Saberes en Totonacapan

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Saberes en Totonacapan

 

Junto al contaminado río Cazones en Veracruz se encuentra la Región de Totonacapan, en torno a la ciudad prehispánica ceremonial El Tajín. En esta región se ubican los municipios de Papantla, Gutiérrez Zamora, Tecolutla, Coatzintla, Cazones y Poza Rica.

Se nos olvida tener conciencia del acto de respirar por tanta contaminación auditiva y visual en las ciudades, pero cuando nos encontramos en lugares como este, en los que se escuchan las voces de la naturaleza, logramos escuchar también nuestra propia respiración.

En la Región de Totonacapan –cuna de los totonacos– presencié una reunión que me cimbró por su nivel de inteligencia colectiva. Cada día 19 se convoca en el Centro de las Artes Indígenas (CAI) del Parque Takilhsukut al Consejo de Ancianos. La reunión fue en el Cantillán, un espacio sin paredes techado con palmito, en el que integran un altar católico con características indígenas. El CAI está considerado desde diciembre de 2012 por la UNESCO como buena práctica de Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial.

Al frente de tres filas semicirculares y presidiendo el Consejo de Ancianos, un grupo de abuelas y abuelos fueron uno a uno compartiendo sus consejos coordinando su participación el Tata Guadalupe. A un costado del altar con imágenes religiosas está la fotografía de don Juan Cimbrón, quien fue uno de los abuelos pioneros del movimiento, encabezando un altar de muertos por cierto de gran belleza.

Primero las abuelas y luego los abuelos, uno a uno van compartiendo sus consejos sin ser interpelados. Casi todos ellos hablan de los planes para el 2019 con una sabiduría que mueve los sentidos.

La abuela Luciana, quien fue la mujer que antes de la reunión del consejo me sahumó al concluir la parte ceremonial, dijo a la concurrencia: “Somos árboles grandes que hemos arrojado muchas semillas y ahora le toca a los jóvenes entrarle al trabajo. En cada corazón está la vida”. Doña Luciana de físico menudo realzaba su aspecto femenino con pequeñas flores blancas naturales sobre su cabello del mismo tono.

Es una mujer que sabe usar las armas y el azadón. Siempre defendió su dignidad y está de pie bendiciendo con su sonrisa y sus palabras suaves a las personas que la rodean, pero pese a su dulzura sabe luchar cuando se amerita brotándole un carácter fuerte.

Son los tiempos de nini, en los que no se puede producir bien ni las calabazas ni el frijol ni el maíz. Las vainas “vienen vacías”. La siembra será después del 30 de noviembre aunque el calendario ha cambiado porque se ha dañado a la Tierra y los totonacos no saben si habrá una buena producción, pero en sus palabras buscan algo que les ayude a encontrar abundancia. Quieren también entre los jóvenes hombres que sean talipaw (gente buena) para buscar el buen vivir en el futuro. Sólo así la semilla se seguirá reproduciendo.

“Hay que hilvanar el algodón aunque se deshaga el tejido para volverlo hacer”, dice Gerardo Espinoza, presidente del Consejo de Ancianos. Comenta a los suyos hablando en plural, que el pueblo totonaco tiene el don de la estrella “que nos ilumina y que puede dar luz a todos los pueblos de la Tierra”.

El día 30, San Andrés recibirá a las ánimas y recogerá a los difuntos. Ellos dicen que los que no se quieren ir son los asesinados. Esta magia existe en la región del Tajín. ¡Volveré!