Se quejan vecinos de la colonia Guanajuato de Saltillo por una ruidosa gasolinera

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Se quejan vecinos de la colonia Guanajuato de Saltillo por una ruidosa gasolinera

Imán. Es común que para atraer clientes, las gasolineras llamen la atención con música.
Los altos decibeles de las cumbias y el reggaetón ya tienen locos a los moradores de este sector, cuyas viviendas retumban a toda hora con el estruendo de la música

Cuando llegué a la gasolinera tenían la música bajita.

Un reggaetón sonaba desde una bocina grande colocada en una de las esquinas de la estación.

Y a la sombra de un toldo azul se quitaban el sol cuatro jóvenes y curvilíneas edecanes que no quisieron posar para la foto.

Minutos antes, según me contaron los vecinos, un patrullero de la Policía Municipal que paró para ir al baño, había llamado la atención por petición de una madre de familia, a los encargados de la gasolinera para que le bajaran a la música.

Y le bajaron, pero luego que el gendarme se fue le volvieron a subir al volumen.

Esta historia se repite todos los días, desde año y medio, en la calle de Lafragua a la altura de las colonias Guanajuato y Guanajuato Oriente y los vecinos de dicho sector, en su mayoría viudas de la tercera edad, ya están hasta la coronilla del ruidazo.

Según narran los habitantes de estos sectores, fundados hace 50 años, el ambiente en esta gasolinería llamada “Los Pinos”, empieza desde las 09:00 horas y no se acaba sino hasta las 18:00  o 20:00 horas.Entonces comienza el espectáculo de las edecanes que se sueltan a bailar en plena calle, justo en la orilla de Lafragua y al paso de los automovilistas que no pierden ocasión de echarse su taquito de ojo.

Y está bien, es su trabajo, dicen los vecinos, pero que le bajen dos rayitas a su volumen.

Los altos decibeles de las cumbias y el reggaetón ya tienen locos a los moradores de las dos Guanajuatos, cuyas viviendas retumban a toda hora con el estruendo de la música.

SÚPLICAS NO ATENDIDAS

Algunas vecinas han ido directamente con los despachadores para pedirles que, de favor, le bajen a sus rolas cumbiancheras, pero se portan groseros y se burlan de los molestos vecinos.

La situación es tal que los lugareños de la Guanajuato ya no saben a quién acudir.

Fue por ello que solicitaron la intervención de este medio, a ver si alguien ya los toma en cuenta.

Pero cuando este reportero llegó al área de bombas la música estaba bajita y las edecanes prefirieron escabullirse.

De seguro que al rato el ambiente estaba todo volumen…