Se busca un Gandhi mexicano

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Se busca un Gandhi mexicano

La nota dice que la mañana del 5 de enero, “Alrededor de mil ciudadanos se manifestaban pacíficamente en contra del gasolinazo en la caseta de peaje en Camargo. Encararon al cuerpo antimotines de la Policía Federal. Lo hicieron con las manos en alto, hincados y cantando el Himno Nacional a una sola voz. La acción desconcertó a las fuerzas enviadas por la Federación y el Estado para desalojar a los manifestantes y retomar el control del área de cobro carretero, por lo que debieron ceder y entablar negociaciones con los líderes.

Nadie respondía a los empujones con los escudos y los gritos no eran insultos sino una invitación al diálogo. Personas tendían la mano a los oficiales diciéndoles que eran mexicanos y también víctimas de los malos gobiernos, como todos los que ahí se encontraban”. 

En redes sociales se han hecho algunos llamados efímeros al boicot, que terminan en movimientos fugaces e inestables. En la ciudad, durante una manifestación por el gasolinazo se escuchó a alguien decir: “Necesitamos un Pancho Villa que nos defienda”. 

Es un síntoma de la falta de liderazgo y rumbo del país: los políticos que deberían ser los líderes, son parte del problema. Otra señal de ese hueco en liderazgo, es que se proponga a Slim para Presidente o al mesías López Obrador. Ni el capitalismo salvaje o lo peor de la izquierda funcionan.  

En mi opinión necesitamos más bien un liderazgo mexicano al estilo Gandhi, que cambie el sistema político corrupto. Las acciones del subcomandante Marcos, fueron eficaces, aunque el Gobierno les dio mala publicidad. 

La violencia genera más violencia. Una expresión mal encausada del descontento ciudadano son los saqueos. Le dan al Gobierno las oportunidades de: 

1.- Justificar el uso de la fuerza pública desmedida al infiltrar porros que incitan la violencia. De esta manera pueden descalificar y reprimir manifestaciones ciudadanas pacíficas y legítimas. 

2.- La oportunidad de capitalizar las manifestaciones al acusar a otros partidos o ciudadanos de ser los causantes del desorden. 

3.- De aparecer como héroes y salvadores que ponen orden en el caos social. 

Gandhi decía que “La desobediencia civil no conduce nunca a la anarquía. La desobediencia criminal en cambio sí puede hacerlo”. El primer nivel de la lucha no violenta activa es el diálogo. Esa vía está agotada: el Gobierno sostiene desde hace tiempo un monólogo, en el que impone sus decisiones sin considerar el bien común y busca sólo el interés de la clase política. 

El ciudadano empieza a tomar conciencia, de su dignidad y poder, de autorrespeto y autoestima. Ya no se le engaña con argumentos retóricos. Gandhi presionaba para que el Gobierno tomara conciencia y cediera en sus injusticias, mediante la desobediencia civil activa y no violenta. Gandhi buscaba desarmar moralmente al otro, a partir de hacer evidente una verdad. 

El segundo de lucha nivel son las marchas, el tercero es la no cooperación: el boicot y huelgas. El cuarto nivel es la desobediencia civil a leyes injustas. Thoreau se negaba a pagar impuestos como una forma de resistirse ante las leyes de un estado esclavista. Dejamos de cooperar con nuestros gobernantes cuando no nos satisfacen. Si se retira el apoyo entonces el poder ya no puede ser ejercitado legalmente por quien lo recibió en representación. 

Para Gandhi el mejor Gobierno era el que gobernaba menos. Nadie debería estar obligado a cumplir leyes injustas, aunque nos hayan programado desde niños para respetar esa autoridad. El “hartal” hindú incluyó incendios, saqueos de comercios, bloqueo de trenes. El hartazgo mexicano ya está en esa fase. Lo más difícil será sostener estas acciones en el tiempo, canalizarlas para bien y que no queden en sólo una llamarada de gasolina. 

jesus50@hotmail.com