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Se unen en oración por sacerdote desaparecido en Saltillo
Feligreses de la parroquia Sagrado Corazón de Jesús se unieron en oración al medio día de ayer por la ausencia del sacerdote Joaquín Hernández Sifuentes. Decenas de hombres, mujeres y niños elevaron sus oraciones en la parroquia para pedir por la pronta aparición del sacerdote.
“Cuídalo madre santísima, haz que regrese sano y salvo porque nos hace mucha falta en la parroquia. No lo desampares, cuídalo, lo esperamos con los brazos abiertos como una madre espera a sus hijos”, rezaban las plegarias.
Los niños permanecieron hincados durante la mayor parte de la misa, mientras las mujeres lloraban preocupadas por tener noticias del sacerdote con el que convivían casi a diario.
Fray Israel Nava, encargado de dirigir la hora santa en la parroquia, negó que exista temor entre la Iglesia Católica por la inseguridad, pues saben que se trata de una situación generalizada en todo el País.
“En todo el Estado y el País estamos viviendo una delincuencia muy grande, la inseguridad no es algo que solo aqueja a la comunidad sino al
País entero. Nuestras súplicas están dirigidas a tener paz y a que nos regresen a nuestro padre Joaquín… no tenemos temor, cuando llevamos el evangelio sabemos que no lo hay”.
Al terminar la misa, cerca de la 13:00 horas, el Obispo Raúl Vera llegó al domicilio del padre Joaquín donde también ya se encontraban elementos de la Procuraduría de Justicia adscritos al caso y quienes levantaron las posibles pistas que podrían dar con su paradero.
El jerarca católico evitó dar una declaración a la prensa porque previamente ya habían emitido el comunicado desde la Diócesis.
‘La verdad no peca pero incomoda’
José Hipólito Rodríguez, habitante de La Aurora, se enteró la noche del viernes a través del comunicado difundido en varios grupos de redes sociales que emitió la Diócesis de Saltillo sobre la desaparición del párroco.
“Cuando actuamos con la verdad es cuando hay reacciones. La verdad no peca pero incomoda, la gente que estamos cerca de Dios debemos tener la misma casa donde sea y debemos hablar con la verdad, yo digo que el padre no puede tener dobleces, él siempre habló derecho y nosotros sabemos que debemos estar acordes con lo que decimos y con lo que vivimos; qué mala onda que a mucha gente le cale la verdad”.
Rodríguez es uno de los hombres que, acompañado de su esposa, decidió acudir —pese a las bajas temperaturas— a la parroquia a participar en la oración por la unidad y por el bienestar del padre Joaquín; “en esta ocasión fue el padre, pero pudo haberle tocado a un padre de familia, a un hijo…”.