Hay quienes trabajan mucho y ganan poco. Hay quienes trabajan poco y ganan mucho. Así es de injusto y desigual nuestro país.

La fijación del salario mínimo en México está en la raíz de la desigualdad y la pobreza. Dice Wikipedia que “Nadie sabe exactamente el procedimiento que utiliza la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (Conasami) para determinar los que deben aplicarse”.

La Conasami recibió en el 2013 un presupuesto de 38 millones 581 mil 489 pesos, de los cuales, noventa y nueve por ciento son gasto corriente, con solo 22 consejeros.

Esta comisión es un organismo obscuro: Casi siempre se busca fijar los salarios “por unanimidad y con estudios que cada año son iguales y no presentan el panorama real del progreso del salario”. El presidente de dicha comisión, Basilio González, tiene en el cargo desde 1991, año en que lo nombró Salinas de Gortari. Basilio González gana hoy $173,620 pesos al mes. Ya con prestaciones, ha ganado antes, al año hasta 2 millones 798 mil 600 pesos.

Es el precio que cobran por contribuir en buena medida a mantener en la pobreza a millones de mexicanos. Por ello tienen reservado un castigo especial en algún círculo del infierno.

Pareciera que a ellos les dirigió Primo Levi estas palabras, en su libro “Si esto es un hombre”:

“Los que vivís seguros / En vuestras casas caldeadas / Los que os encontráis, al volver por la tarde, / La comida caliente y los rostros amigos: / Considerad si es un hombre / Quien trabaja en el fango / Quien no conoce la paz / Quien lucha por la mitad de un panecillo / Quien muere por un sí o por un no. / Considerad si es una mujer / Quien no tiene cabellos ni nombre/ Ni fuerzas para recordarlo / Vacía la mirada y frío el regazo / Como una rana invernal. / Pensad que esto ha sucedido: / Os encomiendo estas palabras. / Grabadlas en vuestros corazones / Al estar en casa, al ir por la calle, / Al acostaros, al levantaros; / Repetídselas a vuestros hijos. / O que vuestra / casa se derrumbe, / La enfermedad os imposibilite, / Vuestros descendientes os vuelvan el rostro.

México, un país donde la mitad de su población está en pobreza monetaria, un país de pobres, cuyos salarios bajos perpetúan la pobreza, tiene los menores salarios mínimos por hora de América del Norte y América Latina.

Y luego por que se van los mexicanos a Estados Unidos. Bogotá y Guatemala pagan más por hora. Por ley “El salario mínimo deberá ser suficiente para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia en el orden material, social y cultural, y para proveer a la educación obligatoria de los hijos.

Según un estudio, el salario mínimo constitucional debiera ser por tanto de $19,041 pesos mensuales, equivalentes a $4,760 por persona en un hogar promedio de cuatro personas. Si el salario mínimo fuera de $95.4 diarios y no de $88.32 como es actualmente, sería para solventar las necesidades mínimas para no caer en pobreza de un individuo, no de una familia. De una familia, el valor debiera ser de $353 pesos diarios.

Mientras todo aumenta en una proporción mayor a la supuesta inflación, la que reconoce el gobierno, los salarios aumentan poco. El argumento es que aumentarlos ocasionaría inflación. Como si de cualquier forma no hubiera inflación ya.

Así se ha caído en un círculo vicioso que ha minado el poder adquisitivo de la población. Se requiere una política ética en la fijación de salarios justos y dignos. Salarios que de verdad cumplan con el espíritu de la constitución y demás leyes. Salarios que hagan un México menos desigual, y que obedezcan al bien común, no a intereses particulares, empresariales, sindicales o partidistas.