Como en cada periodo electoral, los candidatos de los partidos políticos que contenderán el próximo 6 de junio, para presidentes municipales y diputados federales, ofrecen la solución a los problemas y necesidades que les presentan los ciudadanos que acuden a sus reuniones, o que son visitados en sus domicilios en esa etapa de proselitismo con el objeto de captar sus votos.

Muchos de los problemas que les son planteados datan de años, lo que quiere decir que no les dieron respuesta los anteriores candidatos, y que a pesar de ello siguen confiando y  en contrapartida, los aspirantes  les siguen reiterando su disposición para arreglarlos. Me parece que más bien es faltarles al respeto, ya que pasan los periodos para los que fueron elegidos sin darles la solución, pues de otra manera no se los volverían a plantear.  

¿Qué modelo de campaña llevan a cabo sus equipos de trabajo electoral? Pues sus estrategias para conocer la intención del voto se circunscriben a libretos tan añejos como la existencia misma de los propios partidos, es decir, otorgar dádivas de todo tipo, incluso dinero que procede de las arcas públicas, uso de cruceros concurridos en las ciudades y visitas de fines de semana a los ejidos y sin faltar, claro, su asistencia  a los medios de comunicación.

Se supone que cada partido tiene personas con experiencia que establecen estrategias y estructuras de atracción del voto durante las campañas que conduzcan al éxito mediante su utilización, además de los actos presenciales, de las redes sociales, poner en marcha una tarea publicitaria creativa, no como los anuncios tan chabacanos y tan mediocres a los que nos han acostumbrado.

¿Las estadísticas de pasadas elecciones las habrán analizado los candidatos de manera que les sirva para crear una estrategia que anule vicios de eventos anteriores que les reste simpatía?

¿Cada candidato se preguntará por qué los ciudadanos les donan su voto? ¿Formarán estudios para conocer las deficiencias en determinados lugares físicos? ¿Los votantes en qué se basan para creer en determinado candidato? Recordemos que los asistentes a los actos de campaña no garantizan que su intención del voto sea para el contendiente que escuchan en los eventos.

En las actuales campañas políticas los partidos venden democracia y la ciudadanía la adquiere sin asegurar que les dará el sufragio, pues es muy lamentable que los contendientes ofrezcan mediante dádivas llegar al puesto por el que ahora pelean y después, cuando llegan, hacerse invisibles.

¿Y qué hace un candidato a un puesto político para ganarse la confianza de los factores reales de poder, como los grupos académicos, los hombres de poder económico en donde les muestre su experiencia administrativa para gobernar no solo política?

Los votos que pretenden obtener los candidatos en las siguientes elecciones saben que es oro molido, pues a algunos de ellos los sitúa en el carril que lo encamine a la gubernatura y ellos no pueden dejar perder la oportunidad.

Las campañas deben ser reuniones serias en donde se debatan los problemas sociales y no funciones frívolas en donde los candidatos, a veces,  caen en lo ridículo creando un baile equiparado con los movimientos parsimoniosos de los paquidermos que hacen su número en los circos.

Ya es necesario que las campañas políticas se manejen de otra forma, ya que solo son un cliché de las anteriores, sin estrategias sólidas derivadas de equipos que trabajen a su favor, de personas expertas en el manejo de los asuntos electorales a fin de que una vez, si se gana la elección, el triunfo le sea reconocido sin que llegue a judicializarse, pues la victoria le dará la legitimidad que le servirá en el desempeño de la labor para la que fue electo.

Los candidatos convencen cuando tienen integridad moral y un manejo innegable de una política, que según Aristóteles, sea como una forma de mantener a la sociedad ordenada con normas y reglas.

Se lo digo EN SERIO.

franciscoaguirreperales@gmail.com

@aguirreperalesf