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Selfie con el oso, la punta de un iceberg
El oso negro (ursus americanus) es un mamífero presente en Norteamérica que vive en las zonas boscosas desde Alaska hasta el centro de México. Los osos recorren largas distancias diariamente para encontrar agua, alimento e inspeccionar su territorio, tienen áreas de actividad entre 30 - 120 kilómetros cuadrados. Su alimentación es principalmente vegetal y en menor porcentaje carnívora. Consumen gran cantidad de frutos y semillas que dispersa en el bosque, así cumplen importantes funciones en el ecosistema. Son considerados “especie sombrilla” es decir, ya que requieren grandes extensiones de tierra para subsistir de manera natural, al hacer un esfuerzo por conservar su especie, se benefician otras especies de flora y fauna.
Desafortunadamente, su población se ha reducido drásticamente en los últimos 50 años debido a la cacería y a la fragmentación de su hábitat por la urbanización, por eso actualmente se considera una especie en peligro de extinción en nuestro país.
La interacción entre el oso negro y los humanos no es algo nuevo, desde siempre en comunidades rurales cercanas a la sierra merodean por temporadas, a veces en busca de alimento, otras veces sólo para reconocer lo que consideran parte de su territorio. Lo que sí es nuevo, es que actualmente hemos invadido tanto su hábitat, que con mayor frecuencia el oso se acerca a las comunidades y a los humanos. En Nuevo León y Coahuila cada vez es más frecuente que los osos bajen a los ranchos y maten más de 10 cabras o borregas en su ataque. Hay evidencias de acercamiento en varios municipios de ambos estados, tanto en áreas rurales como urbanas. Un reciente encuentro de unos deportistas en Chipinque, que fue grabado e incluso dio tiempo para tomar una selfie con el oso, no es un hecho aislado, es la punta del iceberg que deja ver el gran reto de manejo sustentable de la vida silvestre al que nos enfrentamos, que incluye mitigar la falta de conciencia ambiental de la ciudadanía que vive cerca o visita estos lugares.
El Parque Ecológico Chipinque según lo expresa su sitio web, “es un Área Natural Protegida, de índole privada bajo la tutela de un Patronato, cuya misión es la conservación de la biodiversidad a través de un manejo integrado que asegure la conservación de sus recursos naturales, promoviendo al mismo tiempo una cultura de respeto y aprecio por los aspectos físicos y naturales del Parque, proporcionando seguridad física a sus visitantes y garantizando a las futuras generaciones este invaluable patrimonio”. El incidente con el oso de la selfie es un buen desafío para mostrar qué es el manejo integrado al que hacen referencia.
Quienes pasean en la zona, deben acatar reglas específicas para respetar un espacio de conservación, igual para quienes viven en fraccionamientos cercanos, deben tener y respetar normas específicas para no lastimar más el ecosistema ya invadido.
El oso no necesita reubicarse, los humanos necesitamos aprender a respetar y conservar la Naturaleza y ello implica alejarse, informarse y valorar, porque si bien el majestuoso oso negro capta tanta atención, no sólo a él se está afectando, en ese ecosistema hay miles de especies de menor tamaño, pero importantes también que están sufriendo las consecuencias de nuestro “desarrollo”.
Hemos dañado tanto, por nuestro egoísmo, que es mayor el interés de tomarse una foto o de poseer una especie exótica para demostrar que nos importa y disfrutamos de la Naturaleza, que el verdadero valor de ese animal en libertad.
Los osos no son mascotas, no entienden de instrucciones, no saben qué significa ¡NO!, mucho menos harán caso de ¡suelta, deja, vete!, tampoco quieren ser acariciados, y por ningún motivo debes ofrecer comida. Ante cualquier avistamiento, lo que hay que hacer es alejarse, evitar acercarse, hablarle y tomarse fotos, por el bien de ustedes y de la conservación del oso. Y cuando vayan a espacios naturales, primero hay que informarse de cómo debemos comportarnos y respetar.