Salud emocional: otra víctima de la pandemia

Usted está aquí

Salud emocional: otra víctima de la pandemia

“Ahorita lo que más vemos es patologías del orden del insomnio, la gente no duerme por tanta ansiedad… Tuve que sacar mi bloc de incapacidades para incapacitar a los hombres, no te digo 15 días, sino meses, porque no pueden con el ataque de pánico. Muchachitos de 20, 25, 30 años, con pánico, y los hombres de 40 en urgencias infartados. Eso no lo veíamos”.

La expresión anterior corresponde a la descripción realizada por Lorena de la Torre, especialista en psiquiatría, con 26 años de trayectoria profesional, quien labora en la Clínica 1 del Seguro Social atendiendo a derechohabientes que se desempeñan como empleados en la industria local.

La descripción que realiza de su práctica médica es realmente impactante y, si lo que refleja esta experiencia es lo que está ocurriendo de forma generalizada, sin duda estamos ante un problema serio de salud pública del que es necesario hacernos conscientes.

Trastornos del sueño, insomnio y ataques de ansiedad son, de acuerdo con esta profesional de la salud mental, los problemas que con mayor frecuencia refieren los pacientes que acuden a su consultorio. ¿La razón de estos padecimientos? En buena medida, asegura, están asociados a la pandemia del coronavirus SARS-CoV-2.

Pero no sólo eso: de acuerdo con la psiquiatra, las empresas extranjeras asentadas en la región, particularmente las de procedencia asiática, realizan prácticas que podrían considerarse como de “explotación laboral” y tal situación también puede ubicarse como causa de los padecimientos mentales que refieren operarios, montacarguistas, soldadores y costureros, entre otros, que se desempeñan en el sector automotriz de la región.

Hará falta, desde luego, que las autoridades sanitarias confirmen el fenómeno, pero incluso si se tratara de algunos pocos casos, sin duda estamos ante un indicador que obliga a tomar acciones en apoyo de quienes están sufriendo esta situación y en prevención de que las circunstancias que la originan deriven en “otra pandemia”.

La versión, debe decirse, resulta creíble pues no se trata de la primera referencia en relación con el deterioro de la salud emocional de las personas a raíz de la pandemia. Múltiples voces han advertido sobre la necesidad de implementar acciones para revertir los efectos negativos que sobre la estabilidad mental de las personas ha producido este fenómeno.

Por ello, sería de esperarse que las autoridades de todos los órdenes de gobiernos, además de tomar nota de la situación, actúen con total transparencia al informar sobre la realidad, sobre todo porque el ocultar o soslayar una situación como esta puede resultar más caro en términos individuales y colectivos.

Todos queremos volver a la normalidad que conocimos lo más pronto posible, pero volver a esa realidad implica, de forma muy importante, que nuestras facultades mentales se mantengan a plenitud y gocemos de estabilidad emocional plena.