Sabiduría en 140 caracteres… 1/2
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Sabiduría en 140 caracteres… 1/2
¿Qué hombres seríamos amputados de los sentidos? ¿Seríamos como bestias, como animales? no lo sé. Sin sentidos (ojos, oídos, tacto, lengua, olfato) estaríamos condenados a la nada. A la soledad, a un infierno en vida. Dice Leonardo Boff precisamente que la soledad es el infierno. Fuimos diseñados para amar, para tener sexo y sexo placentero, el mejor que se pueda tener y gozar, por eso los humanos somos los únicos “animales” de la creación que cogemos viéndonos a los ojos. De frente, sin mentir.
Amar es dar y también recibir. El sexo es dar placer y recibirlo en la misma medida. ¿Qué hay de pecaminoso en ello? A mi juicio, nada. Cuando se trata de hablar de todo esto de manera seria y reflexiva, entran inmediatamente las cuestiones morales, tabúes perniciosos y situaciones que poco o nada ayudan a lo que deberíamos de practicar siempre: el placer sexual como una vía de llegar no sólo a Dios sino al corazón de la pareja y claro, a la eternidad. La eternidad que dura la pequeña muerte, la venida, el jadeo de una buena venida (corrida, dicen los ibéricos).
Lo prohibido cuando se presenta, llega para quedarse. Ahora y en tiempos de prohibiciones que nos asisten, es tremendamente paradójico que se regulen o traten de regularse los comerciales que usted ve en televisión o en la calle (espectaculares); pero por Internet, la red que todo lo pudre, circula sexo en vivo, violaciones, humillaciones, selfies y todo tipo de prácticas que atentan contra la dignidad del ser humano. La censura tiene buen tiempo rodeando el uso de drogas (se simula), contenido explícitamente sexual, tocamientos y un largo etcétera en el mundo de la moda o en la música (videos); pero en la vida real esto es llevado a la sordidez con lo cual se nutre la red.
Hay anuncios y campañas publicitarias entonces, que siguen estando en nuestro imaginario colectivo por haber “trasgredido” las reglas de lo correcto y la decencia y fueron censuradas o de plano, prohibidas en su momento. A vuela pluma, todo mundo recuerda hacia 2010 la campaña publicitaria de la poderosa compañía “Diesel”. En esta, una chica se encima a una escalera para levantarse su blusa blanca y enseñar sus pechos a una cámara de seguridad. El título de la campaña fue: “Smart may have the brains bust stupid has the balls.” La traducción libre sería: “El inteligente posiblemente tiene cerebro, pero el estúpido tiene huevos”. En algunos países, esta campaña fue censurada porque mostraba a las nuevas generaciones “conductas inapropiadas”.
Esquina-bajan
“Conductas inapropiadas”, cuando las señoritas de buen ver, hacen arder las redes sociales, twitter e instagram, facebook y aún, la vida misma, la calle, cuando cualquier día y luego de ir a la escuela, se visten con mallas, jeans ajustados y dejan ver aquello que antes se ocultaba como un pedazo de sol bajo la falda: el sexo; la cicatriz que nunca cierra, decía Carlos Fuentes. Ahora y debido a la moda urbana, la vulva se muestra explícitamente, se ven los labios de la vagina generosos, en su perfecta división y hendidura merced a lo que se llama “camel taoe”. La “pezuña de camello”. ¿Para que sirven las redes? Para intercambiar estas fotografías y sus ligas.
Desde el año pasado, octubre o noviembre, circula en red la 23ª edición del “Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española” (RAE). ¿Sabe usted cuál ha sido su término, la palabra, el concepto más buscado? “cultura” con 340 mil 052 consultas. Queda de manifiesto una cosa: los ciberadictos no conocen la definición de un término tan cotidiano, tan de uso común pero sobre todo, un término de vida, una palabra que da e insufla vida misma: la cultura. Y no, los internautas no saben de su definición. Ni definición y menos su puesta en práctica.
¿Ha dónde vamos, a dónde llegaremos? No lo sé, pero quien marca la agenda son los motores de búsqueda (Google, Yahoo…) no los conspicuos miembros de la Academia. Se ha incorporado por presión (“navegabilidad” le nombran) de los cibernautas la opción de “completado” de palabras. Es decir, completar la ignorancia de no saber escribir. Si usted deletrea por ejemplo “con…” automáticamente el Diccionario en red le siguiere cuál es la palabra que usted busca: “consulta”, “consabida”, “consulado”… La afasia, pues.
Letras minúsculas
¿Perdóneme César Elizondo, a ese mundillo de ignorantes de 140 “caracteres” que intercambian fruslerías, jamás palabras ni ideas, no pertenezco.