Ayer un ciudadano envió a la redacción de VANGUARDIA las fotografías de un indigente tirado sobre la banqueta de las calles Sixta Ruiz y Avenida Principal, de la colonia El Mirador.

Se trataba de un hombre, al parecer sexagenario, que dormía sobre la acera tapado con cobijas, en compañía de su perro que se guarecía del frío dentro de una caja de plástico.

Tras el llamado vía redes sociales, elementos de la Dirección de Protección Civil Municipal y Bomberos acudieron para rescatar a este vagabundo conocido entre la gente del rumbo como “Juan Verrugas”.

El hombre, de quien se dice no habla, solo emite sonidos guturales, se negó a ser trasladado a un albergue temporal y prefirió soportar los dos grados de temperatura y la llovizna acostado en la vía pública. 

Entrevistado sobre el particular, Alberto Neira, director de Protección Civil y Bomberos de Saltillo, dijo que esta dependencia, a través de Operativo Abrigo, realiza recorridos nocturnos a lo largo y ancho de la ciudad en temporada invernal, con el fin de identificar a personas que por su condición de calle están expuestas a sufrir de hipotermia u otros males, a consecuencia del frío.

Una vez detectados, si las personas acceden, son trasladadas a un refugio temporal para pasar la noche. 

En estos albergues se les proporciona un lugar donde dormir, cobijas, un platillo de comida y una bebida caliente. 

Sin embargo, por la propia Constitución las personas mexicanas no pueden ser molestadas en su integridad y gozan del derecho de libre tránsito en el territorio nacional. 

“Ninguna persona puede ser trasladada en contra de su voluntad, no. Llevamos a cabo el traslado de estas personas cuando así lo solicitan o cuando se prestan para llevar a cabo ese traslado”. 

—En el caso de este indigente, ¿que procede?— “Solo estar al pendiente de él, estar en constante contacto con él”, fue la respuesta.