralesM
www.alejandrabarrales.org.mx