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Sacerdotes de Coahuila no sufren intimidación, pero sí intentos de extorsión
Saltillo, Coahuila. Luego de que el Centro Católico Multimedial diera a conocer que en lo que va de la administración del presidente Enrique Peña han sido asesinados 11 sacerdotes en México, el obispo de Saltillo, Raúl Vera López, señaló que mucho se debe a que los curas son líderes sociales que representan un obstáculo para los grupos de la delincuencia organizada.
El pasado 18 de noviembre apareció sin vida Erasto Pliego de Jesús, párroco de Santa María de la Natividad en Cuyoaco, Puebla, quien fue secuestrado desde el fin de semana pasado.
“La violencia no ha terminado, es una mancha que todavía abarca más sectores de población. Los sacerdotes somos parte del pueblo y además somos autoridades. Como en el ambiente del crimen organizado existen disputas por el territorio, por supuesto que los líderes sociales somos un obstáculo para sus planes. Sobre todo que dentro de ese ambiente no hay ley que valga”, aseguró Vera López.
A pregunta expresa sobre si existen intimidaciones del crimen a los sacerdotes encargados de los templos en las comunidades serranas de Coahuila, el Obispo confirmó que han sido algunas llamadas que no han llegado a las intimidaciones, e incluso que él recibió una hace tiempo, a la que ignoró.
“De ese tipo de llamadas sí han tenido los padres, no es que sean intimidatorias, sino que sabemos que muchas de esas llamadas provienen de los penales”.
Raúl Vera aseguró también que la delincuencia organizada nunca se fue de la entidad, y recalcó que los criminales tienen un amplio poder para actuar por la impunidad que los protege.
Al finalizar una misa oficiada en el templo Santa Teresita del Niño Jesús, en el fraccionamiento Teresitas, el jerarca católico refirió que: “Todo el Estado Mexicano está coludido. Ni Coahuila, ni Tamaulipas son la excepción (…) que tengan tratos por debajo de la mesa entre ellos y los gobernantes no ha disminuido la violencia en México.
“No es una lucha en la que está de por medio el restablecimiento de la justicia y la paz, sino que es una simulación, porque lo más evidente para nosotros es que entre el Estado y el crimen organizado hay una convivencia demasiado clara”.