Saltillo, sus edificios y paisajes emblemáticos

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Saltillo, sus edificios y paisajes emblemáticos

Una buena conferencia sobre el tema de las tarjetas postales impartida por Ariel Gutiérrez Cabello, nos llevó a la audiencia a pasear por el viejo Saltillo y recordar edificios, escenas y paisajes de la ciudad. Algunos se quedaron para siempre en la imagen de una tarjeta postal, mientras otros sobreviven modificados y otros más nos regalan todavía hoy su estampa cotidiana. Entre estos últimos, los edificios de la Escuela Normal del Estado y la Catedral de Santiago, la Alameda Zaragoza, la casa del gobernador Miguel Cárdenas (esquina de Allende y Lerdo de Tejada), la casa Carrillo (hoy Facultad de Ciencias Sociales de la UAdeC), el Puente 2 de Abril (calzada Madero, rumbo al panteón de Santiago), el Casino de Saltillo. Entre los modificados, vimos las tarjetas postales con las imágenes del templo de San Francisco con su portada original, las ruinas del viejo templo de Landín y las vistas panorámicas casi siempre tomadas desde el sur, en las que sobresalen entre el caserío, este sí modificado por el tiempo, las torres de la catedral, el cerro del Pueblo y la sierra de Zapalinamé, los viejos centinelas de la ciudad, eternos guardianes del valle de Saltillo. Entre los edificios y escenarios que perecieron en aras de la modernidad, el famoso Hotel y Banco de Coahuila, los viejos portales de la plaza de Armas, las antiguas casas en el crucero de Aldama e Hidalgo y otros más que fueron conocidos en otras ciudades y en el extranjero gracias a las antiguas tarjetas postales.

En la conferencia, el expositor hizo una comparación entre las tarjetas postales de los tres principales fotógrafos y editores de tarjetas postales e hizo notar la gran similitud en los ángulos desde los cuales enfocaron las lentes de sus cámaras. A manera de explicación mencionó en primer término la influencia de Gossman, el primero de dichos fotógrafos en el tiempo, y en segundo lugar lo angosto y empinado de las calles de la ciudad y a veces sus sinuosas curvas que no se prestaban para hacer las tomas del edificio desde ángulos muy diferentes, a riesgo de que apareciera un fragmento de la esquina de enfrente o el poste y los cables no deseados para la imagen.

La conferencia de Ariel Gutiérrez convidó, principalmente, a una revisión más amplia del tema de la fotografía en Saltillo y a la toma de medidas necesarias para su conservación. Y de paso, a recordar las calles de la ciudad y su formación de origen. Muchas de las calles del viejo Saltillo se fueron formando al pasar de los años en la medida en que se construía el caserío y se dejaba libre paso al cauce de los arroyos y al curso de las aguas que bajaban de los lomeríos del sur de la ciudad. Por eso, la ciudad vieja está llena de callejones y callecillas, muchas de ellas tortuosas y retorcidas. Algunas de las viejas calles perdieron su trazo original con la ampliación que facilitaría el flujo de vehículos, y bien aprovechada sirvió en muchos casos para enderezar en lo posible el trazo.

Las calles rectas llegaron con el concepto de lo moderno, sin embargo, en el norte de la ciudad, que supone ser la parte nueva de Saltillo, existen calles como Abasolo más abajo de Echeverría, cuyo trazo siguió las curvas que hacía el cauce del arroyo, canalizado posteriormente y finalmente desviado forzosamente a desembocar en otro arroyo para evitar inundaciones.

El trazo caprichoso de la ciudad dejó rincones interesantes. Arreglados con tino y buen gusto podrían convertirse en paseos de belleza singular para los habitantes del barrio mismo y hasta en atractivos turísticos.

Allá arriba, como decimos aquí, en los barrios de Santa Anita, del Ojo de Agua y del Águila de Oro quedaron los callejones empinados con sus banquetas hechas de tramos de escalones y aún ahora conservan la fisonomía que tenían antes de que la ciudad alcanzara su actual desarrollo. Los callejones de Saltillo, tema para próxima colaboración.