Salvador Alcázar, ‘El abuelo saltillense más fuerte del mundo’

Este experimentado preparador físico asegura que el mejor legado que se puede dejar, es una vida sana
Fotos: Vanguardia/Héctor García

Un abuelo siempre se ha considerado como el guardián de todo niño, es aquel hombre que le consciente, le cuida, le apapacha y le muestra la vida, pero siempre con la sobreprotección que no dio incluso a sus propios hijos.

Aunque la mayoría de ellos se caracterizan por ser similares en la forma de tratar a sus nietos, “darles todo lo que pidan”, Salvador Alcázar demostró a sus descendientes que el amor también se demuestra formando en ellos los buenos hábitos de vida.

Al mantener una carrera de 53 años al frente de la práctica de ejercicio y entrenando hombres y mujeres físico culturistas, ha formado en los hijos de sus hijos la pasión de ejercitarse, no por el físico, sino por una buena salud.

“De hecho no me dicen abuelo, me dicen chavol, por que están más altos que yo, miden casi dos metros, les he heredado el gusto por el ejercicio y por la vida sana, casi todos hacen pesas”, comentó con una sonrisa el entrenador, desde el interior de su gimnasio donde prepara a jóvenes que aspiran a competir en eventos estatales y nacionales.

UNA LARGA TRAYECTORIA

En su historia como preparador de atletas en combinación con el papel de abuelo, manifestó que es importante el mantener buenos hábitos en las nuevas generaciones, e inculcarlos para que hagan de estos acciones cotidianas.

“Tengo un nieto Irving Osiel Vanegas, a sus 14 años cargaba cien kilos en peso muerto, eso a la gente le asusta, pero cuando vives dentro del gimnasio, cuando la carreola la tienes que amarrar en un aparato, lo único que hay que cuidar es que no se eche el aparato encima, pero que el niño haga ejercicio es bueno, esto es igual que la gimnasia y la natación, hay que empezar a los dos a los tres”.

Alcázar ha manejado programas de estimulación temprana, en el que a los menores de incluso tres meses los estimulaban para mover los pies y manos, haciendo abdominales para que tomara fuerza en su cuerpo.

UNA FAMILIA EXTENSA

Con ocho nietos y a sus 71 años de edad, Salvador Alcázar asegura que su mayor satisfacción es ver a sus nietos activos, con hábitos que les van a dejar beneficios en su salud y por ende también una vida más duradera.

“Yo me siento diferente a muchas personas, canto, bailo, pongo rutinas, elevo los pies, ya no hago zumba pero cuando les pongo diez minutos de cardio yo me río con ese tiempo y la gente está ahogada; me encanta la reacción de la gente porque puedo decir puedo”.

Día con día, Salvador hace dos rutinas de una hora en su gimnasio, donde apoya con dietas y entrenamientos a quien desea una buena condición, buena salud y un cuerpo alineado.

A la fecha el preparador con 53 años de trayectoria ha logrado llevar a cinco jóvenes al concurso Mr. México a veinte más a Mr. Coahuila y decenas más a Mr. Saltillo. “Los de Saltillo nunca los he contado”, comentó a VANGUARDIA el preparador físico.

Añadió que si es satisfactorio convivir con los aspirantes a un cuerpo de reconocerse, es mayor aún el poder tener a sus nietos aspirando para lograr lo que más le gusta hacer, el ejercicio.

A la población, la exhortó a activarse físicamente para mantener una vida más sana.

ESFUERZO

Gracias al entusiasmo e impulso de Salvador Alcázar, se abrieron los gimnasios de Camporredondo, el Ateneo Fuente, Ciencias Químicas y la preparatoria Mariano Narváez.

UNA FAMILIA

Durante los primeros años de Salvador Alcázar, vivieron en la colonia Bellavista. El padre de don Salvador fue Camilo Alcázar, dueño de un almacén llamado La Bola, y su madre fue doña Dominga Aguilar

"El gimnasio es vida, aquí vives, disfrutas, tienes compañeros, esto es una manera de vivir”.