Saltillo, presente en la Exposición Universal de 1904 en San Luis, Misuri, Estados Unidos

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Saltillo, presente en la Exposición Universal de 1904 en San Luis, Misuri, Estados Unidos

Sede. Pabellón de México en la Exposición Universal de San Luis, Misuri de 1904, donde se expusieron trabajos, productos e inventos de empresarios y profesionistas de Saltillo
Se construyeron mil 500 edificios en un corredor que sumaba más de 120 kilómetros de calles y andadores

La primera exposición universal se originó en París en 1844, pronto varias ciudades replicaron esta práctica: Londres 1851, Barcelona 1888, París 1889, Chicago 1893. En el siglo 20, París 1900 y la de San Luis, Misuri en Estados unidos en 1904.

Estas exposiciones conocidas también como ferias mundiales, fueron importantes escenarios de los últimos avances de la ciencia y la tecnología, de igual manera un escaparate para mostrar al mundo lo mejor de cada cultura de los países expositores. Un importante objetivo se centraba en la promoción y comercialización de productos de todo tipo, así como la exportación de tecnología existente. 

La Feria de San Luis de 1904 ocupó alrededor de 500 hectáreas, fue la más grande jamás celebrada hasta ese momento. Se construyeron mil 500 edificios en un corredor que sumaba más de 120 kilómetros de calles y andadores. Se dieron cita más de 60 países y una numerosa participación de compañías, industrias y organizaciones privadas. Visitar la feria, requería por lo menos de una semana, la asistencia superó más de 19 millones de personas.

El Gobierno de Porfirio Díaz fue uno de los primeros en aceptar la invitación y acreditar a su delegado ante la junta directiva. También encabezó la lista de países en concluir su pabellón de más de 6 mil metros cuadrados. El espacio comprendía varias categorías donde se mostraban los avances en educación, economía, arte, manufacturas, electricidad, agricultura, minas y antropología.

Cierto número de trabajos y productos concebidos en nuestra ciudad fueron enviados a la enorme feria. El señor Jesús Cabello y Siller, mandó crayones para escuelas, el catálogo no especificaba de qué tipo eran, si de cera o gises, seguramente una novedad. El fotógrafo Arturo de la Peña participó con fotografías de nuestra ciudad, de igual manera en la categoría de ferrocarriles una colección de imágenes del tren de la compañía Coahuila y Zacatecas. Me pregunto dónde habrán quedado esas valiosas imágenes. En la sección de farmacéuticas, material, procedimientos y productos, el doctor Juan Cabello y Siller envió el resultado de su investigación sobre alcohol y la embriaguez alcohólica, además unas píldoras antialcohólicas elaboradas en la Botica Lourdes, de la cual era dueño.

Obras escritas, como la de Matías L. Carmona, quien debió ser abogado, incluyó la tesis titulada, La Libertad de testar. Otro trabajo más llevó por título: La fuente del idioma español, del profesor Manuel J. Rodríguez. Pedro Ortiz y Compañía, presentaron su invento “Extirpador universal de callos”. Para la sección de industria del vestido, la Compañía Industrial Saltillera, propiedad de Guillermo Purcell, Marcelino Garza y Dámaso Rodríguez,  exhibió géneros blancos de algodón. La Conquistadora, empresa de calzado del señor Porfirio Valdés, orgullosamente, expuso zapatos de charol y el famoso zapatón saltillense, el cual cuatro años antes recibió mención honorífica en la exposición de Paris.

Para el apartado de material, productos alimenticios de origen vegetal, Genaro Dávila escogió los mejores granos de maíz de su rancho. El área de pomología incluyó una colección de frutas en conserva, de membrillo, duraznos y manzana, del señor Domingo Alessio, padre del historiador Vito Alessio Robles, hechos en su fábrica de utensilios de cobre llamada La Unión Italiana.

Joaquín Rodríguez envió harina de trigo y variedad de pastas de fideos, macarrones, letras, salidas de la fábrica La Gran Tenoxtitlan (sic). En la sección de productos, José María Flores, propietario de la fábrica de tabacos La Esperanza, envió un muestrario de cigarrillos de hoja, dando a conocer las marcas, La Gitana, La Esperanza, La Especial, El Barretero y El Trovador.

 La Feria de San Luis fue sin duda una ventana, tal vez efímera, pero mostró la naciente industria y dio la oportunidad de exhibir productos con la intención de abrir mercados, poner ante los ojos extranjeros la posibilidad de inversión y el deseo de contribuir con productos, inventos y avances tecnológicos, hechos por manos y mentes de entusiastas saltillenses.