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Se pone de moda en Saltillo la piñata con figura de COVID
Un día que Rubén Siller Limón se hallaba solo en su negocio de piñatas de la calle Matamoros, el corredor de piñatas de la ciudad por excelencia, llegó un chamaco con su padre y le preguntó a bocajarro si tenía una con la figura del COVID.
“¿Tiene COVID?”.
Rubén le respondió entre risas que no.
“Papi yo quiero el coronavirus porque ese fue el que nos encerró, llevamos muchos meses ya encerrados y yo le voy a pegar”, dijo el chamaco.
Todos al unísono soltaron la carcajada.
Rubén tenía que fabricar una piñata con la forma del coronavirus, quizá eso atenuaría un poco la crisis que, por la cancelación de las fiestas, enfrentan los piñateros.
Y fabricó la piñata de coronavirus en su laboratorio de piñatas.
A los pocos días el monstruo del COVID, esa horrorosa pelota porosa con tentáculos, se coló entre las princesas y superhéroes del tendedero de la tienda de Rubén.
Así, como una “pandemia” la piñata del coronavirus se puso de moda y amenazó con propagarse.
“Llagaba la gente y me decía ‘¿Oiga, una piñata de coronavirus?’ y seguía llegando la gente, ‘¿coronavirus?’”.
Rubén sintió pánico, miedo y por poco llora.
“’No’, les digo, ‘no lo voy a hacer’, luego como 20 gentes, ‘¿tiene coronavirus?’, les dije a mis empleados, ‘pos hagan el coronavirus’. Fue un éxito”.
Meses atrás, declarada la cuarentena, el local de Rubén permanecía vacío, muerto, en pleno abril.
De vender 50 piñatas en una semana normal, Rubén ha llegado a vender menos de la mitad en esta contingencia.
“Bajamos los precios de 180 a 100 pesos, de 100 a 50 pesos y fue del modo que la gente está comprándose, las chiquitas”, dice.
Hoy con su piñata del coronavirus, cuyo costo es de 100 pesos, la mediana, y 150, la grande, parece que se abre otro horizonte.
“¿Tiene COVID?”, le preguntó a Juan José Ramos una señora.
“Yo me quedé así, pensando…, ‘¿qué le pasa a esta señora?’”.
Nomás de oír esa pregunta a Juan se le fue la sangra a los talones, le dio taquicardia, ñáñaras y contestó que no.
Después vino un muchachito y… ‘oiga señor, ¿tiene COVID?’, dije ‘wow’, y pos a hacer piñatas de COVID”, relata.
Fueron tantos los marchantes que llegaban preguntando lo mismo, que Juan y su familia, el de Juan es un negocio familiar, se pusieron a fabricar, con todas las medidas y protocolos de seguridad, piñatas con la morfología terrorífica del coronavirus.
“Se puso de moda, nos la están pidiendo mucho, ya sabe cómo somos los mexicanos”, dice.
“Tuvimos cerrado un mes y medio”, cuenta.
El encierro no fue muy divertido para Juan que tuvo que echar mano de sus ahorros para sobrevivir.
“Estuvo muy tremendo por la renta, tuvimos que ir a pedir a Banco Azteca y hablamos con los dueños del local, que nos echen la mano para después ir pagando, completarles lo que podamos porque los gastos siguen. En la escuela siguen cobrando colegiaturas y lo demás. Ahorita que abrimos las ventas no se comparan con lo que teníamos antes”, afirma.
En los últimos 3 meses sus ventas de piñatas, dice Juan, han bajado hasta en un 80 por ciento.
“Está muy complicado”.
A veces vende únicamente una piñata, o a veces ninguna, diaria.
Ahora está de vuelta con su piñata del COVID que a pocos días de exhibirse en su tendedero se ha vendido bien.
“Primeramente Dios todo esto tiene que pasar y Dios nos ayude para salir adelante. Que nos echen la mano, que vengan a comprarnos, necesitamos vender. Ahorita estamos haciendo piñatas pequeñitas para que se la llevan a su casa, ái con su familia para que no hagan tanto alboroto…”, dice.
Y esta fue la crónica de cómo llegó a Saltillo la piñata del coronavirus,
Bien dicen que “no hay mal que por bien no venga…”.
Sobreviviendo
La fábrica de piñatas de Rubén se ubica en las calle Matamoros y Corona.
A causa de la cuarentena, el local fue cerrado por mes y medio.
50 piñatas vendía a la semana en una temporada normal.
80 por ciento ha bajado la venta de piñatas.
50% han disminuido los precios para que la gente compre.
La piñata con la figura del coronavirus es la que más de vende.