SEMANARIO | Con su sangre dan esperanza: Vencen al COVID, crean anticuerpos y ahora son las heroínas del plasma

Las historias de estas tres notables mujeres, entre las muchas que se cuentan en Plasmando Vidas, son inspiradoras
Hay mucha gente a la que ya le dio COVID y ya generaron anticuerpo. Fotos: JESÚS PEÑA

TEXTO: JESÚS PEÑA

FOTOS: JESÚS PEÑA/CORTESÍA

Lo que ahora mostramos es un recuento de historias marcadas por el COVID. Las vidas de Karen y el incondicional amor por su esposo; de Abigaíl y su dura convalecencia y del aislamiento en tierras lejanas de Ana Claudia nos dan lecciones de amor por el prójimo.

Yo, Karen Gallegos, lo decidí porque mi esposo enfermó en julio, estuvo grave de COVID, y entonces yo le decía Dios que si me lo dejaba, yo iba a regresar algo, a ser donador, a ayudar a una persona a que sanara.

Mi esposo se curó...

Y por eso lo hice…

Mi esposo enfermó hasta el grado de estar internado y luego de que lo regresaran a casa porque ya no había cupo en el Seguro 1; estuvo en la casa con un tanque de oxígeno. 

Dar hasta que duela y cuando duela dar todavía más”.
Madre Teresa de Calcuta.

Él tenía todos los síntomas, desde resfriado, hasta falta de aire, ya no podía respirar.

Dormía todo el día, tenía mucho vómito, la comida no le sabía, tenía alucinaciones, sudaba mucho, le daba temperatura.

Hasta que sanó, en septiembre lo dieron de alta.

Y yo le di gracias a Dios de ver que muchas personas estaban falleciendo a causa de virus y decir, “mi esposo está conmigo”.

Cuando mi esposo estuvo enfermo yo estuve checando páginas de donadores de plasma porque veía que él no tenía una mejoría, y en esas búsquedas me sale la página de Plasmando Vidas Saltillo, que es una página donde se buscan donadores de plasma.

Afortunadamente mi esposo, a pesar de que había padecido las etapas más difíciles de la enfermedad, estuvo solo dos días con tanque de oxígeno y luego ya se restableció.

Por ese tiempo a mí también me había dado coronavirus, no tan fuerte como a él, nada más me dolía la cabeza, no tenía sabor ni olor.

DONAR PARA QUE OTRO VIVA

Cuando pasó un mes de mi recuperación les mandé un mensaje a las de la página Plasmando Vidas, que yo quería ser donadora, les dije.

La primera vez que iba a donar no alcancé porque no tenía mi prueba PCR final.

Es un proceso largo, es un día que vas a un cuestionario, ese mismo día te sacan sangre para saber si generaste anticuerpos.

Si no tienes prueba PRC final te la hacen al otro día, se tarda la prueba dos o tres días más en salir.

Después te hablan y te dicen: “sí generaste anticuerpos y saliste negativo a COVID”, y ya vas.

Estamos hablando de que en ese proceso ya te tardaste una semana.

Cuando me hacen la prueba, que me dan los resultados y me dicen “sí eres portador de anticuerpos, sí generaste”, el paciente al que yo le iba a ir a donar falleció…

No pude donarle por todo este proceso.

La verdad me puse muy triste, lloré y todo, porque yo a la esposa le mandé un mensaje y le dije “ya puedo ir mañana, mañana voy a donar para su marido”.

No me contestó en todo el día.

Le marqué en la noche y le digo: “oiga, ¿todavía quiere que vaya a donar o ya consiguió donador?”, dijo “no Karen, acabo de llegar, mi esposo falleció en la madrugada y me lo acaban de entregar”.

Me puse muy triste, empecé a llorar.

Le hablé a una tía y me dijo: “no estaba en tus manos, tú no eres Dios, no eres el que quita y da la vida. Tú querías ayudar, más no se pudo, no es culpa tuya”.     

Pasaron cuatro días y me hablan de otro.

Era un señor de 60 años, me dijo su hija.

Yo le doné como un lunes y ese mismo día ella me dijo: “el doctor ya aprobó tu plasma, ya se lo van a poner a mi papá”. 

El sábado me manda un mensaje donde me dice: “muchas gracias Karen, a mi papá ya lo dieron de alta, ya nos lo vamos a llevar a la casa”.

Yo me sentí bien contenta porque dije: “es un señor grande, que ya se va a su casa”, porque tenía más de 15 días que nadie lo veía, solamente le hablaban por teléfono.

Yo no hablé con él.

Yo no conocí al señor físicamente ni por foto ni nada.    

UN CUIDADOSO PROCESO DE SELECCIÓN

Sí, a la hora de donar te ponen muchas restricciones, por ejemplo, en el Seguro, en el Hospital General, yo no puedo donar, como yo tuve hijos, no me aceptan.

Mi esposo y yo tenemos dos hijos.

La chava que me habla de Plasmando Vidas me dice: “puedes ser candidata, pero nada más para pacientes que están en el Muguerza”.

Le dije “está bien, no pasa nada”.

Yo tenía mi prueba PCR porque a mi esposo se la habían mandado hacer y a mí también.

Cuando fui al hospital me pidieron una prueba PRC final, yo no la tenía, pero me dijeron “no, no aquí se te encarga si vas a donar para algún paciente, se te encarga…”.

Yo he donado ya dos veces, mi primera donación fue en octubre y la segunda en noviembre.

A la segunda persona a la que le doné tampoco la conocí, porque la que me contactó fue su esposa, como los dos estaban contagiados, ella no pudo salir, dijo: “no puedo salir porque estoy en cuarentena”.

No sé cuántos años tendría ese señor.

A esas personas yo no las conozco, nunca supe quiénes eran.

Cuando me suben al Cuadro de Honor de la página Plasmando Vidas, la esposa comenta: “Muchas gracias, fuiste una luz al final del camino, mi esposo está muy bien”.

Fue todo lo que yo supe. 

La primera vez que doné tardé conectada a la máquina como 40 minutos, la segunda una hora.

No estuve nerviosa, empezaba a tener frío, sentía dormidos los labios…

Una vez que pasó el proceso anduve como mareada.

Y las dos veces que fui me sentí todo el día cansada, agotada...

Pero mientras pasaba por el proceso de extracción del plasma, pensaba, principalmente, que dentro de una habitación de hospital estaba esa persona a la que le iba a donar esperando librar una batalla.

Lo hice con el corazón.

Entonces después de que doné me sentí muy bien.

Si en tus manos está salvar a alguien, qué bien…

Hay mucha gente a la que ya le dio COVID y ya generaron anticuerpos…

Pero veo que no tenemos esa cultura de decir: “quiero ayudar a alguien, aunque no lo conozca”.  

Queremos que esto acabe y cómo va a acabar… si somos egoístas…

Caso. Ana Claudia pasó aislada semanas, mientras su cuerpo eliminaba el virus.

SUPERA EL COVID Y ASÍ LO AGRADECE ,’Y ENTONCES DECID´SER LA ESPERANZA DE ALGUIEN”

 

Soy Ana Claudia Ávila, gracias a Dios fui asintomática en esto del COVID y por eso…  no sé… decidí ser como una esperanza para los familiares de pacientes y sobre todo para los pacientes con coronavirus.

Yo no sufrí tanto y mis papás siempre me han inculcado hacer el bien, dicen: “Si no viniste a esta vida a eso, no…”.

Me pareció un acto muy bonito de hacer el bien, ayudar a la gente y ser como una esperanza en este túnel oscuro al que no se le ve fin.

Mucha gente o no tiene la cultura de donar o no dona por falta de tiempo, por sus trabajos o por miedo o por no ser candidatos.

Entonces yo dije: “Si puedo, tengo el tiempo y la manera de ayudar, que mejor”.

Quise ayudar en esto que es una pandemia mundial, algo muy feo que vino sin avisar y para lo que nadie estábamos preparados, mucha gente está muriendo… entonces quise poner mi granito de arena… Yo no sentía ningún síntoma.

Proceso. Para recabar el plasma se pone en marcha un aparato por el que se filtra la sangre.

SE CONTAGIÓ TRAS CONVIVENCIA

Me doy cuenta porque me avisan unas personas con las que conviví que habían salido positivas.

Una semana después me realizo la prueba y doy positivo también, pero sin ningún síntoma.

Después de cinco días solo pierdo gusto y olfato y fue todo.

Me aislé por 20 días en mi cuarto sin salir, sin tener contacto con ninguna otra persona.

No me dio miedo por mí, me dio miedo porque había estado conviviendo con mis papás y con mis roomies, yo vivo en la Ciudad de México...

Me daba miedo eso: el qué les podía pasar a mis papás porque es un virus desconocido y cada organismo es diferente, y así como a mí me podía ir bien, a mis papás les podía dar algo más fuerte o a mis roomies.

Gracias a Dios no contagié a nadie, no contagié a mis papás, como fui asintomática mi carga viral era poca, entonces, se dice que es menor la probabilidad de contagio.

Eso me dio calma, dije: “bueno, siquiera no contribuí a esparcir el virus”.

Recolección. En las bolsas queda la sustancia que les da a los enfermos una esperanza de vida.

APOYADA POR SUS COMPAÑERAS

Mis roomies, Lorena y Luz Elena Ávalos, se portaron excelentes personas, estuvieron apoyándome en toda mi cuarentena, no tenía a nadie más en Ciudad de México, solo a mis roomies y ellas estuvieron ahí para apoyarme en todo, en el encierro, en la incertidumbre, en la ansiedad de estar entre cuatro paredes...

Al principio pensé que por ser asintomática no iba a generar los anticuerpos, que eso era lo que se decía. Luego, hace un tiempo me inscribí en la página de Plasmando Vidas.

Y al poco tiempo me comunican de una persona que era de Ensenada, que estaba residiendo aquí, que no conocía a nadie y que la esposa estaba muy agobiada porque nadie quería ayudarla…

Él estaba internado en Monterrey, dos de mis familiares y yo, que habíamos sido positivos a COVID, decidimos hacer un viaje juntos para hacernos las pruebas.

Después de las pruebas de sangre me dijeron que yo tenía una buena cantidad de anticuerpos para ser donadora.

Al día siguiente vuelvo a ir a Monterrey a realizar mi primera donación de plasma.

No tuve el gusto de conocer a la persona.

Era un señor. Estuvo intubado. Y tengo entendido que tenía alrededor de 50 años y la esposa también.

Estaban solos aquí, no tenían otra familia.

Y eran padres de una hija de 12 años.

Fue el 29 de noviembre de 2020 cuando le doné al señor.

UNA VIDA QUE SE VA

Iba a ir a donar una tercera vez, justamente ayer…

Le marqué a la hija de la persona, que ya iba en camino, y me dijo, “mi papá acaba de fallecer, ya no necesitamos donadores”.

Iba yo a ir a donar al Hospital General.

Era para el papá de una muchacha de mi edad, yo no la conocía a ella personalmente, pero me puse en sus zapatos y pensé que el señor pudo haber sido mi papá, que pude yo haber estado en el lugar de ella.

Al saber la noticia sentí mucha decepción y dolor.

Lo sentí como si hubiera sido algo mío. Mas porque ya traía toda la actitud y la intención de ir a donar y hacer la obra buena.

Y que te den una noticia así dices: “el COVID, sigue haciendo de las suyas”.  

Siento que puedo seguir ayudando más con esto.

Es una esperanza en el abismo que están viviendo los familiares de tener a un ser querido grave.

Cuando alguien ya necesita plasma es porque está en una situación grave o está pasándola muy mal en el hospital, intubado, sin mayor esperanza...

Le digo a la gente: “vean lo bueno y piensen que mañana pueden ser ustedes los que necesiten plasma para ustedes o para algún familiar”.

Yo por lo pronto, mientras tenga anticuerpos voy a donar, dice convencida.