SEMANARIO | Vejez y abandono: El mal de muchos al pasar el tiempo, la doble carga de los años

La pandemia ha revelado lo mejor de la gente y también lo peor, en Saltillo hay casos de ancianos lanzados a la calle por sus familias, porque los consideran una carga
Impotencia. Las calles del centro de Saltillo muestran tristes postales, gente mayor en situación precaria sobrevive apenas.

TEXTO: JESÚS PEÑA/FOTOS: FRANCISCO MUÑIZ Y JESÚS PEÑA

Apenas y puedo creer lo que me cuenta doña Irma.

Doña Irma me cuenta de una anciana, 70 años a lo mucho, a la que hace unas semanas, en plena pandemia, trajeron al albergue unos policías.

Que se la habían encontrado sola, vagando en medio de una carretera, la carretera a Arteaga, dijeron los gendarmes.

Que sus familiares la habían llevado en coche hasta las afueras de la ciudad y la habían dejado allí, abandonada, les contó a los placas la mujer.

“La encontró la policía, la llevaron al Hospital General porque como tiene diabetes, tuvo un shock hipoglucémico, la llevaron, la atendieron y ¿a quién se la entregan?, no hay nadie…”

Doña Irma Aguiñaga Gómez, es la presidenta del comedor y albergue “Refugio de los Necesitados”, que a lo largo de más de 30 años ha brindado comida y alojamiento gratuitos a personas en pobreza alimentaria o que viven en condiciones de calle.

No entiendo cómo mucha gente le tiene más compasión a los perritos callejeros, que a los ancianos abandonados”.
Irma Aguiñaga, presidenta “Refugio de los Necesitados”.

Y a lo largo de más de 30 años doña Irma ha conocido decenas, quizá cientos de historias como la de la anciana que fue botada en una autopista por sus parientes.

Solo que, asegura doña Irma, en los más de nueve meses que lleva la pandemia esta situación ha recrudecido.

LOS LANZAN A LA CALLE

En menos de un mes esta olla comunitaria y mesón, ubicado en la calle de Múzquiz, 472, en el centro, ha recibido a cuatro adultos de la tercera edad que fueron lanzados a la calle por sus familias.

Ancianos que hoy viven en la indigencia y comen de lo que hallan en los contenedores de basura de la ciudad.

“En anteriores casos las autoridades lograron arreglar la situación y devolvieron al adulto mayor, a través de la invitación a la familia a que había que cuidar y protegerlo, o se trasladó a algún asilo, una casa de reposo, se fueron canalizando…”

Hemos visto en estos meses un aumento muy grande en el abandono del adulto mayor”.
Irma Aguiñaga, presidenta “Refugio de los Necesitados”.

Pero a doña Irma eso del abandono de los ancianos le tiene muy preocupada, dice.

“Hemos visto en estos meses un aumento muy grande en el abandono del adulto mayor. Abandono físico, en sus necesidades. Y a muchas de las personas que han llegado aquí las han dejado en la ciudad o en algún espacio y les dicen ‘ahorita vengo, voy a hacer esto, al ratito vengo por ti’, o los adultos mayores se salen, porque les dejan abierta la puerta. A otros los han golpeado los familiares…”.   

Doña Irma me cuenta que cierta vez, hace años, llegó al albergue un señor que había sido capitán del ejército en tiempos de la Revolución Mexicana, que anduvo en la guerra de México, en el campo de batalla…

Era aquel hombre soltero y tenía por toda familia a unos sobrinos que vivían con él y lo lastimaban. “A veces venía golpeado, a veces también se miraba la falta de alimento. Yo le platico de las situaciones que nosotros hemos vivido aquí”.

Vecinos de la familia habían denunciado el maltrato.

Eso no era todo: el revolucionario poseía, cuenta doña Irma, vastas propiedades en Nuevo León, propiedades de las cuales los familiares

lo despojaron.

En algunos casos es la misma ciudadanía, particulares, quienes acercan a esta posada a los adultos que se encuentran vagando, extraviados, perdidos en las calles.

“Lo dejaron sin nada y él por su edad ya no podía pelearlas, estaba ya muy malito. Primero venía a comer acá ya luego yo lo invité a que se quedara, él vivía solo en un cuarto. Le digo ‘si quiera que no esté solito, si le pasa algo…’. Duró mucho tiempo viniendo a comer aquí’.

Hasta que un día doña Irma recibió la noticia de que el veterano revolucionario había fallecido, la muerte le sobrevino en la soledad.

“Y aquí han venido a comer muchas personas en esa misma situación: están abandonados. Hemos encontrado que los golpean, que no comen bien o que andan muy sucios o que se salen y ya no saben cómo regresar, no saben direcciones.  Y han fallecido. A mí me da tristeza eso porque son seres humanos”.

PROCURADURÍA DEL ADULTO MAYOR, ES MUY NECESARIA

Rosa Patricia Moreno Domínguez, la coordinadora de la Unidad de Integración Familiar de la Policía Municipal, habla sobre la necesidad de que en Coahuila exista una Procuraduría del Adulto Mayor que defienda y salvaguarde los intereses de las personas de la tercera edad.

“Hay muchos problemas que se tienen que arreglar con los adultos, desde sus herencias, gente que no tiene quién los cuide. Si tiene sus recursos, ‘¿quién puede intervenir en esos recursos para que se me dé la atención?’. Que los hijos lo sacaron y se quedaron con sus cosas y no lo atienden… Tiene que haber alguien especializado en atender a los adultos, así como hay para los niños y para las mujeres”, dijo.

Obsequio. Doña Irma Aguiñaga no se cruza de brazos al ver a tantos padeciendo, y les ofrece amor a través de un plato de comida y un techo temporal.

La misión del refugio de doña Irma, que antes del tiempo de la pandemia ofrecía unos 150 platillos diarios, principalmente a indigentes, prostitutas, pedigüeños, músicos, payasos y vendedores callejeros que rondan el centro de la ciudad, es alojar, de tres a ocho días a los adultos mayores abandonados, en tanto las autoridades determinan qué hacer con ellos.

“Las autoridades tratan de buscar un lugar amable donde el señor esté resguardado, en lo que se arregla su situación. Nuestra misión es protegerlos”, comentó.

En algunos casos es la misma ciudadanía, particulares, quienes acercan a esta posada a los adultos que se encuentran vagando, extraviados, perdidos en las calles.

Los rescatan, los traen al refugio para su resguardo y así evitar que se hallen en estado de peligro en la vía pública.

LO QUE NO LES FALTA ES AFECTO

A veces el refugio carece de recursos suficientes para atenderles, pero, asegura doña Irma, lo poco que tiene lo comparte con cariño y respeto.

Al final, en su mayoría, los ancianos son puestos al cuidado de algún asilo o casas de reposo, generalmente también de la sociedad civil, como el del Buen Samaritano que auspicia la organización “Cáritas de Saltillo” y que ahora hospeda a más de 50 viejecitos sin hogar ni familia.

A otros adultos, los menos, el gobierno le consigue, a través de la medicación, de la conciliación, de la solución de conflictos, reinsertarlos en el seno familiar.

“Pero no entiendo cómo mucha gente le tiene más compasión a los animalitos, a los perritos callejeros, que a los ancianos abandonados… Ellos son seres humanos y hay que tratarlos con cariño”, suelta doña Irma con la indignación pintada en el rostro.

A otros adultos, los menos, el gobierno le consigue, a través de la medicación, de la conciliación, de la solución de conflictos, reinsertarlos en el seno familiar.

Aquí, en este comedor-albergue que en el invierno se convierte en refugio temporal para vagabundos, doña Irma se ha enterado de historias de hijos que han despojado de sus pensiones o indemnizaciones de sus padres viejos, después de echarlos a las calles.

“Vino el hijo de una persona que está aquí, un señor de 87 años, y me decía ‘mis hermanos nadie quiere a mi papá’. Al señor le habían dado su pensión y otro de los hijos se la quitó, ‘préstame el dinero, luego te pago’.

“El viejito dice que tiene cinco hijos, anda con un hijo y lo corre, otro y lo corre. Estaba aquí un tiempo y se iba y regresaba, lo traían las autoridades porque lo encontraban en la calle. La última vez que lo trajeron venía muy golpeado, con el rostro lleno de moretones”.

Para esta persona de la tercera edad, de la que doña Irma Aguiñaga se reserva la identidad, el rechazo de sus familiares ya es algo de lo más normal.

Quizá haya resentimiento, haya dolor porque igual la persona, el adulto mayor, lastimó a su familia”.
Irma Aguiñaga, presidenta de “Refugio de los Necesitados”.

“Dice uno de los hijos: ‘Es que no lo puedo tener en mi casa porque no puedo y mis hermanos tampoco pueden’. Le dije ‘¿y entonces qué va a pasar con el señor?’. Su cuerpo está cansado, tiene enfermedades, problemas de columna, necesita atención médica, ¿quién se la puede brindar?’. Me dice el hijo ‘no, nosotros ahorita no podemos, tenemos mucho trabajo y tenemos familia, compromisos…’.

Aparte los adultos tienen problemas de que se van atrofiando sus facultades, el cuerpo, ya no pueden hacer muchas cosas, entonces muchas veces eso también desespera a la familia”, dijo.

Patricia Moreno, la coordinadora de la de la Unidad de Integración Familiar de la Policía Municipal, dice que en el último año han atendido a 161 adultos a través de visitas, cuyo fin es verificar las condiciones en las que viven.

“Es revisar sus condiciones de salud, higiénicas y de alimentación. Hace unas dos semanas una viejita nos habló, ‘quiero que vengan por mí y me lleven a un asilo’. No es tan fácil de ‘voy, saco y la dejo en el asilo’. Cuando hay una red de apoyo, que son sus familiares, ellos tienen que responder por ese adulto. Si se ponen de acuerdo adulto y familiares, sí se puede ir a una casa de reposo, siempre y cuando haya lugar y que estén en la disposición de pagar ese albergue porque cuesta. Ella ya no quiere estar ahí, se quiere ir”.

SOBREVIVIR EN EL DESCUIDO

La omisión de cuidados resulta la herida más profunda y más dolorosa en el trato hacia los ancianos.

Refugio de los Necesitados, por más de 30 años ha brindado comida y alojamiento gratuitos a personas en pobreza alimentaria o que viven en condiciones de calle.
Irma Aguiñaga, presidenta de “Refugio de los Necesitados”.

“Hay casos que… sí te das cuenta de que no hay alimento, que la casa está muy sucia, que aunque haya hijos no limpian y les mandas hablar, que se tienen que hacer responsables de esa persona. O bien, ‘¿no lo quieres cuidar?, no hay problema. Júntense entre todos y páguenle una casa de reposo”’, platica Patricia Moreno.  

Moreno ha conocido de cerca las historias de hijos que en lugar de pelear por la custodia de sus padres, pelean por las pensiones o las ayudas económicas que les proporciona el gobierno.

En tales casos, advierte Moreno, es el DIF Municipal quien entra para mediar.

“Se pelean al adulto mayor, no tanto por el adulto sino por la pensión, entonces están en el estira y afloja. Los mandamos al DIF y allá que se arreglen, allá hay una mesa de negociación donde ‘a ver quién se va a hacer cargo’. Puede ser un mes cada uno, una semana cada uno y ‘¿quién va a controlar el dinero?’. O hay unos que no quieren tener al papá, pero sí quieren estar sacándole de la tarjeta el recurso”.

Y son muchos casos, ¿no?

Muchos no, pero sí hay, sí se da, no lo puedes negar... Lo que les decimos aquí es “cuida al adulto porque mientras cuides al adulto, lo tengas bien alimentado, cuidado y todo, él va a seguir recibiendo su pensión. No lo atiendes, no lo cuidas, se llega a morir, ese recurso se elimina en automático”. La gente a lo mejor piensa eso, “se va a morir y me voy a quedar con la pensión”.

Carencias. Comer lo que buenamente encuentren, a eso están condenados muchos ancianos de Saltillo.

—Pero, ¿tanto así?—

Eso es lo que se imaginan, porque no ven más allá. Eso es lo que piensan, sí.

Patricia Moreno acostumbra usar esta frase entre las familias o hijos que tienen bajo su cuidado a una persona de la tercera edad:

“Tienes que tratar al adulto mayor, pensando en que tú también vas a llegar a ser adulto mayor; les mandamos hablar, tienen su plática con el psicólogo, si veo que están maltratando en ese momento al adulto los puedo detener, pero no sanciono en ese sentido. Lo que trato es de hacer conciencia en la gente”, aclara.

CUANDO ENTRA EL DIF EN ESCENA

Los registros del DIF Estatal dicen que en Coahuila existe un padrón de 2 mil 702 ancianos que son atendidos a través del programa de Adultos Mayores en Abandono (AMA).

“Los que tenemos en el padrón son aquellos a quienes se hizo una investigación, que se les dio seguimiento y que ya no encontramos familiares, no hay forma de que alguien esté al pendiente, no hay una familia cerca por la situación de no vivir aquí, que está completamente solo, que ya no viven o simplemente no pudimos ubicar a los familiares.

“Nosotros nos vamos a hacer responsables de ese adulto mayor en los apoyos en general que se les dan”, dice José Roberto Cárdenas Zavala, el director del DIF Estatal.

Indigencia. En la vía pública hay muchos casos de personas abandonadas a su suerte.

Los ancianos que se encuentran en completo abandono y aceptan internarse en una casa de reposo, son llevados por el DIF Estatal a uno de los ocho asilos con los que el Gobierno ha suscrito convenio.

“Y nos comprometemos a darle al asilo, como parte de la sociedad civil, apoyo de despensas, pañales”. 

PANDEMIA DISPARÓ ATENCIONES

Los números dicen que en el último trimestre del año pasado, justo cuando endureció la pandemia, esta dependencia, por medio de AMA, otorgó un total de 57 mil apoyos a personas de la tercera edad, apoyos como la entrega despensas completas, atención médica, medicamentos, sillas de ruedas, bastones y alimentos en los 82 comedores comunitarios instalados en Coahuila 

“En las visitas que realizamos los encontramos generalmente solos, algunos con enfermedades, falta de medicamentos. Requieren de terapia psicológica, platicar”, relata Roberto Cárdenas Zavala, el director del DIF Coahuila.

Y dice que durante los más de 9 meses de pandemia se sumaron al programa unos 50 ancianos abandonados más en todo el Estado.

“Hay abandono en el sentido de que no está la familia, que no reciben el apoyo económico, de salud, de visita, psicológico. No necesariamente a veces es el tema económico, es a veces el hecho de que la familia no está para escucharlo, para platicar, para ver cómo está su salud, qué le hace falta, la receta, el medicamento, una silla de ruedas. Eso nosotros lo tomamos como una situación de abandono, después de la investigación que se hace, de la visita”, señala Cárdenas Zavala.    

A TODOS NOS LLEGA LA VEJEZ

Tarde que temprano todos vamos a llegar a la vejez, insiste doña Irma, y al menos a ella no le gustaría una vejez de abandono.

“Quizá haya resentimiento, haya dolor porque igual la persona, el adulto mayor, lastimó a su familia en un momento de su vida, pero pienso que Jesús nos enseñó a perdonar, el camino de la cruz, con su ejemplo cuando perdonó a quienes lo mataron y en esta vida hay que ir haciendo el bien.

“Quizá esas personas cuando fueron jóvenes se equivocaron, pero hay que aprender a perdonar y a ver con cariño a las personas. Somos hermanos en el camino”.

En el último trimestre del 2020, cuando endureció la pandemia, el DIF Estatal otorgó 57 mil apoyos a personas de la tercera edad.

EN LA VEJEZ PAGAN LO QUE HICIERON EN SU JUVENTUD

Aquí, dice Patricia Moreno, es inevitable hablar de esos errores que algunos padres cometieron al abandonar a sus hijos, a sus familias, en momentos cruciales de la vida:

“Tenemos un adulto mayor al que los hijos no lo quieren porque cuando ellos eran niños los abandonó, ¿cómo quieres que te atiendan, si tú no diste atención?

Y los hijos tienen ese conflicto eh. Y el señor va y viene de una casa a otra. Un día está con un hijo, otro con otro. Ya conocemos a todos los familiares, les vamos dando vuelta, pero platicando con los hijos dicen ‘¿cómo me estás pidiendo que yo lo cuide, cuando él nos abandonó cuando éramos niños y a mi mamá nunca le dio nada?’.

He tenido casos de abandono. La otra es de que ‘dejó a mi mamá por irse con otra mujer y ya nunca nos volvió a ver’, o, ‘¿cómo quieres que yo lo atienda, si él fue mi violador, si fue mi abusador?’’, te quedas tú… No tienes palabras para… Les digo aquí nuestra realidad supera las novelas y todo lo demás”, comenta Patricia Moreno.

Los ancianos que se encuentran en completo abandono y aceptan internarse en una casa de reposo, son llevados por el DIF Estatal a uno de los ocho asilos con los que el Gobierno ha suscrito convenio.

A OTROS NO LES AGRADECIERON LOS BUENOS TRATOS

En contraste, existen las historias de padres responsables, buenos padres, que han sufrido de abandono y omisión de cuidados por parte de sus vástagos.

SEMANARIO conoció por boca de un líder vecinal del sur de Saltillo, el testimonio de un adulto mayor, que con creces había sacado adelante a sus cuatro hijos, mismos que a la muerte de la madre, lo dejaron en total desamparo.

Viéndose en el más absoluto desabrigo, el hombre fue donde las autoridades para quejarse por la negligencia de sus hijos.

Al cabo de algún tiempo el gobierno, a través de la extinta Procuraduría de la Familia, llamó a cuentas a los hijos y les ordenó la inmediata protección de su anciano padre en todas las áreas.

Y el caso quedó resuelto.

No así el de don Pancho, un expolicía enfermo de cáncer de estómago, que vino a pasar sus últimos días en el “Refugio de los Necesitados”, luego de que sus hijos lo abandonaron.

O el de otro anciano, asiduo visitante del comedor, que murió solo, sin consuelo de familia, en el cuarto donde vivía.