El debut para Tigres, el reciente campeón, y Santos fue frío y gris en lo general, y quedó reflejado con una igualdad sin goles que apenas en los últimos 15 minutos amenazó con alterarse.

En ese abierto cuarto de hora final, tres tiros en los postes –Ulises Rivas y Jonathan Rodríguez por Santos, y Luis Rodríguez por Tigres-, y un disparo a colocar de Osvaldo Martínez, pudieron cambiar la historia del partido, pero el empate fue más fuerte.

Detrás de este intenso cierre, se libró un desarrollo muy parejo y aburrido que se extendió por 75 minutos, y donde las porterías le habían quedado muy lejos a los dos equipos.

El partido número 50 entre ambos rivales fue un deja vú lo ocurrido en la primera jornada del Apertura pasado donde otro 0-0 marcó un comienzo opaco de ambos cuadros.

Tigres sigue sin poder ganar un juego oficial después de una consagración (5 veces) y en los últimos ocho torneos –compuntando este Clausura 2017- nunca pudo festejar en la primera jornada. Es más, en los últimos 5 debuts no anotó.

Pero el partido, amén de ese final abierto, estuvo dentro de lo que se preveía entre dos equipos que se conocen muy bien y saben cómo neutralizarse.

La primera parte, de hecho, se jugó muy lejos de las porterías. No hubo, siquiera, jugadas que calentaran un trámite castigado por un gélido clima que se trasladó al campo.

Tigres, con un equipo alternativo –el técnico Ricardo Ferretti le dio descanso a la mayoría de los titulares-, buscó no salirse de su horma, aunque le faltó “punch”. Demás está decir que extrañó muchísimo al francés André-Pierre Gignac.

El último campeón trabajó el trámite a la altura de su conveniencia, atento a los pocos días que tuvo para preparase de cara al Clausura 2017. Intentó garantizar un dominio vía posesión del balón, pero le faltaron variantes y, sobre todo, fortaleza colectiva para someter al adversario.

A Santos, también con un equipo, quizás diferente a lo que seguramente presentará en las próximas fechas, le costó asumir un rol protagónico y lo suyo estuvo más ligado a las reacciones.

Un cabezazo de Carlos Izquierdoz que rechazó Enrique Palos –reemplazante de Nahuel Guzmán- y un disparo de Damián Álvarez que detuvo el ex Rayado Jonathan Orozco fueron las dos aproximaciones más claras al gol.

Precisamente, la presencia de Orozco en la portería santista y, teniendo en cuenta su paso por el rival felino de toda la vida, jugó un partido aparte con los aficionados locales, quienes lo abuchearon en cada intervención.

El “Chepo” de la Torre apostó con un tridente ofensivo nuevo con Djaniny Tavares, Julio Furch y Jonathan Rodríguez, pero dicha línea de ofensivos estuvo desconectada.

Con el ingreso de Osvaldo Martínez por Tavares, De la Torre buscó una mejor circulación y Santos estuvo tres veces a tiro de poder ganar. Sin embargo, le faltó un poco de suerte o quizás estaba escrito por ahí, que nadie, en la fría noche del Universitario, merecía llevarse tanto premio.