Salarios mínimos contra salarios equitativos, un análisis necesario
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Salarios mínimos contra salarios equitativos, un análisis necesario
El 22 de febrero de 2011 Ernesto Cordero, que había sido Secretario de Desarrollo Social y en ese tiempo Secretario de Hacienda, se atrevió a decir que con ingresos, ya no digas de 13,000 pesos al mes, con ingresos de 6,000 pesos al mes hay familias mexicanas que tienen el crédito para una vivienda, que tienen el crédito para un coche, que se dan el tiempo de mandar a sus hijos a una escuela privada y están pagando las colegiaturas, por supuesto, una barbaridad mayúscula.
Recientemente en una nota publicada el 25 de enero de 2016 en este medio, de los 17 millones 884 mil trabajadores registrados en el IMSS al cierre de 2015, 56.9% (10 millones 178 mil) ganan seis mil 231 pesos al mes, es decir, hasta tres salarios mínimos, en contraposición con una canasta básica que en enero de 2016, en datos de CONEVAL se colocaba en el 5.36%, superior respecto a igual mes de 2015, en precio real 1,334 pesos, cuando los salarios a lo largo y a lo ancho del país se encuentran en 73.04 al día, es decir a 9 pesos y 14 centavos la hora.
La pregunta es ¿por qué nos quejamos de los altos índices de inseguridad, de la pobreza generalizada, de la desigualdad galopante, de la corrupción a grande escala, de la migración constante de muchos connacionales nuestros a los Estados Unidos, de nuestros resultados en la prueba PISA? si los salarios siguen sin responder a los estándares de desarrollo humano planteados por el Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas, en el artículo 23 de la Declaración de Derechos Humanos , en los 82 y 83 de la Ley Federal del Trabajo y en el 123 de nuestra Carta Magna? El problema radica en la disfuncionalidad y el doble discurso entre el deber ser y lo que es de parte de quienes justifican y designan los salarios en México.
Para el Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas (Informe PNUD 2015), los factores fundamentales que permiten a las personas ser libres desde la perspectiva de la justicia, son la posibilidad de alcanzar una vida larga y saludable, poder adquirir conocimientos individual y socialmente valiosos, y tener la oportunidad de obtener los recursos necesarios para disfrutar un nivel de vida decoroso. El derecho a un salario justo es parte del compendio de derechos económicos, sociales y culturales, su ejercicio es individual, pero su titularidad oscila entre lo individual y lo colectivo. Quien se encarga en México de designar y justificar los salarios es la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (CONASAMI, por sus siglas en español), que tiene como objetivo fundamental cumplir con lo establecido en el artículo 84 de la Ley Federal del
Trabajo, en el que se le encomienda que, en su carácter de órgano tripartito, lleve a cabo la fijación de los salarios mínimos legales, procurando asegurar la congruencia entre éstos y los atributos que la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos, en ese sentido lo que afirma el 123 Constitucional es que los salarios mínimos deberán ser suficientes para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia, en el orden material, social y cultural, y para proveer a la educación obligatoria de los hijos, saque Usted sus conclusiones.
En México desde 1963, se optó por el modelo de salarios mínimos y profesionales, que es la menor remuneración que percibe el trabajador por su trabajo en un contrato individual o colectivo. En este momento según datos del Diario Oficial de la Federación el salario se encuentra homologado en todo el país en $73.04 por día (9 pesos 14 centavos la hora).
Como comentario, la Organización Internacional del Trabajo donde nuestro país se suscribió en 1931 determina que el salario debe de andar por 15 dólares la hora (el tipo de cambio se encuentra en 18.19). Para seguir con el análisis de números, pesos y centavos en Noruega el salario por hora esta en 28 euros (en este momento el tipo de cambio es 19.99), en Suecia la hora se paga en 20.75 euros, en Estados Unidos en 7.25 y en Argentina en 49.53 pesos. Insisto, saque sus conclusiones. La OCDE (2015), coloca a los trabajadores mexicanos como los peor pagados en los países adheridos a esta organización. Los sueldos en las fábricas de México son similares a los de Brasil, y ambos son superiores a los que se pagan en India y China.
El problema en relación a la viabilidad del trabajo y la promoción del salario por parte de estas tres instituciones que conforman la CONASAMI es justamente que en los últimos treinta y cinco años en México, el salario mínimo mensual en términos reales ha caído en 57.6%, de acuerdo a estudios del Banco de México. No hay mucho que comentar al respecto de los bajos salarios, esta es una realidad que salta a la vista y que en los comentarios de la población en general es un tema recurrente. En ese sentido, gran parte de las formas de apropiarse de bienes monetarios en México se da a partir de los envíos de dinero de inmigrantes mexicanos en los Estados Unidos que cubren un porcentaje alto del gasto de sus familiares en territorio nacional, esto constituye una de las principales mejoras del ingreso de las familias mexicanas. Otro ingreso importante se da a partir de las jubilaciones, los regalos, los donativos, las becas de los programas de gobierno y de la asistencia privada. En el caso de las zonas rurales (las zonas con más alto índice de pobreza), según el Informe de la OCDE, las familias se han apropiado de ingresos a partir de involucrarse en actividades delincuenciales, en cualquiera de sus múltiples formas.
Ante los bajos salarios, una buena parte de la ciudadanía ha buscado el emprendedurismo como una salida para una vida digna. Por una parte, los altos impuestos no han permitido que quienes invierten lo poco que tienen lo hagan a través de las vías legales, generándose así un comercio que han llamado informal y que tiene connotaciones sociales importantes. Se afirma que la desigualdad tiene como base las grandes diferencias que hay entre salarios mínimos, máximos y ejecutivos, de los que hablaremos en otra entrega. Dicho de otra forma, entre lo que gana un miembro de la Suprema Corte de Justicia, un miembro del Instituto Nacional Electoral, un diputado, un senador o el presidente de la República o un CEO, en comparación con un profesionista, un empleado o un obrero en nuestro país hay una diferencia abismal.
Es necesario por tanto pensar en una nueva figura de salarios que tenga que ver con la equidad, que es la medida cuantitativa de la justicia, donde un salario tendría que concebirse como la suma de bienes públicos y privados que contribuyen a satisfacer las necesidades básicas existenciales de los trabajadores y de sus familias. Es por lo tanto un deber del Estado en cuanto a su rol y papel como garante del bien común, procurar condiciones económicas tales para que una remuneración equitativa reactive la estructura social. Compromete por lo tanto, a todos los actores e instituciones sociales sin excepción, bajo criterios que responden al imperativo de la justicia acordar una remuneración que tenga tintes equitativos.
La cuestión es simple, la transgresión de los artículos arriba mencionados que tiene como principio que toda persona tiene derecho a un salario equitativo que le asegure una vida digna al trabajador y a los suyos, es el tema central de la desigualdad, marginación e injusticias que vivimos en nuestro país. El salario no es un tema meramente económico, sino un tema social, que tiene que ver con la dignidad de la persona, con el apego a los derechos humanos y las capacidades de las personas. Para Amartya Sen (2010) en su libro Desarrollo y Libertad, hablar de capacidades es hablar de la libertad que una persona tiene para llevar una determinada clase de vida, en la medida en que el individuo consigue hacerse de capacidades, la sociedad se volverá más próspera o con mayor propensión al desarrollo.
Finalmente el salario equitativo, no el mínimo, empodera a las personas en una democracia pasiva como la nuestra y les brinda una vida digna.