El recorrido en el atrio del Santuario de Guadalupe para que los visitantes puedan venerar al aire libre la imagen de la Virgen simboliza que el amor materno nunca abandona a sus hijos, reflexionó el padre Andrés Carrasco, rector de dicho recinto.

“Este gesto de que ahora nosotros no podemos ingresar al Santuario, pero ella sale al encuentro de sus hijos es una muestra del amor materno que nunca nos deja”, dijo el también misionero del Espíritu Santo.

En el primer día la afluencia fue escasa, pero el personal del Santuario consideró que aumentará conforme pasen los días.

Por eso trabaja de manera coordinada con elementos de Protección Civil y Tránsito Municipal, para vigilar el cumplimiento de los protocolos sanitarios, evitar aglomeraciones y riesgos de contagio.

“Ella salió porque no podemos entrar, está con nosotros al aire libre para que nosotros no nos expongamos, la podemos visitar, nos va a dar fuerza, nos va a dar salud, nos va a dar ánimos, nos va a dar todo lo que necesitamos en estos tiempos”, dijo el padre Carrasco.

Durante esos días el templo permanecerá cerrado, no habrá misas ni peregrinaciones y tampoco se permitirá la instalación de mercados ambulantes en las inmediaciones del Santuario.

El primer filtro sanitario se ubicó afuera del recinto religioso, sobre la calle Pérez Treviño y Ahuizotl, por lo que este tramo está cerrado para el acceso de vehículos.

El uso correcto de cubrebocas es obligatorio para ingresar y durante todo el recorrido.

En la entrada se toma la temperatura de los visitantes, se entrega gel antibacterial y se revisa que las personas mantengan la sana distancia de 2 metros entre cada una, la cual está señalada con marcas en el piso.

El aforo máximo es de 50 personas, las cuales caminarán de manera fluida hasta llegar al altar monumental, donde podrán observar la imagen de la Virgen de Guadalupe y dejar una ofrenda, sin detenerse más de lo necesario.

El trayecto termina por la salida del Santuario por la calle Francisco Murguía.