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Samuel García gasta 13 mdp por semana en redes sociales
Si los casi 3 millones de seguidores que tiene Samuel García en sus cuentas de Facebook, Twitter, Instagram, YouTube y TikTok fueran mayores de edad y votaran por él, con un post garantizaría el triunfo en Monterrey, Apodaca, Guadalupe y San Nicolás de los Garza. Y si votaran también los otros 2.5 millones de followers que tiene su esposa Mariana Rodríguez, o chabacanos, como ella misma les llama, arrasaría de tajo con la lista nominal de Nuevo León y le sobraría para repartir en otros estados el voto naranja.
Hablar de Samuel García sin redes sociales es prácticamente imposible, y no por nada es el candidato que más gasta en la empresa de Mark Zuckerberg, con 13 millones de pesos semanales, plataforma que se ha convertido en la columna vertebral de su campaña, que promete combatir la vieja política y “meter a (Rodrigo) Medina al bote”, misma que se acompaña con contenido digital, selfies y bailables con música de Jonaz, Pato Machete e incluso bandas como Genitallica y la Ronda Bogotá.
Pero la carrera del joven de 33 años para conquistar el voto regio comenzó desde mucho antes, a los 27 años, cuando abrió su página de Facebook con 300 seguidores, y cuando buscaba apenas ser diputado, asesorado por Jorge Lozano H. (1.39 millones de suscriptores en YouTube), conferencista, conductor e influencer, quien “le echó la mano” para hacer de las redes su trampolín, según relata García durante una conversación en el podcast de Roberto Martínez (1.24 M de suscriptores).
En la misma charla, el entonces senador –o El Senathor como le llama su crítico e imitador Lord Marco Polo (119 mil suscriptores)– se muestra transparente, pero también exhibe su debilidad, al soltar una de sus polémicas frases como el “haberse topado con gente valiosa con suelditos de 40 o 50 mil pesos, que son felices”, verborrea que, paradójicamente, le catapultó al reflector nacional, y que fue acompañada por memes, compartidos por sus mismos seguidores.
Pero Samuel García se muestra blindado ante cualquier palabrería con la que pudiera tropezarse, incluso relata que en alguna ocasión el panista Rafael Moreno Valle le celebró ser el único funcionario que podía viajar, ostentar relojes o nimiedades con su pareja, y ser aplaudido por “sus chingaderas”, según rememora, aunque él le llama autenticidad.
De existir un padrino político, sería el excandidato a gobernador panista Fernando Elizondo, quien declinó a favor de Jaime Rodríguez Calderón en 2015, y quien le habría incentivado a lanzarse por primera vez como candidato. Aunque, según García, llega sin “deberle nada a nadie”, como lo declaró ante Brozo Xmiswebs (797 mil seguidores).
Pero el neoleonés le rehúye al término “político”, y prefiere llamarse “figura pública”, pues, aunque saltó a la fama por el reflector legislativo, es la firma familiar de donde sale “el jale”, y asegura siempre haber donado parte de su sueldo. Además, se jacta de no ser de una familia de políticos, y en el episodio 8 de su programa “Carnita Asada” (202 millones de espectadores), presume a su padre Samuel García Mascorro, de 62 años, como “su gran asesor”, y a quien le consulta de todo. Aunque con el youtuber Farid Dieck (166 mil suscriptores) reconoce que su padre fue duro, por obligarle a acompañarle al golf y terminar los 18 hoyos, para que le pagaran la semana.
La definición del federalismo, que dice tenerlo en el tuétano, la explica en un video con Carlos Master (1.1 millones de seguidores), mientras come un trozo de res y cerveza light. Compara la distribución del presupuesto con una carne asada en la que son invitados todos los gobernadores por López Obrador, y en la que, a pesar de llevar la mejor carne a la fiesta, Nuevo León sólo recibe dos quesadillas. “Tenemos que pedirle a la Federación que ya afloje”, reclama.
Sobre el Presidente en particular y sus conferencias mañaneras, García opina que López Obrador le habla a su público y a sus votantes, pero se confiesa y dice que ese discurso a los regios “nos da hueva”.
El algoritmo de la campaña se cierra con el innegable impulso que le ha dado su esposa, Mariana Rodríguez Cantú, quien literalmente hizo brillar al candidato por su carisma y sus tenis color fosfo fosfo. La influencer se vio obligada a meterse de lleno a la contienda, luego de ser denunciada por el PRI, PAN y PVEM por mencionar productos durante los recorridos de campaña, lo que le dio pretexto para generar una historia de odio en Instagram para decirle a los adversarios: “Yo no soy la candidata”.
Hoy por hoy, la dupla García-Rodríguez y sus 5.5 millones de seguidores son los favoritos a vencer en una elección competida, y, más allá de likes y hates, esta pareja de influencers ya logró sacar de las redes a la calle a un verdadero ejército de adolescentes con tenis anaranjados dispuestos a defender el voto e impedir que llegue “la vieja política”.