Se suspende vacunación, aunque hay vacunas

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Se suspende vacunación, aunque hay vacunas

El Gobierno de la República dio por “concluido” ayer el proceso de vacunación en Saltillo y, en consecuencia, los módulos de aplicación del biológico han sido cerrados en la ciudad. La gran pregunta que provoca esta decisión es, ¿por qué no se ha llamado de inmediato al siguiente grupo de edad para que reciba la vacuna que le corresponde?

Y la pregunta resulta obligada porque, de acuerdo con los datos públicos que el propio Gobierno Federal ha revelado, se cuenta en este momento con cerca de cinco millones de dosis disponibles, lo cual equivale al poco más del 26 por ciento de todas las que han sido aplicadas hasta ahora.

Peor aún: el anuncio que se ha hecho es que no serán quienes integran el siguiente grupo de edad los convocados a vacunarse (quienes tienen entre 50 y menos de 60 años), sino los profesores –que no el personal del sector educativo– porque en la “estrategia” de quienes tienen a su cargo la vacunación lo prioritario ahora es el regreso a clases presenciales.

Por si faltaran contradicciones en este proceso, y contrario a lo ocurrido con el personal sanitario, lo que se ha dicho es que en el caso de los profesores, sí se convocará a quienes dan clases en las instituciones privadas.

Otro aspecto relevante en el ininteligible esquema de decisiones tomado por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, es que serán nuevamente las sedes militares donde se aplicará la vacuna y no, como ocurrió con los adultos mayores, espacios civiles que pueden ser escogidos de forma estratégica para facilitar del desplazamiento de las personas.

¿Por qué no permanecen en funcionamiento los mismos centros de vacunación cuya ubicación ya conocen las personas y que, por lógica elemental, resultarían más prácticos que estar cambiando de sede con cada grupo que es llamado a inmunizarse?

¿Por qué no se llama al siguiente grupo de edad sin que medie plazo alguno, si se cuenta con millones de dosis de vacunas almacenadas y a estas alturas no llegamos siquiera al tres por ciento de la población total vacunada con las dos dosis del biológico?

Responder a estas preguntas resulta imposible si se pretende utilizar la lógica, pues lo racional sería que la vacunación no se detuviera nunca, sobre todo si se sabe que hay un claro déficit en la aplicación de las vacunas con las que ya se cuenta en territorio nacional.

Frente a la evidencia resulta imposible no considerar la hipótesis que han ofrecido múltiples voces para explicar este fenómeno: el Gobierno Federal pretende hacer un uso electoral de las vacunas y está privilegiando a quienes considera serían más susceptibles de votar por su partido en los comicios del próximo 6 de junio.

Tal circunstancia no hace sino aportar cotidianamente más elementos para documentar lo que la Organización Mundial de la Salud ya señaló en la semana a través de un extenso informe relativo al manejo de la pandemia en México: la acción del Gobierno Federal no ha hecho sino recrudecer las consecuencias negativas de la misma, en lugar de aliviarlas.