Sara o la insumisión

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Sara o la insumisión

Lo que nos faltaba: la historia de la esposa de un patriarca en estos días en que los liderazgos nos conducen al derrumbe; y lo peor, influenciados por sus cónyuges.

Para hablar de Sara, como de cualquier otro personaje de la Biblia, debemos comenzar con Dios. En Sara, Él derramó su gracia y demostró su poder que desafía todo raciocinio humano. “Él la escogió para ser la portadora del hijo de la promesa, Isaac” (Gn. 17:19), de donde vendría el Mesías prometido. Dios convierte a una mujer edad avanzada en una madre. Una mujer a quien Dios le cambia el nombre de Sarai que significa “princesa”, por Sara que significa “princesa de todas las naciones”.

Pero hoy el escenario que plantea Sergio Ramírez (Masatepe, Nicaragua, 1942) en su más reciente novela es muy distinto al del papel de la mujer de la narrativa bíblica.

Apenas había terminado el regalo de José y Luzma a través del libro “Flores Oscuras”, del escritor nicaragüense, cuando me apareció la novela “Sara” en que el autor describe a una mujer insumisa, fortalecida por el nacimiento del heredero bíblico que poblará a las naciones hasta el infinito y, por ende, con el poder de enfrentar cualquier opresión ya sea conyugal o divina.

La charla con Sergio Ramírez fue corta, también narró el significado de la Revolución Sandinista en la guerra de los tres mil 500 días: “Durante esos diez años Nicaragua fue una vitrina y un espejo. Una vitrina porque muchos querían observar los pasos de una revolución que se proclamaba distinta desde el comienzo. Y un espejo porque el rostro de aquella revolución principiante podía ser en el futuro el rostro de otras revoluciones novedosas en el continente”.

Pero volviendo a “Sara”, la protagonista se aleja del personaje marginal y sumiso, y se rebela en varias ocasiones contra El Mago (Dios), quien no tiene otro oficio que pedir cosas a ella y a Abraham, prometer otras y ni siquiera la reconoce como interlocutora en ese sistema patriarcal que sigue hasta nuestros días.

En entrevista para La Jornada, Sergio Ramírez refiere cómo las pocas líneas de la Biblia que hablan de Sara se convirtieron en 214 páginas: “Una de las consecuencias de leer esta novela es abrir de nuevo el libro del Génesis y leer la historia de Abraham y Sara, y la otra es ver que las cosas no han cambiado en miles de años. El patriarcado sigue vigente. Si ves el progreso de las sociedades, estas relaciones patriarcales se han atemperado, pero cuando contemplas el mundo islámico ahí permanecen totalmente intactas, al grado de la crueldad; si lees un libro que creo que nadie lee, pero a mí me fascinó en la adolescencia, ‘Los hijos de Sánchez’, es una exposición de la relación patriarcal en una sociedad entre los pobres en México, y eso se repite en Nicaragua y a lo largo de toda América Latina. La relación patriarcal no es un asunto de lucha de clases, es decir, se reproduce en todos los estratos de la sociedad; eso de que la mujer va aparte, siempre aparte”.

Con Sara, el personaje, es distinto. En la novela, Dios le prohíbe reír. Parecería que gran conflicto de la sociedad patriarcal es que la mujer ni siquiera puede reír. Pero ella lo hace, y el Mago (Dios) reacciona furioso.

El apego de Ramírez al personaje feminista se muestra en varias de sus novelas, y guarda una enorme influencia derivada –esto es una confesión del mismo escritor– de la vista de Rushdie a Nicaragua en los tiempos de la Revolución Sandinista, cuando Ramírez cumplía su papel como Vicepresidente de la Republica.

Cuenta: “Salman Rushdie, que vino en 1986, expresó la gran pregunta alrededor del destino de la revolución en un epígrafe anónimo de su libro ‘La sonrisa del jaguar’, resultado de ese viaje: Había una muchacha nicaragüense/ que cabalgaba sonriendo a lomo de un jaguar./

Volvieron del paseo/ la muchacha dentro/ y la sonrisa en el rostro del jaguar. El jaguar podía terminar devorando a la muchacha y quedarse con su sonrisa, ése era el gran riesgo, y la gran pregunta. Decepcionado hoy el pueblo con su revolución, ahora ya sólo queda el jaguar que se pasea con la muchacha dentro de la barriga”.