La gran mayoría de escuderías que se miden en el Mundial de Fórmula 1 tienen su cuartel general en el Reino Unido, circunstancia que explica perfectamente su frustración por haber cruzado el planeta para que en Australia les reciban unas condiciones parecidas a las de las Islas: lluvia y frío. La primera jornada de entrenamientos del año debía comenzar a desvelar alguna de las múltiples incógnitas que la pretemporada dejó abiertas. Sin embargo, muchas de ellas siguen sin haberse resuelto por culpa del temporal que cayó en Melbourne este viernes y que impidió que los registros de la sesión de por la mañana se rebajaran por la tarde.

Lewis Hamilton siguió con la tónica habitual y concluyó este primer día de clase como el más rápido, por más que el actual campeón no pudo rebajar el tiempo que él mismo había logrado unas horas antes. Al volante de uno de los monoplazas más dominantes de siempre, Nico Rosberg se juega este curso uno de los últimos cartuchos que le quedan para romper la inercia que lleva su compañero en Mercedes, aunque el alemán no empezó con muy bien pie. Rosberg sufrió un aquaplaning que hizo que perdiera el control de su prototipo y saliera escupido contra el muro. La buena noticia en este caso fue que el percance solo destrozó el alerón delantero y la nariz de su coche, aunque, eso sí, le dejó en el garaje mucho más tiempo del deseado.

El segundo más rápido fue Nico Hulkenberg (Force India), cuya mejor vuelta se quedó a cuatro décimas de la del británico, mientras que Kimi Raikkonen (Ferrari) finalizó el tercero en la tabla de tiempos, justo por delante de Daniel Ricciardo (Red Bull). Carlos Sainz terminó el quinto, a menos de dos décimas del australiano y con otras dos de margen sobre Fernando Alonso, el sexto a un segundo de Hamilton.